Eloisa se encontraba llena de tristeza mirando el cielo rojo que se pintaba con el atardecer, en su mente las imagines de su madre se hacían presente, recordaba con dolor la traición del hombre que le juro amor eterno, sentía que su vida ya no tenía sentido en tan poco tiempo había perdido tanto. No tenía idea por dónde comenzar, mientras caminaba perdida por la arena de la playa, se encontró con un perro, este la siguió por todo la playa, cuando Eloisa estaba apunto de subirse a su auto, el perro le ladro. Ella dejo que el perro entrara a su auto en la parte trasera, cuando llegó a su departamento, acomodo al perro en una esquina del pequeño balcón que tenía, le colocó agua y comida. Desde ese día su vida de Eloisa a cambiaría por completo, descubre que el pequeño perro que adopto es miembro importante de una numerosa familia que llevan semanas buscando al pequeño perro, ya que el dueño es el hijo mayor de la familia quien se encuentra en un viaje.
NovelToon tiene autorización de Joss Riverant para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Arriesgate
Eloisa se levantó temprano, bajo por un café y miró el amanecer, se sentía feliz de tener esa hermosa vista, recordaba a su madre cuando soñaba con viajar a otros países.
A lo lejos escucho un ladrido, ella sonrió al recordar a rojo.
Te hubiera encantado este lugar rojo, dijo en voz baja.
Escucho gritos de felicidad en la sala, cuando salió de su recámara se encontró con rojo corriendo hacia ella, lo abrazo y lo acariciaba.
- ¿que haces aquí?, preguntaba Ximena asombrada.
- Quería pasar tiempo con mi madre, hace mucho que no tomo un descanso, sonrió Gonzalo.
Eloisa lo miró y sonrió.
Fabiola estaba muy feliz y lo abrazo.
- Rente un yate para pasar el día en el, dijo Gonzalo.
- Si, como en los viejos tiempos, dijo Fabiola emocionada. Vamos niñas, vayan por sus cosas, no quiero salir tarde, decía Fabiola entrando a su recámara.
Ximena entró a su habitación. Gonzalo llamo a peludo, el camino hacia el.
Eloisa se acercó a Gonzalo también.
- Pensé que no ibas a traer a rojo, dijo tímida.
- Trato de cumplir mis promesas, sonrió Gonzalo.
- Voy por mis cosas.
- Aquí las espero.
Eloisa camino rápido a su habitación, se colocó un traje de baño y un vestido encima, tomó su bolsa. Todas salieron al mismo tiempo.
Al llegar al muelle, Fabiola iba caminando del brazo de su hijo, Ximena y Eloisa iban detrás de ellos.
- Jamás imaginé que iba a subirme a un yate decía Eloisa.
- Te vas a marear al principio, pero te va encantar la vista, decía Ximena.
Al subir Eloisa estaba nerviosa, peludo se acostó en uno de los sillones, el yate se movió y Ximena se acercó a Eloisa le dio una copa de vino rosa, bebe esto te va a relajar.
Gonzalo estaba sentado a un lado de su madre, miraban el paisaje, Eloisa sonreía pues algunas veces el yate se movía de manera brusca.
Se detuvo cerca de un área de arrecifes.
- ¿quién quiere ir a bucear?, decía Gonzalo.
Ximena y Fabiola, se acostaron en los camastros y lo ignoraban.
- Yo quiero, pero no tengo idea de como bucear, decía Eloisa nerviosa.
- Tranquila yo te enseño.
Caminaron a la parte trasera del yate, Gonzalo sacaba el equipo, le enseñaba a Eloisa a respirar y a colocarse el equipo, ella ponía mucha atención.
Gonzalo le entrego su traje, ella se quitó su vestido y se colocó el traje de hule.
Gonzalo, la ayudaba a colocarse las aletas en los pies, ella lo miraba nerviosa, el sonreí al mirarla.
- Tranquila si vas a poder caminar.
- Si me caigo, no te rías de mi.
- Estaré ahí para sostenerte, alza los brazos voy a colocarte el chaleco.
Gonzalo colocaba el chaleco, lo ajusto y su corazón latía rápido tenerla tan cerca lo ponía nervioso, ella lo miraba con deseo.
- Bien vamos ya estás lista, colocas esto en tu boca cuando yo te diga.
- Si, decía nerviosa.
Caminaron juntos y se sumergieron.
En el agua, el se acercó a ella para acomodar los gafas de buceo.
- Estás lista, sumérgete yo te voy a tomar de la mano.
- Gracias, se sumergió Eloisa y Gonzalo tomó su mano, ella se aferraba a su mano, el le señalaba para qué observará los peces, ella estaba emocionada, el tomaba fotos con una cámara, el le mostraba todo el arrecife pero lo que ella más estaba disfrutando era tomar la mano de Gonzalo.
Eloisa sentía que su cuerpo ya no podía más, cargar un tanque era muy complicado, le hizo señas a Gonzalo para subir a la superficie el subió y la ayudo con el tanque cuando estaba en la superficie.
- Es muy pesado, decía Eloisa sonriendo.
- Si, pero lo hiciste muy bien.
Eloisa se acercó al yate y se sentó Gonzalo subió el tanque, después el suyo.
Eloisa se quitaba el resto del equipo.
- Fue divertido, hace mucho que no buceo, gracias por acompañarme.
- Creo que solo te atrase.
- No, estuvo bien, me ayudó a tomar buenas fotos, quieres verlas.
- Si me encantaría.
Gonzalo le entrego una tableta y descargo todas las fotos que había tomado.
Gonzalo tomó una toalla y se la entrego, el secaba su cuerpo, Eloisa lo miró y mordio sus labios. Gonzalo se giro y se sentó a su lado ella aún tenía la mitad del traje en su cuerpo.
- Toma, podrías mandarme las fotos a mi número.
- claro, no tengo tu número pero con gusto.
Eloisa se levantó y le daba su número mientras se quitaba el traje, el anotaba el número en la tableta y le mando las fotos.
Listo ya te las mande dijo Gonzalo mirándola, ella se sentó a su lado.
- ¿Quien te enseño a bucear?
- Mi papá, el era un gran maestro, siempre me decía que no hay nada más hermoso que ver las maravillas que oculta el mar. Y este lugar era su favorito, siempre que era mi cumpleaños me traía a este lugar, en las noches mirábamos las estrellas. El era increíble, sonrió Gonzalo.
- Me hubiera encantado conocerlo, tu mamá me ha contado tanto de el.
- A el también le hubiera encantado conocerte, sonrió Gonzalo.
- No creo, yo soy solo una chica sin nada especial.
- Para mi madre y mi hermana eres increíble, ellas se divierten tanto contigo por tu forma de ser, miras la vida diferente, amas las cosas sencillas, te encanta vivir sin lujos, eres un buen ejemplo para ellas, yo he visto los cambios, Ximena antes gastaba en cosas tan tontas que eso me molestaba ahora sus gastos disminuyeron, incluso mi madre dejo de gastar con sus amigas, veo que prefiere tomar café en casa, que salir a tomar un café en el lugar más caro de la ciudad, tu eres especial Eloisa, decía Gonzalo sonriendo.
- Tu familia también me ha enseñado mucho, la importancia de vivir al máximo sin tener miedo.
- yo prefiero ser más precavido.
Eloisa sonrió y se levantó.
- Si, eso siempre lo he sabido, Eloisa se marchó a buscar a Ximena y Fabiola.
Ximena miró a Eloisa.
- ¿cuéntame, que tal te fue?
- Increíble, estuvo pesado pero cada segundo valió la pena.
- Tomaron fotos, pásame las fotos, las quiero publicar.
- Son mis fotos decía Gonzalo mientras le entregaba una botella de agua a Eloisa.
- Gracias.
- Mamá dile que me deje mostrar sus fotos.
- Gonzalo, deja que la artista muestre las fotos.
- Si mamá, Gonzalo le pasaba las fotos.
Eloisa sonreía.
Ximena salió corriendo para ir por su teléfono, Fabiola se levantó también.
- Voy a decirle al chef que nos prepare algo de comer.
- Si mamá, decía Gonzalo parado mirando el mar.
Peludo se puso a su lado y el lo acariciaba.
Eloisa se levantó y se paró a su lado.
- ¿Tomaste las fotos para ella?
- Si, ella siempre es la que presume mis fotos del mar.
Eloisa acaricio el pelaje de peludo al mismo tiempo que Gonzalo y sus dedos se tocaron.
Gonzalo la miró y sonrió mientras tocaba sus dedos.
Eloisa sonrió mientras dejaba que Gonzalo tocará sus dedos.
Peludo no se movía, era cómplice de las caricias de Gonzalo y Eloisa.
- Quiero arriesgarme, decía Gonzalo.
- Arriesgate, decía Eloisa
- ¡Vamos a comer!, grito Fabiola al ver qué Eloisa y su hijo estaban muy cerca.
Gonzalo sonrió y se alejo.
Eloisa camino hacia Fabiola.