Estuve ciega por mucho tiempo, amando a un hombre que nunca me quiso, dando todo por una familia que no era la mía, viviendo en una mentira tan grande, de la cual no me es posible salir, muriendo de a poco y llevándome conmigo el mayor secreto de amor.
Siendo una mera sustituta, sin llegar a poseer nada en realidad, atada a lo que el destino caprichoso quiera llevarla, ocultado su verdadera yo, ¿Podrá alguna vez ser libre y amar en realidad?
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Capitulo XXII Una noche diferente
Samuel
Salí en busca de Amanda por suerte le había dicho a su mamá donde estaría, subí a mi auto y manejaba como loco, miles de escenarios pasaron por mi mente, escenarios donde a mi Amanda le pasaba algo malo, al llegar a aquel bar empezó a llover, estaba muy alejado de la casa, entre buscándola por todos lados, cuando la vi en la barra peleando con el barman, así era ella le gustaba pelear por cualquier cosa, me acerque y le susurré al oído.
Samuel: deja de pelear y vamos a nuestra casa.
Amanda: quien te dijo que vinieras y esa no es nuestra casa, esa es mi casa, anda vete con tu querida Sara y a mí déjame en paz.
Samuel: ya te dije que nos fuéramos a casa estás muy ebria y eso no es bueno para tu salud.
Amanda: jajaja mi salud, mi patética salud, ni siquiera puedo tomar o comer lo que quiera, pues mi salud es una mierda, aún corro el riesgo de volver a enfermar, aún corro el riesgo de morir, qué opinas la próxima vez que aparezca el cáncer a lo mejor aparece en mi cerebro o a lo mejor ya está ahí y por eso soy tan tonta y te perdí por mi estupidez.
Samuel: no digas esas cosas, vamos y hablamos donde no haya tanto ruido.
Amanda: está bien vamos quiero ver a mi hija.
Samuel: primero tienes que estar sobria para poder ir con Mili.
Logré sacarla de aquel lugar, pero afuera el cielo se estaba cayendo, estaba lloviendo demasiado fuerte así que decidí ir a un hotel que estaba muy cerca del bar, al querer registrarnos pedí dos habitaciones, pero por la lluvia todas las habitaciones estaban ocupadas, solamente quedaba una disponible así que la tome y lleve a Amanda hasta la habitación, entramos y dejé a Amanda sentada en el sofá mientras pedía algunas cosas a la recepción para ayudar a Amanda a pasar la borrachera.
Pedí una sopa caliente y algunos analgésicos, le pedí fuera al baño y se quitará la ropa mojada, pero a duras penas podía ponerse en pie, así que la ayude un poco, hice todo lo posible por no verla, no quería que ella pensara que era un abusador, una vez estuvo seca, llegó la comida, empecé a dársela en la boca, recordé el tiempo que ella estuvo enferma, era igual yo dándole de comer en la boca, ya que ella no tenía fuerzas para nada, una vez hubo comido le si los analgésicos u la lleve a dormir, también me quite la ropa mojada y me puse una bata de baño del hotel, acomode el sofá y ahí me acosté, no sin antes llamar a la señora Natalia y decirle que estábamos bien, pero la lluvia no permitía el paso a la ciudad.
Me quedé dormido sin más y llegada un poco más de la media noche sentí unas manos recorriendo mi cuerpo, me asusté pues aquí solo estamos Amanda y yo, abrí los ojos y ahí estaba ella mirándome con esos ojos que tanto me gustaban.
Amanda: estás bien?
Samuel: si, no te preocupes.
Amanda: debes estar muy incómodo en ese mueble, mejor compartamos la cama igual nos conocemos desde hace mucho y confío en ti.
Samuel: no quiero molestarte, mejor me quedo aquí.
Amanda. No seas terco ven no me molestas además por mí estas en esta situación.
Tenerla tan cerca me volvía loco, como quería besarla y sentir su cuerpo, solo que no me atrevía a pesar de todo lo que dijo hoy sé que lo hizo por los efectos del alcohol, Amanda por qué no te conocí antes, seguramente fuésemos felices, pensé.
Samuel: está bien vamos a dormir, espero no ronques, porque te tiro de la cama.
Amanda: jajaja no te podría decir si ronco pues nunca me he quedado despierta para darme cuenta.
Samuel: jajaja eres tan ocurrente mejor duérmete ya, cuando pare la lluvia nos vamos.
Amanda: ok, hasta mañana.
Me dio la espalda y se quedó dormida al instante, a mí me costó más dormir pues tenerla así de cerca me ponía algo tenso, al final el cansancio me venció y terminé dormido.
Al día siguiente al despertar me encontré a Amanda abrazada a mí, está sensación es única, parecíamos una pareja de enamorados que pasaban sus noches abrazados, mejor la despierto para irnos a la casa, pensé, solo que ella se me adelantó y despertó sola.
Amanda: hola buenos días.
Samuel: buenos días, dormilona.
Amanda: dormimos abrazados, eso fue nuevo para mí.
Samuel: nos abrazamos después de dormirnos así que no teníamos control de nuestras acciones.
Amanda: eso fue anoche, entonces por qué seguimos abrazados?
En ese momento me di cuenta de que aún seguíamos en la misma posición en la que amanecimos, la solté con pena.
Samuel: lo siento, mejor vamos a casa.
Amanda: por qué eres tan tímido, pareces un adolescente igual no estamos haciendo nada malo, somos amigos y nos tenemos confianza.
Samuel: si somos amigos, hay que irnos tus padres deben estar preparados.
Me levanté de la cama, la ropa se había secado así que nos cambiamos y salimos a la casa.