está es la historia de Betty una jovencita luchadora , positiva y humilde; que sin querer atrae la atención de un hombre que es lo opuesto a Betty.
Antoni Santino un hombre con cicatrices del pasado ,desconfiado y cerrado al amor.
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Capítulo 15: Revelaciones y Alianzas Inesperadas.
Valeria no pudo dormir bien la noche anterior. Los pensamientos sobre Antoni, Betty, y el rumbo que había tomado la vida de su hijo la mantenían despierta. La cita con el investigador estaba programada para las diez de la mañana, pero Valeria decidió llegar al café media hora antes. Necesitaba tiempo para ordenar sus pensamientos antes de enfrentarse a lo que podría ser una de las conversaciones más importantes de su vida.
El café estaba ubicado en una esquina tranquila del centro de la ciudad, un lugar discreto, perfecto para una reunión que requería privacidad. Valeria eligió una mesa cerca de la ventana, desde donde podía observar el flujo constante de personas en la calle. Al poco rato, el investigador llegó, un hombre de mediana edad con una expresión serena pero profesional. Se sentó frente a ella y, sin perder tiempo, sacó una carpeta gruesa de su maletín, la cual colocó suavemente sobre la mesa.
—Señora Valeria, gracias por su paciencia —empezó el investigador con voz calmada—. Lo que tengo que contarle es bastante revelador, y creo que entenderá que me he tomado el tiempo necesario para asegurarme de que toda la información sea veraz.
Valeria asintió, tratando de mantener la compostura, aunque por dentro sentía un nudo en el estómago.
—Estoy lista para escuchar lo que ha descubierto —dijo, esforzándose por mantener su voz firme.
El investigador abrió la carpeta y comenzó a hablar mientras le mostraba fotografías y documentos.
—Betty está viviendo en Los Ángeles, señora. Actualmente, reside en una casa pensión bastante modesto, pero en una buena zona de la ciudad. Comparte su vida con un círculo muy pequeño de amigos, entre los que se destacan dos personas: Amanda y Esteban, hermanos y propietarios de una empresa textil llamada Milly's, empresa dónde la señorita Betty ocupa el cargo de directora creativa.
Valeria escuchaba atentamente mientras el investigador continuaba relatando lo que había descubierto.
—Textiles Milly's es una empresa que heredaron de sus padres, quienes murieron en un accidente cuando Esteban tenía 20 años y Amanda solo 12. Desde entonces, Esteban ha cuidado de su hermana, y juntos han sacado adelante el negocio familiar. Amanda es una mujer joven pero muy independiente. A pesar de tener el respaldo de su hermano, ella decidió forjar su propio camino y demostrar su valía por méritos propios. Fue en DESIGN NYC, donde Amanda conoció a Betty, y desde entonces, se han vuelto inseparables.
El investigador hizo una pausa, permitiendo que Valeria procesara la información. Ella no podía evitar sentir una creciente admiración por Betty y su fuerza para empezar de nuevo en una ciudad desconocida.
—En cuanto a Betty —continuó el investigador—, puedo decirle que es una mujer trabajadora, honesta, y muy reservada. Su vida social es casi nula fuera de su círculo cercano. Amanda y Esteban parecen ser sus únicos amigos en Los Ángeles. A pesar de lo que ha pasado, Betty ha logrado estabilizarse y avanzar.
Valeria suspiró, sintiendo un alivio parcial al saber que Betty estaba rodeada de personas que la apreciaban y cuidaban de ella.
—Pero hay algo más que debo decirle, señora Valeria —el tono del investigador se volvió más serio—. Betty está embarazada. Tiene poco más de seis meses, y según mis cálculos, es probable que haya quedado embarazada mientras aún estaba en Manhattan.
Valeria sintió que el aire se le escapaba de los pulmones. Sus manos temblaban mientras buscaba entre las fotos una que mostrara a Betty con su barriga. Cuando finalmente la encontró, no pudo evitar que las lágrimas llenaran sus ojos. Allí estaba Betty, con una sonrisa tranquila y una mano descansando sobre su vientre redondeado. Podría ser su nieto o nieta, y esa posibilidad la llenaba de una mezcla de alegría y tristeza.
El investigador observó la reacción de Valeria en silencio, dándole espacio para procesar la noticia.
—Betty parece feliz, señora —añadió con suavidad—. Sin embargo, es evidente que ha pasado por momentos difíciles, pero ha encontrado un nuevo propósito con su bebé en camino.
Valeria asintió lentamente, con lágrimas corriendo por su rostro.
—Tendré que hablar con mi esposo y con Antoni —dijo finalmente, aunque su voz apenas era un susurro—. Pero antes, quiero acercarme a Betty de alguna manera. No quiero asustarla, ni presionarla, pero necesito conocer a mi nieto, o nieta. Quiero asegurarme de que esté bien, de que reciba todo el apoyo que necesita.
El investigador le ofreció una suave sonrisa de apoyo.
—Puedo ayudarla en lo que necesite, señora Valeria. Estoy a su disposición.
Después de despedirse del investigador, Valeria pasó el resto del día en silencio, pensando en cómo abordaría la situación. Sabía que no podía simplemente aparecer en la vida de Betty y exigir una conexión. Debía ser cuidadosa, respetuosa, y sobre todo, debía asegurarse de no causar más daño del que ya se había hecho.
Días después:
Valeria decidió que el primer paso sería acercarse a Amanda. Sabía que la joven era la persona más cercana a Betty en Los Ángeles, y si lograba ganarse su confianza, tal vez podría tener la oportunidad de conocer a Betty y, eventualmente, al bebé.
Para lograrlo, necesitaba ayuda dentro de la empresa, y pensó en James, quien era cercano a Amanda por cuestiones laborales. Un día, Valeria lo abordó en la oficina.
—James, necesito pedirte un favor —le dijo Valeria con una sonrisa amable—. Me he enterado de que Amanda, la amiga de Betty, es una buena muchacha. Quisiera conocerla mejor. ¿Podrías ayudarme a organizar un almuerzo con ella?
James levantó una ceja, sorprendido por la solicitud.
—¿Un almuerzo, señora Valeria? —preguntó con cautela—. ¿Tiene algún motivo en particular?
Valeria suspiró, sabiendo que debía ser sincera hasta cierto punto.
—Quiero entender mejor a las personas que rodean a Betty. Ella fue importante para Antoni, y siento que conocer a Amanda me dará una mejor perspectiva de lo que ocurrió. Además, me parece una joven interesante y quiero conocerla más allá de las formalidades laborales.
James asintió, aunque un poco desconcertado. Prometió encontrar el momento adecuado para hacer que ese encuentro sucediera.
El almuerzo con Amanda:
Finalmente, James logró organizar el almuerzo entre Valeria y Amanda. Se encontraron en un restaurante elegante, lejos del bullicio de la ciudad. Amanda llegó puntual, como siempre, y Valeria la recibió con una sonrisa cálida.
—Gracias por aceptar mi invitación, Amanda —dijo Valeria mientras se sentaban—. He oído muchas cosas buenas sobre ti, y quería conocerte mejor.
Amanda, aunque educada, se mantenía reservada, consciente de que cualquier palabra mal calculada podría afectar a su amiga Betty.
—Gracias a usted por invitarme, señora Valeria —respondió Amanda con cortesía—. James me ha hablado mucho de usted también.
El almuerzo comenzó de manera cordial, con charlas superficiales sobre la empresa y el clima. Sin embargo, Valeria sabía que no podía perder tiempo. La situación era delicada, y necesitaba abordar el verdadero motivo de ese encuentro.
—Amanda —dijo Valeria, bajando un poco la voz y mirando a la joven directamente a los ojos—, no quiero ser invasiva, pero necesito decirte algo importante. Ya sé que Betty está embarazada.
Amanda casi se atragantó con su bebida al escuchar esas palabras. Comenzó a toser, y Valeria rápidamente le ofreció un vaso de agua, mientras le daba palmaditas en la espalda.
—Lo siento mucho, no quería sorprenderte de esa manera —dijo Valeria, genuinamente preocupada—. Pero es importante que lo sepas porque quiero ayudar. Quiero estar allí para ella, para el bebé.
Amanda recuperó la compostura y miró a Valeria con una mezcla de desconfianza y curiosidad.
—¿Cómo se enteró? —preguntó Amanda con cautela.
Valeria suspiró y decidió ser completamente honesta.
—Contraté a un investigador privado. Necesitaba saber cómo estaba Betty, después de todo lo que ocurrió. Y cuando supe del embarazo… Amanda, entiendo que quieras protegerla, y no te culpo. Pero necesito verla, necesito saber que está bien y que ese bebé está siendo cuidado. No quiero hacerle daño, solo quiero estar allí para ella.
Amanda escuchó en silencio, tratando de evaluar las intenciones de la señora Valeria. Finalmente, respondió con la misma sinceridad.
—Betty ha pasado por mucho, señora Valeria. No estoy segura de cómo va a reaccionar si le digo que usted sabe sobre el embarazo. No quiero que se sienta invadida o asustada. Pero prometo que hablaré con ella. Le contaré que usted está preocupada y que quiere verla. Sin embargo, no puedo prometer que acepte reunirse con usted. La última palabra será de Betty.
Valeria tomó la mano de Amanda con gratitud.
—Eso es todo lo que pido, Amanda. No quiero forzar nada. Solo quiero que Betty sepa que tiene opciones, que no está sola.
Amanda asintió, aunque con cierto recelo. Sabía que la situación era complicada, pero también entendía que la señora Valeria merecía una oportunidad para demostrar sus intenciones. Después del almuerzo, Amanda volvió a su oficina.
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