Él le hizo un terrible daño al matar su bebé y luego de varios años vuelven a encontrarse y nuevamente la lastima, pero ya cansada de esa situación decide terminar con el problema, dándole vida a La Diabla, una mujer decidida y dispuesta a todo para ser feliz con su nueva hija.
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22
El jefe no me tocó nunca, no fue un pervertido, ni agresivo, no me dedico ni siquiera un insulto, pero un día él llegó a avisarme que iría a una gala y que al otro día arreglábamos los problemas que causé.
Cuando se fue pude respirar, pero al par de horas, un guardaespaldas entró y quiso abusar de mí, yo estaba débil por falta de comida, pero él estaba muy tranquilo y con la Guardia baja.
Como pude le saqué el arma y le disparé, no tenía silenciador así que sabía que llegarían más personas, y una a una aparecieron por la puerta, por lo que uno a uno fueron cayendo.
No sabía si quedaba alguien vivo, pero los dolores me estaban matando, así que salí de esa casa, totalmente sola y Fui al hospital más bajo que encontré.
Sabía que el jefe me buscaría en todos lados después de ver tantos cuerpos.
Llegando al hospital, tuve a mi hija, una pequeña de pelos dorados, 50 cm, pesando casi 3kg, los doctores le dieron ropa, ya que yo llegue sin nada.
A los dos días yo tenía el alta médica y sabía que debía ir por el Jefe Ciciliani, así que hablé con unas enfermeras, transferí algo de plata y ellas la cuidaron en secreto.
Hice varias compras al salir de allí y fui directo a la mansión, era de noche y tenía todo pronto, los hombres hacían guardia en todos lados, pero atrás había menos gente, así que por ahí entré.
Fui directo a su cuarto y él caminaba de un lado para otro mientras hablaba sólo.
— Hola, jefecito— saludé apuntandolo con el arma.
— Eres valiente, vienes a cabar tu propia tumba.—respondió Ciciliani
—Eso es mentira— le contesto— Si te mató muchas personas se liberan de una mugre como tú, y encima me quedo con tu poder— le sonrío—¿creías qué no sabía que eras mafioso? No fue difícil atar cabos, vi todo lo que hacías en la empresa y conocí caras en tus reuniones.
—¿Qué quieres?— aprieta sus labios mirándome retador—Necesito tu silencio porque si tanto sabes me puedes hundir
—Te quiero muerto— respondí— sé que les has robado a tus socios legales como también a los ilegales.—No dije más, cuanto más tiempo perdía, peor me iría.
Había mandado todas las pruebas a cada persona afectada y sabía que algún mafioso llegaría ese mismo día a querer matarlo.
Al pasar 10 minutos empezó una guerra afuera, yo sólo espere, ni siquiera ayudé.
Entró por la puerta el gran Cirilo, un mafioso de joyas al que mi jefesito le había robado millones.
¿Qué haces?—dice llegando— lárgate
—Que caballero señor— digo sarcástica —pero no me iré, maté a mi jefe y a varios de su gente. Usted me hizo el favor de acabar con el resto, gracias. Como ve estoy sola, y reclamo lo que por derecho "bajo" me corresponde.
—¿Qué quieres, niña?—pregunta alzando una ceja.
—Sé que Ciciliani le robó a usted y a mucha gente millones de dólares. —empiezo—Por matar un mafioso te dan lo que era de él, así que quiero su poder, su territorio, su empresa y sus deudas.—digo cruzando los brazos.
—Eres una mujer con todas las letras y me agradas— me halaga— Me encantaría darte lo de él, pero ¿aceptaría sus deudas? tú misma lo dijiste, robó a muchos.
—Así lo quiero— asiento—en un año tendrán toda la plata otra vez
—Un año es mucho tiempo—responde él
—Le debe casi al mundo entero—volteo los ojos —un año sería muy poco. Usted por ser el único en querer arreglar el problemita personalmente, será el primero en recibir su plata.
—Bien, ven conmigo—invita Cirilo— mi gente limpia este chiquero. Nosotros daremos la noticia en el bajo mundo y dirás lo mismo a ver si te aceptan, sino te mueres enseguida.—asiento sin miedo.
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