Qiang fue secuestrado por chén debido a una obsesión reprimida que sintió por el, aunque internamente su cuerpo le grita que huya, pero existe una valiosa razón para creer que vale la pena continuar en las llamas
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Yinuo y Yichen se acercaron a Harold, Hussen y Yixin, sus rostros reflejando una mezcla de enojo y decepción.
Yinuo: (con voz alta y clara) ¿Cómo se atreven a menospreciarnos de esta manera? ¿Creen que somos inferiores a ustedes?
Yichen: (apoyando a su hermano) Sí, ¿por qué nos tratan de esta manera? ¿No somos dignos de respeto?
Harold: (mirando a Yinuo y Yichen con calma) No es nuestra intención menospreciarlos. Desde un inicio dijimos nuestra postura ante este asunto es nuestra tía la que insiste en no dar por terminado este asunto.
Hussen: (apoyando a Harold) así es, no importa la forma en la que le expliquemos esto ellos no lo entienden.
Yinuo: (enfadado) ¡Eso es imposible! ¿en que el es mejor que nosotros? ¡no tiene ni la mitad de la educación que tenemos nosotros incluso su comportamiento es vergonzoso! ¿porqué quieren a alguien así?. Es una tontería.
Yichen: (apoyando a su hermano) Sí, y además, es una falta de respeto hacia nosotros. Toda esta velada se vio como una burla y para hacernos quedar en ridículo frente a todos.
Hui Ying: ¡Basta! No voy a quedarme aquí y escuchar cómo se burlan de mis hijos. ¡Vamos a irnos! Luego tendré una charla con sus padres, pensé en esperarlos, pero esto es demasiado.
Ya en la mansión de Chén.
Hui Ying llegó a la casa, su rostro enrojecido por la ira. Feiyu, ya había entrado a la mansión en donde esperaba que entrará su madre.
En ese momento vio a Huí Ying
Feiyu: (con voz temblorosa) Madre...
Hui Ying: (con voz alta y furiosa) ¡Cállate! ¡Eres un desgraciado! ¡Te crees que puedes humillarme de esa manera!
Hui Ying se acercó a Feiyu y lo golpeó en la cara. Feiyu se tambaleó hacia atrás, sorprendido y asustado.
Feiyu: (llorando) Madre, por favor...
Hui Ying: (sigue golpeando a Feiyu) ¡No te atrevas a hablarme! ¡Eres un niño desagradecido!
Feiyu se cayó al suelo, cubriéndose la cara con las manos. Hui Ying siguió golpeándolo, gritándole insultos y humillaciones.
Hui Ying siguió golpeando a Feiyu, su rostro enrojecido por la ira. Yinuo y Yichen, que habían estado observando la escena, se acercaron a su madre, sonriendo.
Yinuo: (con voz cruel) ¡Madre, dale fuerte! ¡Ese niño merece sufrir!
Yichen: (apoyando a su hermano) ¡Sí, madre! ¡No te detengas! ¡Haz que se arrepienta de haberse atrevido a humillarnos!
Hui Ying siguió golpeando a Feiyu, que se retorcía de dolor en el suelo. Yinuo y Yichen se rieron, disfrutando de la escena.
Yinuo: (con voz burlona) ¡Mira cómo se arrastra! ¡Es un niño débil y cobarde!
Yichen: (apoyando a su hermano) ¡Sí, madre! ¡Este niño no merece vivir en nuestra casa! ¡Es un desgraciado!
Hui Ying finalmente se detuvo, exhausta. Feiyu yacía en el suelo, cubierto de moretones y sangre.
Hui Ying: (con voz fría) ¡Lleva a este niño a su habitación! ¡No quiero verlo!
Yinuo y Yichen se rieron, y luego se acercaron a Feiyu, que se retorcía de dolor. esperó que no vEsperó a intentar ser codicioso en el futuro.
Feiyu fue llevado a su habitación por los sirviente que aunque sentían pesar por el niño no se atrevían a interferir.
Feiyu yacía en su cama, cubierto de moretones y sangre. Su cuerpo dolía, pero nada le dolía más que su corazón. Se sentía solo, abandonado y no querido.
Feiyu: (llorando en silencio) ¿Por qué, madre? ¿Por qué no me quieres? ¿Qué he hecho mal?
Se recordó las palabras de su madre, las humillaciones y los golpes. Se sintió como si no fuera digno de amor, como si fuera un objeto desechable.
Feiyu: (con voz temblorosa) ¿Soy tan malo? ¿Soy tan desagradable?
Se cubrió la cara con las manos y lloró, sintiendo una tristeza profunda y abrumadora. Se sentía como si no tuviera a nadie, como si estuviera completamente solo en el mundo.
En ese momento, Feiyu se dio cuenta de que su madre nunca lo había querido. Nunca lo había considerado su hijo. Y eso dolía más que cualquier golpe o humillación.
Feiyu: (con voz apenas audible) No te quiero, madre. No te quiero.
Se quedó en silencio, llorando en la oscuridad, sintiendo una soledad y una tristeza que parecían no tener fin.
Feiyu se quedó en la cama, llorando en silencio, durante lo que pareció ser una eternidad. Su corazón estaba roto, y su alma estaba llena de dolor.
De repente, escuchó un ruido suave en la puerta. Se detuvo y miró hacia la puerta, preguntándose quién podría ser.
La puerta se abrió lentamente, y una figura entró en la habitación. Feiyu se sorprendió al ver a una de las sirvientas de la casa, una mujer amable y bondadosa que siempre había sido buena con él.
Sirvienta: (con voz suave) Feiyu, ¿estás bien? Te escuché llorar y vine a verte.
Feiyu: (con voz temblorosa) No... no estoy bien. Mi madre me odia. No entiendo por qué.
Sirvienta: (acercándose a Feiyu) Oh, Feiyu, no digas eso. Tu madre... (se detuvo, como si no supiera qué decir)
Feiyu: (con voz triste) Pero es verdad. Ella siempre me ha tratado mal. Me siento como si no fuera digno de su amor.
La sirvienta se acercó a Feiyu y lo abrazó, tratando de consolarlo.
Sirvienta: (con voz suave) Feiyu, no te preocupes. Hay personas que te quieren, que te cuidan. No estás solo.
Feiyu se sintió un poco mejor al escuchar las palabras de la sirvienta. Pero sabía que nunca podría entender por qué su madre lo trataba de esa manera.
La sirvienta se seguro de que Feiyu estuviera cómodo y durmiera profundamente antes de salir de la habitación. cerro la puerta suavemente y corrió a la casa de Qiang. Llegó corriendo a la casa de Qiang, desesperada y sin aliento. Llamó a la puerta con fuerza, esperando que Qiang la abriera.
Qiang, que estaba sentado en su habitación, escuchó el golpe en la puerta y se levantó para abrir. Se sorprendió al ver a la sirvienta, cubierta de sudor y sangre.
Qiang: (con preocupación) ¿Qué pasó? ¿Qué sucede?
La sirvienta se apoyó en la puerta, sin aliento.
Sirvienta: (con voz débil) Feiyu... Hui Ying lo golpeó y esta malherido.
Qiang se desmoronó ¿Qué había pasado para que ella hiciera eso?
Qiang: (enfadado) ¿Qué? ¿Cómo?
La sirvienta se desplomó en el suelo, exhausta.
Sirvienta: (con voz débil) Por favor... Qiang. Tienes que salvar a Feiyu.