Sebastián, un gran mercenario y mano derecha del hombre más temido del país, termina siendo asesinado por azares del destino o quizás por su propia voluntad. Por los daños causados a otras personas deberá redimirse para tener la oportunidad de reencarnar en el cuerpo de alguien más, para eso tendrá que vivir la vida de otra persona.
¿Podrá hacerlo?
¿Qué tan difícil será adaptarse a su nueva vida?
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Nanas
Tan pronto como habían terminado de cenar, Agatha devolvió todo a la cocina y enseguida regresó a la habitación de Alana, su agradecimiento era muy grande en ese momento, ya que por primera vez había cenado antes de la media noche, incluso hubo días que no alcanzó a cenar nada, por eso el gesto de Alana llenó de calidez su corazón.
—¿Listo?, bien. ¿Dónde dormirán ustedes?— dudosa, preguntó
—No dormiremos, nuestro deber es cuidarla— respondió Yaneth
—Parece que lo dicho por mi, les entra por un oído y les sale por el otro. ¿Cómo van a cuidarme si van a andar cansadas por tanto sueño?— impaciente, volvió a cuestionar —ordeno que Yaneth duerma mientras yo duermo, Agatha y Sara se quedarán despiertas. Somos un equipo, tal vez están acostumbradas a hacer las cosas diferentes, pero conmigo no va ser así, como seres humanos necesitamos de descanso y comida, no todo es trabajo. Es mejor que lo entiendan de una vez—
Se dio la vuelta, lista para dormir. Los bebés ya estaban descansando desde un rato antes, por eso también quería aprovechar para descansar lo más que pudiera, porque cuando tuviera que despertarse, ya no dormiría hasta la noche del nuevo día.
Por su parte, Sara les dijo a las doncellas que las órdenes de Alana debían cumplirse, les explicó que su señora era diferente y que siempre se preocupaba por los que tenía a su alrededor y éstos le eran leales, que hicieran caso y así se hizo.
Descansaron primero Alana y Yaneth, la primera guardia fue hecha por Sara que cuidaba de los bebés y claro también contemplaba como dormía Alana, el trabajo de Agatha, era cuidar de la seguridad de la princesa y los príncipes, en ese momento lo hacía con fervor.
Cuando llegó el momento de despertar a Alana, Agatha no quería hacerlo, pero Sara tuvo que hablarle, pues sabía cómo se pondría si se daba cuenta que todo había sido a propósito, también despertaron a Yaneth, que realmente se había quedado dormida, al parecer era de cansancio atrasado. Ahora era tiempo de que Agatha y Sara durmieran, por órdenes de Alana, tuvieron que obedecer, en especial Agatha que estaba renuente a no hacerlo.
Después de una noches de si y no, por fin llegó el nuevo amanecer, para las doncellas todo era felicidad, habían descansado más de lo que normalmente descansaban, le prepararon el baño a Alana y la vistieron muy elegante, aunque sencilla por petición de la mujer.
—Alteza, ¿quiere desayunar abajo, o le traemos su desayuno aquí?— preguntó Yaneth
Por supuesto, después del mal rato pasado la noche anterior, decidió desayunar en su habitación y así se hizo, solo que está vez pidió que trajeran suficiente comida para cuatro personas.
Las acciones de Alana no les estaba gustando a sus doncellas, si alguien más de la familia real llegase a enterarse de lo que estaba sucediendo, podrían castigarlas, por el simple hecho de comer lo mismo que los integrantes de la familia real.
—¿Qué es esto?— molesta preguntó Alana.
Yaneth había llevado comida para cuatro personas, pero de esa comida había dos porciones que parecían ser sobras de la comida hecha la noche anterior.
—Alteza, no podemos comer lo mismo que usted, si alguien más se entera, nos castigarán— apenada, explicó la doncella
—¿Están bien con esto?— quería corroborar que no les importaba o que al menos no se sentían mal al ser alimentadas de esa manera.
—Estamos muy bien alteza, agradecemos por el permitirnos al menos desayunar a la misma hora que usted y también por dejarnos dormir a su lado— con los ojos cristalizados, respondió Agatha
—Bien, comamos entonces. Cuando tenga mi propia casa, esto dejará de ser así, me gustaría que me acompañen si así lo deciden— propuso la hermosa mujer, dando inicio a su abundante desayuno, claro que Sara si comió de lo mismo, pues a ella no podrían castigarla aunque quisieran
Más adelante, recibieron una nota de parte del emperador para que Alana se reuniera con él, en el salón principal. Al parecer ya tenía a las candidatas para ser nanas de los príncipes.
Enseguida fue al lugar y se encontró con la sorpresa de que la emperatriz también estaba ahí.
—Majestades— saludó con una reverencia. —Es un gusto verlos— sonrió
—Bienvenida cariño— tocando su hombro, la emperatriz saludó
—Princesa, estás son las candidatas para ser las nanas de los príncipes. Estos son sus currículum, léelos y si quieres preguntarles algo, puedes hacerlo— informó el emperador, entregando varias hojas de papel a Alana
—Gracias majestad— mostrando una sonrisa grande, agradeció
Alana comenzó a mencionar un listado de cualidades para todas las mujeres presentes. Quién no tuviera alguna cualidad, debía retirarse.
•No debe estar casada ni en una relación
•Debe saber cocinar
•Debe saber lo básico de medicina
•Debe saber sobre la limpieza de un infante
•Debe haber tratado con niños de todas las edades
•Debe saber defenderse
•Debe poder actuar en un momento de sorpresa
•Debe actuar de manera racional
•Debe ser honesta y leal
Cuando Alana dejó de nombrar las cualidades que debía tener la persona que debía cuidar a sus pequeños, solo habían quedado tres personas, de veinte que había al principio. A lo lejos podía ver cómo la emperatriz estaba hablando con algunas de las cuales no cumplían con dichas cualidades.
—Majestad, no es posible que pidan tanto por ser la nana de unos hijos sin reconocer— se quejaba una de las chicas, pues había sido la emperatriz quien la recomendó
—Hablaré con mi hija, ella tendrá que cambiar de opinión— le decía a esa joven mujer
—¡No lo haré!— enojada interrumpió —son mis hijos, soy yo quien decide que es lo mejor para ellos y tú saliste después de la segunda cualidad, ¿qué mujer en estos tiempos no sabe cocinar?— arrogante cuestionó
Alana no estaba dispuesta a permitir la intervención de nadie, a excepción de su padre, la única persona que realmente quería lo mejor para ella y sus hijos.
—¿Cómo se atreve a hablarle así a su majestad?— preguntó la mujer, intentando tomar del brazo a Alana
Enseguida, su cuerpo fue cubierto por un aura negra, que la hizo paralizarse. —Lo único que pedí fue respeto, no fue mucho y aún así me lo negó. Tú no eres nadie para cuestionar mi actuar, él único que puede hacer eso es mi padre— dejando a la mujer paralizada, la dejó caer en el piso.
—Tendremos problemas con su familia, son importantes— se quejaba la emperatriz
—Majestad, nadie se atrevería a ir en contra de la voluntad del emperador, incluso si lo hicieran me tiene a mi para respaldarlo, parece que es usted quien no lo respeta lo suficiente como para defender a una desconocida y no a la primogénita del imperio — culpó a su madre
Si no les gusta pasen a otra novela y no jordán a los demás y si tan incas son aún sus propias novelas 🤷 🙄