En un ducado renacido de las cenizas, Finnian Seraphina se alza como el salvador, ajeno a la sombra que se cierne sobre él. La enigmática Lady Nayana irrumpe en su vida, una exitosa comerciante cuyo ingenio y belleza ocultan un fuego inextinguible: el de Alaia Elowen. Impulsada por la pérdida de su familia a manos de Finnian, Alaia se infiltra en su mundo, usando sus negocios y su intelecto para tejer una red de engaño, mientras Cataleya la celosa amante de Finnian, ve su posición amenazada y se consume en la ira, Finnian se siente extrañamente atraído por Nayana, ajeno a que cada palabra halagadora, cada gesto calculado es un paso más en la implacable "Venganza de Alaia". ¿Logrará su sed de justicia consumirlo todo, o el precio de la venganza será demasiado alto?
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Capitulo 24
Nayana sabía que, aunque Indira hoy pondría en un serio aprieto a Finnian, ella debia mantener su mascara ante él, así que no dudo en ir a rescatarlo, fue ante él y le hizo una reverencia perfecta, su rostro irradiando una calidez y una sonrisa que engañarían a cualquiera, enseguida le dio una calidad bienvenida.
-¡Duque Finnian! ¡Qué alegría tenerlo por fin entre nosotros! Temíamos que los asuntos del ducado lo hubieran retenido demasiado.
Finnian, aliviado por la interrupción y la oportunidad de desviar la atención de Cataleya, devolvió la reverencia, aunque su sonrisa era tensa. La presencia de Nayana era un bálsamo para su herido orgullo.
- Lady Nayana, las circunstancias me impidieron llegar antes, pero me complace ver que ha logrado organizar una velada tan espléndida. Mis felicitaciones.
- Es un placer para mí, Duque. Siempre es un honor recibir a personalidades de su talla. Le doy la bienvenida a nuestra modesta residencia, espero que todo sea de su agrado.
Ella extendió su mano en un gesto de invitación hacia el centro del salón, como si le ofreciera un escape de la incómoda situación. Finnian, sin dudarlo, tomó su mano y la llevó a sus labios para un beso cortés, sus ojos encontrándose de nuevo. En ese momento, en medio del salón lleno de miradas curiosas, Nayana había logrado reafirmar su posición como la anfitriona impecable y la astuta confidente, mientras Cataleya se consumía en la sombra de su propia ineptitud, pero no pensaba permitir que la humillaran de tal manera.
- Cataleya: parece que no se ha dado cuenta de lo inoportuna que es – Cataleya se agarra del brazo de Finnian con fuerza, causando la curiosidad de la gente.
- Nayana: no creo que sea inoportuna lady Cataleya, al ser la anfitriona del evento, les estoy dando una bienvenida apropiada.
-Cataleya: claro, crees que no conozco a las trepadoras a penas las veo – pronto se comenzaron a escuchar murmullos en el lugar en contra de Cataleya.
- Finnian: Basta Cataleya, me estas haciendo quedar en ridículo – le susurra.
- Nayana: creo que está malinterpretando la situación, he dado la bienvenida a todos mis invitados, ya que cada uno es importante para mí, el Duque no es la excepción.
- Cataleya: lo que quieres es ocupar mi lugar a mí no me engañas.
-Indira: ¿Cuál es su lugar? Estoy muy interesada en saberlo, porque tenía entendida que el Duque Finnian estaba devastado por la perdida de su esposa, mi querida prima Liora, creo que para mis padres será muy interesante saber que el amor que le juro a Liora se ha desvanecido tan pronto Duque.
-Finnian: alteza no es lo piensa – hace una reverencia para Indira -, esta mujer – se safa del agarre de Cataleya -, se está tomando libertades que no le corresponden.
- Indira: si se toma ciertas libertades debe haber un motivo detrás de todo. Un lugar que cree suyo, quizás. Me temo que la reputación de su casa, y la de la mía, está en juego aquí. Explíquese, Duque.
El aire vibraba con la tensión. Finnian estaba atrapado, expuesto ante toda la corte y, lo que era peor, ante la Princesa Elowen, quien ahora lo miraba con una frialdad glacial. Cataleya, finalmente consciente de la gravedad de la situación, se quedó en silencio, temblando al lado de Finnian, dándose cuenta de que había ido demasiado lejos.
- Alteza, le aseguro que mi dolor por la pérdida de Liora sigue siendo tan profundo como el día en que... en que nos dejó. Esta dama... - miró a Cataleya con un desprecio apenas disimulado-, ...es una... una invitada que ha tenido la osadía de malinterpretar mi cortesía. Mis atenciones hacia ella no son más que eso, mera cortesía, y su comportamiento esta noche es una vergüenza para mi casa y para mí.
Las palabras de Finnian eran una puñalada para Cataleya, quien soltó un pequeño gemido ahogado, sus ojos llenándose de lágrimas de humillación.
-¿Cortesía, Duque? ¿Y acaso su cortesía se extiende a la deshonra de mi prima muerta? Porque, por lo que veo, esta "invitada" no solo cree tener un "lugar" en su vida, sino que su atuendo y su comportamiento gritan al mundo que es mucho más que una simple visitante. Y si hablamos de deshonra, Duque, ¿quiere que discutamos la deshonra de la casa Elowen, que usted ha perpetrado?
El ambiente en el salón se volvió helado, todos sabían la historia oficial de la muerte de la familia Elowen, pero la referencia de Indira a "deshonra" era una acusación directa y pública, implicando algo mucho más oscuro.
-¡Alteza, no sé a qué se refiere! Mis condolencias por la tragedia de su familia fueron sinceras, recuerde que yo perdí a mi esposa en ese incendio.
En ese instante, Leopold dio un paso adelante, su figura estoica y su rostro impasible. En su mano, sostenía un rollo de pergamino.
- Mi señorita, la Princesa Indira Cassian, tiene una declaración importante que hacer, relativa al honor y la justicia, que concierne directamente a la Casa Seraphina y a la memoria de la difunta familia Elowen.
Finnian miró a Leopold, luego a Indira, y finalmente a Nayana, quien seguía observando la escena con una expresión serena, casi imperceptible, de expectación. Un miedo gélido se apoderó de él. Sabía lo que venía, los documentos de la deuda Elowen.
- Mis tíos, el Duque y la Duquesa Elowen, y mi querida prima Liora, eran conocidos por su generosidad y su confianza. Un día, Duque Seraphina, usted solicitó y recibió un préstamo considerable de la Casa Elowen. Un préstamo vital, diría yo, para el florecimiento inicial de su ducado. Un préstamo que, hasta el día de hoy, nunca ha sido devuelto.
El murmullo de los invitados se convirtió en un zumbido ensordecedor. Un Duque con una deuda sin pagar era una mancha vergonzosa. Un Duque que había tomado un préstamo de una casa que luego fue misteriosamente destruida... las implicaciones eran terribles.
- Aquí tengo los documentos originales, firmados por ambas partes. El contrato de préstamo, con la cantidad exacta, las condiciones de pago... y el compromiso matrimonial de mi prima Liora con usted, Duque. Un compromiso que, por lo que veo, no ha honrado ni en la vida ni en la muerte. Este préstamo, que iba a ser parte de la dote de Liora, ha sido traicionado. Y ahora, Duque, exijo en nombre de la Casa Elowen, en nombre de mi prima Alaia Elowen, el pago inmediato de esta deuda. Con los intereses correspondientes por el tiempo que ha pasado sin saldarla.
Finnian se quedó inmóvil, el color había abandonado completamente su rostro. La bomba había estallado. No solo sus finanzas estaban al descubierto, sino también su honor, su moralidad y, para muchos, la verdadera naturaleza de su relación con Liora. Cataleya, a su lado, se desmayó, cayendo al suelo, completamente olvidada por todos. Todos los ojos estaban fijos en Finnian, el Duque Seraphina, cuyo imperio, en ese instante, comenzaba a desmoronarse públicamente.
