Malmcon es un hombre lleno de prejuicios al que le sale caro querer jugar con Lourdes, una joven inexperta en el amor
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Obsesión
Malmcon
Salí del apartamento hecho un mar de tristeza, rabia conmigo mismo, realmente no entiendo qué me pasó. Este maldito miedo me impulso a decirle todo aquello que le dije, pero no es verdad. Ver sus hermosos ojos llenos de dolor me partió el alma en mil.
Salí cabizbajo, me senté y me quedé estacionado, quería volver a subir y decirle que todo lo que dije es mentira, que lo único que tengo es miedo irracional a esto que siento, pero no, soy un idiota.
-Maldita sea - digo golpeando el volante
Después de un rato me voy a mi departamento. Al llegar voy directo al bar y me sirvo un trago, no paro de beber hasta que mi cuerpo no da para más. Traté de llamarla, pero su teléfono se fue a buzón.
Ya ha pasado semana y media de no verla, he ido a su apartamento cuando veo a su amiga irse, Cindy no me preocupa pues ella ya prácticamente vive con Akim. Me canso de tocar su puerta y llamarla pero nunca abre. Me estoy muriendo por mi propia mano, ahora estoy arrepentido, de veras muy arrepentido.
Janice me dijo que la saqué fuera del estadio con la idiotez que hice, hasta me deseó que ojalá Lourdes jamás vuelta a mí.
- De verdad no entiendo por qué actuaste así, es obvio que estás loco de amor por ella, mírate nada más el semblante, Jesús, Malmcon eres un tonto - me regaña mi amiga.
- Tenía miedo a este sentimiento, ella no es el tipo de mujer que tenía estimada para que fuera mi mujer.
- De verdad espero que Lourdes no vuelva a tí, eres un idiota con mente retrógrada y prejuicioso.
Lloro como si fuera un niño al que le quitaron su juguete favorito, Lourdes debe volver conmigo, me voy a volver loco si mi pelirroja no está conmigo.
Hoy estoy nuevamente estacionado frente a su edificio, esperando algún indicio de que salga. Para mi buena suerte la veo salir, parece que lleva afán, se ve tan hermosa como siempre, lleva su cabello de fuego en una cola alta, lleva puesto un blue jean que se ciñe a sus largas piernas, una blazer roja, sus tacones son del mismo color. Todo lo que ella se coloca le queda hermoso.
La veo tomar el autobús, así que trato de no perderlo, después de un rato baja de este, camina un poco e ingresa a un restaurante. Espero afuera hasta que la veo salir, espero que avance un poco y la intercepto.
- Tenemos que hablar nena - le digo poniéndome frente a ella.
Sus ojos azules me mira con asombro, luego se recompone.
- Te dejé muy en claro que tú y yo no tenemos nada más que hablar, fuiste muy claro cuando me dijiste que no soy suficiente para que llegues a amarme.
- Por favor nena, tenemos que hablar, déjame explicarte.
- No, así que por favor déjame en paz.
La veo marcharse, dejándome allí como un poste, necesito volver a tenerla, la amo, ella es mi obsesión.