En sus últimos momentos antes de morir en las manos del héroe del mundo, Sirius aquel que eligió ser un villano cae en conciencia de sus acciones y se arrepiente de todo el mal que ha causado en especial a los que un día fueron sus seres queridos. Solo al enfrentar la muerte entiende lo lamentable que fue el camino que eligió y con sus últimas fuerzas pidió a los cielos por que le dieran una nueva oportunidad. Sin saber que era escuchado por alguien en las alturas que le otorgó tal milagro.
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Capítulo 22: Virgilio Greys
-Saludo a uno de los 12 grandes - Dijo Sirius inclinándose levemente
-¿Oh?, me sorprende que sepas quien soy con un solo vistazo - Comentó Virgilio
-Hasta para alguien de baja experiencia es fácil reconocer un alma tan extraordinaria como la suya - Señaló Sirius
-Cierto, cierto es un sello que revela la presencia de uno de los doce, pero dime ¿Sabes cuál es mi nombre? - Pregunto Virgilio rascando su barbilla
-Los rumores son ciertos en la Academia no hay solo uno de los grandes portadores sino dos, y puedo saberlo con una mirada, usted es Virgilio Greys el creador celestial
Sirius recordaba a ese hombre era conocido por ser un excéntrico qué gustaba de usar anillos forjados por herreros espirituales. Cada uno de los cuales portaban una habilidad única que podía ser activada bajo ciertas condiciones.
Además, su apodo de portador se lo había ganado por haber desarrollado un poder especial único al alcanzar la tercera etapa de alma.
-El joven es listo y conoce su lugar, tu lengua afilada se ha ocultado, je, je, je, eres todo un zorro - Al decir esto Virgilio hizo aparecer un cigarrillo y lo encendió con una llama qué salía de su dedo
Esta era su poder único, la capacidad de crear cualquier objeto. Un poder asombroso aunque con limitaciones, el objeto generado solo se mantenía existiendo de acuerdo al nivel de energía que Virgilio les diera. Y ya que era prácticamente traer cosas de su imaginación la habilidad requería mucha aura para activarse. Otra cosa es que no podía generar nada vivo o al menos eso aseguraba Virgilio.
En la leyenda inicial del creador celestial se decía que este había nacido como un pobre vagabundo qué se abrió paso en la sociedad con su propio talento y esfuerzo, empezando su camino como el guardia de una de las grandes familias. Se decía que como había vivido lo que era la pobreza y el hambre, no quería que nadie más lo pasara, por eso había dado forma a su habilidad por su fuerte deseo compartir con la gente necesitada.
Pero Sirius, un cínico no creía este tipo de tonterías. Además, él conocía el futuro y sabía toda la verdad que se destapó de Virgilio en uno de los incidentes más oscuros de la academia y donde se dio la lucha de dos de los grandes portadores. Todo terminaría con la llegada de la santa orden y el exterminio de uno de los 12.
Virgilio Greys, una persona que se considera pura y altruista era en realidad una creatura egoísta qué en un afán de revivir a su primera esposa, ideó una habilidad que le permitiera volver a traerla al mundo, aunque fuera moldeada por sus propias manos. Algo enfermizo y despiadado pues para activar tal poder requería el uso del sacrificio de un alma única. Todo ese cuento de estar buscando a un discípulo solo era una fachada para buscar y secuestrar a alguien que llenará todos sus requerimientos. No se podía decir que era malo realmente, tal vez solo estaba desesperado, al final era la definición de un villano trágico.
-Ayer eras león, pero ahora ante mí, ocultas la melena - Acusó Virgilio sonriendo
-Ante un gobernante no se puede ser arrogante - Exclamó Sirius
-Como ya habrás descubierto fue este pobre viejo el que observó la primera prueba ayer, la actuación qué mostraste me sorprendió bastante, eres un talento extraño, pero no puedo negar que me irritó tu retorcida alma, soy un defensor de la justicia y no puedo dejar tal muestra de maldad - Comentó Virgilio mostrando levemente su aura a través de sus ojos como un centello
Solo eso basto para que Sirius fuera presionado por el despliegue de fuerza.
-El joven no busco ofender al sabio, gran maestro Greys, debe saber que soy débil y por eso me veo obligado a recurrir a métodos bárbaros y rastreros para que la gente me respete, en verdad, en verdad le digo que mi naturaleza no es maligna - Repuso Sirius con una mueca que no ocultaba qué estaba mintiendo
Virgilio puso una cara de desagrado pero a la vez no pudo evitar reír por la audacia del joven.
-¿Dices que eres malo como forma de protección? - Le pregunto
-Cierto es gran maestro, ya sabe todos hacemos uso de la fuerza que está a nuestra mano, la mayoría no nace con el poderío innato - Aludió
-Lo que dices guarda razón, los hombres fuertes son escasos y vistosos, muy diferentes a los que son como zorros astutos ocultos en la noche - Respondió Virgilio con burla
Sirius mantuvo su mirada oculta.
De pronto los ojos del creador celestial se iluminaron.
-¡Oh! ¿Pero qué es esa maravilla? - Preguntó señalando el anillo de camuflaje en la mano de Sirius
El villano se congeló por un instante, aquel anillo era lo único que suprimía su alma malvada. Que Virgilio se interesará en él lo ponía en peligro. Aunque se sintió asombrado de que el poder del anillo pudiera ocultar el color de su aura de los ojos agudos de uno de los portadores más fuertes. Ese Wencell Pall sin duda no era alguien común debía investigarlo más a fondo.
Pero ahora debía desviar la atención de Virgilio del anillo.
-Chico es un anillo realmente inusual, este viejo te lo puede decir he visto muchos de ellos, pero este es único por más que lo miro no puedo descifrar los elementos usados para crearlo mmm - Decía Virgilio casi pegado a la mano de Sirius
(Este anciano chiflado) - Se quejó en su mente
Virgilio alargó sus manos para tocar el anillo, Sirius sabía que no debía dejar que lo tocara de ningún modo. Pero realmente no había forma en que pudiera ir en contra de uno de los 12.
Aunque hubo algo que lo salvó de su apuro, un rostro femenino y frío que se asomó del aula del examen.
-¿Es usted consejero Greys? - Pregunto la instructora Sonia
Virgilio puso una cara asustada, era común, ya que Sonia era la hermana menor de su esposa fallecida por lo que el parecido era notorio, eso le incomodaba. Además, su relación con ella no era buena.
-Señorita instructora qué maravilla verla - Dijo Virgilio sin voltear hacia Sonia
-Volteé siquiera señor consejero, de hecho hay algunos detalles que quiero tratar con usted acerca de sus informes - Comentó Sonia con voz sería
-¿Qué pasa con mis informes? - Pregunto Virgilio
-Nada, porque no ha entregado ningún informe por dos meses - Dijo con frialdad la mujer
-No... Yo si los entregué creo -
Sonia solo lo miro con una paciencia recelosa.
-Lo dejaré con sus asuntos je, je, je consejero Greys, no le quitaré más tiempo - Dijo Sirius al ver su salida caída del cielo
Virgilio lo miro como un traidor qué abandona a un camarada en una trinchera.
-Chico, no olvides, los ojos son agudos y numerosos, la maldad aunque oculta se distingue fácilmente por su oscuridad - Dijo sonriendo Virgilio
Sirius se sacudió, eso era una advertencia para él y un consejo de villanos que decía "Si te portas mal cuida qué no te vean".