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Nacido Para Reinar Destinado A Morir

Nacido Para Reinar Destinado A Morir

Status: Terminada
Genre:Completas / Batalla por el trono / Viaje a un mundo de fantasía / Reencarnación
Popularitas:4.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Gabrielcandelario

En un reino sumido en la incertidumbre, el inesperado fallecimiento del rey desata una sucesión al trono llena de intrigas y peligros. En medio de este caos, nace un príncipe, cuyo destino está marcado por la tragedia. Desde el momento de su nacimiento, el joven príncipe es reconocido como el legítimo heredero al trono. Criado en la sombra del poder, su vida transcurre entre los muros del palacio, donde aprende el arte de gobernar y se prepara para asumir el manto de la corona. Sin embargo, su destino está irremediablemente sellado. Una antigua profecía dicta que el nuevo rey deberá pagar un precio aún más alto: su propia vida. Cuando la amenaza se cierne sobre el reino, el príncipe se encuentra ante una disyuntiva inquietante: aceptar su inevitable muerte o luchar por la supervivencia de su pueblo. En una trama trepidante, que combina la alta fantasía con la intriga política, el príncipe se enfrenta a la encrucijada de su vida. Deberá tomar una decisión que determinará el futuro del reino y su propia existencia, enfrentándose a fuerzas oscuras, traidores y a su propio miedo a la muerte. "Nacido para Reinar, Destinado a Morir" es una épica historia de sacrificio, lealtad y el poder transformador del amor, que cautivará a los amantes de la ficción heroica y los relatos sobre el destino. ¿Qué le parece esta sinopsis? Espero haber capturado adecuadamente los elementos clave de la trama que ha planteado. Estoy abierto a cualquier comentario o sugerencia que quiera hacer.

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La Prueba del Fuego

Capítulo 22 - "La Prueba del Fuego"

Damián se apartó de ella, con gesto herido.

—¿Cómo puedo creerte, madre? —respondió, con tono airado—. ¿Cómo puedo confiar en ti después de que me has ocultado la verdad durante todos estos años?

Elisa lo miró con expresión angustiada, entendiendo perfectamente su reacción.

—Hijo mío, por favor, escúchame —suplicó, con tono suave—. Lo hice para protegerte, para evitar que otros usaran tu verdadero linaje en tu contra.

Pero Damián negó con la cabeza, sintiendo como la ira y la decepción se apoderaban de él.

—¿Protegerme? —espetó, con tono amargo—. ¡Me has mentido toda mi vida! ¿Cómo puedo saber que no me has estado utilizando todo este tiempo para mantener tu propio poder?

Elisa lo miró con gesto dolido, sin poder negar esa posibilidad.

—Damián, por favor, debes creerme —insistió, con tono desesperado—. Yo te amo más que a nada en este mundo. Eres mi hijo, independientemente de tus orígenes.

El joven rey la miró con gesto desconfiado, sintiéndose traicionado y herido por aquella revelación.

—¿Cómo puedo estar seguro de eso, madre? —preguntó, con tono acusador—. ¿Cómo puedo saber que no has estado mintiéndome todo este tiempo?

Elisa lo miró con expresión suplicante, sin saber cómo convencerlo de su sinceridad.

—Damián, por favor, debes confiar en mí —dijo, con tono angustiado—. Yo nunca he querido hacerte daño. Siempre he actuado pensando en tu bienestar y en el de Aetheria.

Pero Damián negó con la cabeza, sintiendo cómo la desesperación se apoderaba de él.

—¿Mi bienestar? —espetó, con tono amargo—. ¿Cómo puedes decir eso después de haberme ocultado la verdad? ¿Cómo puedo saber que no has estado manipulándome todo este tiempo?

Elisa lo miró con expresión desgarrada, sintiendo cómo su corazón se partía al ver el sufrimiento de su hijo.

—Damián, por favor, tienes que creerme —suplicó, con tono desesperado—. Yo te amo más que a nada en este mundo. Eres mi hijo, y nada ni nadie podrá cambiar eso.

Pero Damián se limitó a mirarla con gesto impasible, sin dejarse conmover por sus lágrimas.

—¿Cómo puedo estar seguro de eso, madre? —preguntó, con tono frío—. Después de todo lo que me has ocultado, ¿cómo puedo confiar en ti?

Elisa lo miró con expresión desolada, sintiendo cómo el peso de sus acciones la aplastaba.

—Damián, por favor —dijo, con tono suplicante—. Déjame demostrarte que puedes confiar en mí. Déjame ayudarte a enfrentar esta crisis.

Pero Damián se limitó a negar con la cabeza, con gesto resuelto.

—Lo siento, madre —respondió, con tono grave—. Pero en este momento, no puedo confiar en ti. Necesito estar solo para pensar en todo esto.

Dicho esto, se dio media vuelta y se alejó, dejando a Elisa sola y desolada en sus aposentos.

La reina se dejó caer sobre una silla, sollozando amargamente, consciente de que había traicionado la confianza de su hijo.

Mientras tanto, en las sombras del palacio, los nobles conspiradores sonreían con satisfacción, viendo cómo su plan estaba dando frutos.

—Parece que nuestro pequeño plan ha funcionado a la perfección —dijo uno de ellos, con tono malicioso.

Otro de los nobles asintió, con gesto complacido.

—Así es —respondió, con tono sombrío—. Ahora, Damián está cuestionando todo lo que creía saber sobre sí mismo y sobre su familia.

El primer noble los miró con expresión triunfal, consciente de que habían logrado debilitar la autoridad del joven rey.

—Pronto, su reino se derrumbará como un castillo de naipes —dijo, con tono resuelto—. Y nosotros estaremos allí para recoger los pedazos.

Los demás nobles asintieron, con gesto decidido, y comenzaron a trazar los siguientes pasos de su plan.

Mientras tanto, Damián se encontraba solo en sus aposentos, sumido en un mar de confusión y angustia.

¿Cómo podía ser cierto todo lo que le había dicho su madre? ¿Acaso toda su vida había sido una mentira? ¿Realmente no pertenecía a la familia real?

Sentía como si el suelo se abriera bajo sus pies, y no lograba encontrar un punto de apoyo en el que sostenerse. Toda su vida, había creído ser el legítimo heredero al trono de Aetheria, y ahora todo parecía estar en duda.

¿Y si sus nobles tenían razón? ¿Y si él no era más que un simple bastardo, sin derecho a gobernar este reino?

Damián se llevó las manos a la cabeza, sintiendo cómo la desesperación lo iba consumiendo poco a poco.

En ese momento, llamaron a la puerta de sus aposentos, y el joven rey se sobresaltó, temiendo que fuera su madre o alguno de sus consejeros.

—¿Quién es? —preguntó, con tono cansado.

—Soy yo, lord Víctor —respondió una voz familiar desde el otro lado de la puerta—. ¿Puedo pasar, majestad?

Damián dudó por un momento, pero finalmente decidió acceder.

—Adelante, lord Víctor —dijo, con tono grave.

El anciano consejero entró en la habitación, con expresión preocupada.

—Majestad —dijo, con tono respetuoso—, he oído los rumores que circulan por el palacio. ¿Es cierto lo que se dice sobre vuestros orígenes?

Damián lo miró con gesto cansado, sintiendo cómo la desesperación se apoderaba de él.

—Sí, lord Víctor —respondió, con tono sombrío—. Al parecer, no soy el hijo biológico de Elisa y el rey Alonso. Soy un simple bastardo, criado como heredero al trono.

El anciano consejero lo miró con expresión comprensiva, acercándose a él con gesto paternal.

—Majestad —dijo, con tono tranquilo—, independientemente de vuestros orígenes, vos sois el legítimo rey de Aetheria. Nada ni nadie puede cambiar eso.

Damián lo miró con gesto desolado, sin poder evitar la angustia que lo consumía.

—¿Cómo puede ser eso cierto, lord Víctor? —preguntó, con tono desesperado—. Si yo no soy el verdadero heredero, ¿cómo puedo seguir gobernando este reino?

Lord Víctor lo miró con expresión serena, colocando una mano sobre su hombro en un gesto reconfortante.

—Majestad —respondió, con tono firme—, vos sois el rey que Aetheria necesita en estos momentos. Vuestro origen no cambia el hecho de que habéis demostrado ser un gobernante justo y capaz.

Damián lo miró con gesto dubitativo, sin estar del todo convencido.

—Pero, lord Víctor —dijo, con tono angustiado—, ¿qué pasará si los nobles se niegan a aceptarme como rey después de saber la verdad sobre mi linaje?

El anciano consejero lo miró con expresión grave, consciente de la gravedad de la situación.

—Eso es algo que debéis enfrentar, majestad —respondió, con tono solemne—. Pero no dejéis que esos rumores minen vuestra autoridad. Demostrad a vuestro pueblo que sois digno de ser su rey, independientemente de vuestros orígenes.

Damián lo miró con gesto cansado, sintiéndose abrumado por la responsabilidad que pesaba sobre sus hombros.

—¿Y cómo puedo hacer eso, lord Víctor? —preguntó, con tono desesperado—. ¿Cómo puedo convencer a mi pueblo de que soy digno de gobernarlos, cuando ni siquiera yo mismo estoy seguro de ello?

Lord Víctor lo miró con expresión serena, sin dejarse intimidar por su angustia.

—Majestad —dijo, con tono firme—, vuestra valía no radica en vuestro linaje, sino en vuestras acciones y en vuestra determinación. Demostrad a vuestro pueblo que sois un rey justo y capaz, y ellos os seguirán sin importar vuestros orígenes.

Damián lo miró con gesto dubitativo, pero luego asintió, sintiendo cómo la determinación comenzaba a reavivarse en su interior.

—Muy bien, lord Víctor —respondió, con tono grave—. Haré todo lo que esté en mis manos para probar mi valía como rey de Aetheria.

El anciano consejero le dedicó una leve sonrisa, satisfecho de ver la resolución en los ojos de su joven rey.

—Así me gusta, majestad —dijo, con tono aprobatorio—. Ahora, es momento de que enfrentéis a vuestros nobles y les demostréis que sois digno de gobernar este reino.

Damián asintió, tomando una profunda respiración para calmar sus nervios.

—Tienes razón, lord Víctor —dijo, con tono firme—. Es hora de que enfrente esta crisis de frente.

Dicho esto, el joven rey se dirigió a la sala del consejo, donde lo esperaban sus nobles más influyentes. Todos ellos lo miraron con expresión tensa, conscientes de los rumores que circulaban sobre su linaje.

Damián los observó con gesto sereno, sin dejarse intimidar por sus miradas.

—Mis señores —dijo, con tono grave—, sé que muchos de vosotros habéis oído los rumores sobre mis orígenes. Y quiero dejar en claro que es cierto, yo no soy el hijo biológico de Elisa y el rey Alonso.

Varios de los nobles intercambiaron miradas inquietas, conscientes de que aquella revelación podría debilitar la posición del rey.

—Pero —continuó Damián, con tono firme—, eso no cambia el hecho de que soy vuestro legítimo rey. El rey Alonso me adoptó y me crió como su propio hijo, y yo he dedicado mi vida a servir a este reino y a su gente.

Lord Víctor lo miró con expresión orgullosa, complacido de ver la determinación en su joven rey.

—Majestad —intervino uno de los nobles, con tono dubitativo—, entendemos vuestras palabras. Pero, ¿cómo podemos estar seguros de que vuestra autoridad no será cuestionada por los demás?

Damián lo miró con gesto severo, sin dejarse intimidar por su desconfianza.

—Porque yo soy el rey que Aetheria necesita en estos momentos —respondió, con tono resuelto—. Mis orígenes no definen quién soy o lo que puedo lograr por este reino.

Otro de los nobles se puso de pie, con gesto serio.

—Majestad —dijo, con tono cauteloso—, entendemos vuestras palabras. Pero, ¿qué pasará si algunos de nuestros compatriotas se niegan a aceptaros como su legítimo gobernante?

Damián lo miró con expresión firme, sin vacilar en su respuesta.

—Entonces, probaré mi valía con hechos —respondió, con tono determinado—. Haré todo lo que esté en mi poder para demostrar que soy digno de ser vuestro rey, sin importar mis orígenes.

Los nobles lo miraron con gesto sorprendido, sin esperar esa respuesta de su joven monarca.

—Majestad —intervino lord Víctor, con tono solemne—, estamos a vuestro lado. Haremos todo lo posible por demostrar a nuestro pueblo que vos sois el rey que Aetheria necesita.

Damián lo miró con gesto agradecido, sintiéndose reconfortado por el apoyo de su anciano consejero.

—Gracias, lord Víctor —respondió, con tono sincero—. Confío en que juntos podremos superar esta crisis.

Luego, se dirigió a los demás nobles con gesto resuelto.

—Señores —dijo, con tono grave—, os pido que me apoyéis en este momento. Juntos, demostraremos al pueblo de Aetheria que soy digno de ser su rey.

Los nobles lo miraron con gesto serio, conscientes de la importancia del momento. Finalmente, uno de ellos, un duque de avanzada edad, se puso de pie.

—Majestad —dijo, con tono solemne—, contad con nuestro apoyo. Haremos todo lo que esté en nuestras manos para defender vuestra autoridad y vuestra legitimidad como rey de Aetheria.

Los demás nobles asintieron, con expresión decidida, y Damián sintió cómo un peso se le quitaba de encima.

Sabía que aún enfrentaría muchos desafíos, pero confiaba en que, con el apoyo de sus nobles más leales, podría superar esta crisis y demostrar su valía como gobernante.

Mientras tanto, en las sombras del palacio, los conspiradores observaban con frustración cómo su plan parecía estar fracasando.

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Haydee Coromoto Medina
no gusto
Lía Thiago
Ay no, esto me recuerda ciertas negociaciones políticas donde las partes toman ventaja para traicionar.
Gabriel: ¡Me voy a reír!. Gracias por leer mi historia. Si hay faltas autografica me disculpo y también me disculpo por los párrafos repetidos.
total 1 replies
Lía Thiago
🤣🤣🤣 Pensé igual🤣🤣
Lía Thiago
Ese es el precio de la guerra, al menos es un rey valiente.
Milcaris
Difícil y muchas muertes pero se ganó y ahora debería reinar la paz..
Milcaris
Que lastima, cuántas muertes por no llegar a acuerdos.
Lía Thiago
Ya salió el peine.
Lía Thiago
¿Será qué Victor no es lo que parece?
Lía Thiago: estamos igual 🤣🤣🤣
Milcaris: Estoy confundida, primero dude de él y lo creí en contra del rey. Ahora estoy pensando que si está ayudando.
total 2 replies
Lía Thiago
Este bicho como que está alborotando a los señores feudales.😡
Lía Thiago
Victor es un rastrero 😡
Lía Thiago
No soy yo y ya estoy molesta🤣🤣🤣
Lía Thiago
Eso es de sabios.
Lía Thiago
Estaría alejado de las cuestiones políticas, pero tiene mucha agudeza al observar, eso le será beneficioso.
Lía Thiago
Excelente, atrapa desde un inicio, además del uso de un lenguaje culto y redacción impecable, Seguido a partir de este momento. Exitos 🌹
Milcaris: Pocas veces encontramos historia de hombres en esta app. Es una novela muy buena y como dices vale la pena seguir y apoyar, más cuando son escritores que están comenzando y su trabajo es bueno.
total 1 replies
Lacarvel
Mano dura y con eso aprenden las minorías 👌🏼
Lacarvel
ellos merman pero los rebeldes también
Lacarvel
eso pasó esta vez perooo en las demás provincias no será así por qué ya vieron hasta donde llegas.
Lacarvel
Ya era hora que pusiera mano dura
Lía Thiago: siiii una mezcla del tuyo con el de la uruguaya 🤣🤣🤣🤣
Milcaris: 🤣🤣🤣solo un poco 🤏🏻🤏🏻🤏🏻
total 3 replies
Milcaris
Damian con punto a favor. La guerra no se gana en una sola batalla.
Milcaris
Damian debería hablar con uno de ellos, quizás las órdenes del Rey para su pueblo no fueron llevadas a cabo y ahora la rebeldía.
Milcaris: Vale la pena apoyar a quien hace un buen trabajo.
Gabriel: Gracias por leer mi historia. “Si encuentras capitulo repetidos, me disculpo de ante mano”. Te quiero mucho
total 2 replies
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