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El Señor Oscuro Y La Gran Bruja De La Calamidad

El Señor Oscuro Y La Gran Bruja De La Calamidad

Status: En proceso
Genre:Romance / Demonios / Brujas / Ángeles / Mujer despreciada / Secretos de la alta sociedad
Popularitas:2.5k
Nilai: 5
nombre de autor: IsaacZero

En una época donde la alta sociedad, la reputación y las apariencias determinan el estatus de las personas, una joven Baronet se inscribe a la escuela más prestigiosa donde la crema y nata de la sociedad se reúnen para forjar a los futuros nobles y gobernantes del reino. Ahí tendrá que sobrevivir a los abusos y humillaciones de sus compañeros para ganarse un lugar dentro de la alta sociedad y recuperar el honor de su familia que ha sido pisoteado desde hace tres generaciones.

Pero sus planes podrían verse afectados con la repentina aparición de fenómenos paranormales y eventos más allá de la comprensión humana, que asolan la institución. Y que aparentemente iniciaron el mismo día que conoció a un conde atractivo, de figura galante y atractivo sobrenatural.

¿Qué misterios ocultan sus ojos carmesíes y su cabello negro como la obsidiana?, ¿será nuestra protagonista capaz de sobrevivir entre las fauces de dos bestias hambrientas?, ¡échale un vistazo a esta historia de romance y terror!

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Capítulo 3: Nobles de Papel

Han pasado ya varios minutos desde que el resto de los estudiantes abandonaron el salón de clases. Sin embargo, Lisa Bellstar se ha quedado después de que finalizara la clase por petición de su maestro, quien tiene que discutir un tema bastante delicado.

– Señorita Bellstar, usted ha sido por mucho tiempo una de mis mejores alumnas, ha cumplido en tiempo y forma con todas las tareas, y su desempeño en los exámenes es sobresaliente sin duda alguna.

– Muchas gracias, maestro Thompson, siempre trato de esforzarme.

– Es por eso que no será nada fácil para mí expulsarla de mi clase –dijo con una frialdad que erizaba la piel.

– P-pero m-maestro ¿p-por q-qué? –tartamudeó Lisa, conteniendo sus ganas de llorar.

– ¿Creyó que no me iba a dar cuenta de que le estuvo copiando a la señorita Magnuson durante el examen que realizamos en la mañana?, ví claramente cuando se inclinó para ver las respuestas que su excelencia había anotado, y no es la primera vez que la atrapo infraganti ¿cierto?

– ¡Yo no estaba copiando! –exclamó la estudiante, casi llorando, con sus ojos azules llenos de lágrimas– ¡Es un malentendido, yo solo!... ¡Hice lo que ella me dijo que hiciera, como en la última vez!

– Que extraño, eso no fue lo que me dijo la señorita Magnuson cuando hablé con ella –el maestro se quitó los lentes y los puso sobre la mesa antes de continuar–: Ella dijo que no había hablado con usted en ningún momento, ni mucho menos que habían planeado algo parecido para responder el exámen. Esta vez si me aseguré de recopilar todas las versiones, señorita Bellstar. Y me temo que esta vez si habrán consecuencias muy graves.

– ¿Ella le dijo eso? –entonces Lisa vio con el rabillo del ojo el pequeño sobre de papel sobre el escritorio del maestro, y los papeles coloridos que sobresalían en su interior. Y entonces lo entendió todo–. Maestro yo... ¡Estoy segura de que podemos arreglar esto, por favor dígame cómo. La última vez creo que hicimos un buen negocio, y estoy segura de que un profesional como usted no deja pasar las buenas oportunidades! –como si se tratase de borrar el maquillaje con un pañuelo, así cambió repentinamente la actitud de Lisa Bellstar. Ya no parecía preocupada, ni al borde de las lágrimas. Ahora sonreía falsamente mientras demostraba unos falsos aires de seguridad, ya que sabía lo que debía hacer exactamente para librarse de algún castigo. Pero el simple hecho de hacer trampa carcomía su honor y sus valores, recurrir a tales actos de deshonestidad era algo que no soportaba.

– ¡Espléndido! –entonces el maestro sacó de su maleta un sobre que contenía una carta y se la entregó a su estudiante. Al momento de entregarle la carta acarició sus dedos suaves y delicados, lo que provocó una respuesta inmediata por parte de la adolescente–. Asegúrese de leer esa carta cuando hayan acabado las clases, ahí están todas las indicaciones que debe seguir si quiere permanecer en esta escuela. ¡En fin que tenga un buen día señorita Lisa Bellstar!

Cuando la joven estudiante abandonó el salón de clases, admiró por varios minutos el sobre que llevaba en sus manos. Era una carta que en resumidas cuentas le indicaba al alumno cuánto dinero debía depositar en su interior, a más tardar el último día de la semana. No era la primera que recibía y mientras estudiara en esa academia tampoco sería la última.

– Disculpa Lisa... –llamó en voz baja una de las compañeras de clase de Lisa. Se trataba de una jovencita menor que ella por un año, de cabello negro como el carbón y de piel pálida como la nieve. Esta tímida señorita ocultaba la mitad de su rostro con su cabello, y hablaba siempre en voz baja– El maestro... ¿Te dijo algo?

– Oh, buenos días mi estimada Esther Rhodes. –saludó Lisa con cordialidad a su compañera. Se trataba de Esther Rhodes, quien también provenía de una familia de Baronets, de hecho solo habían tres familias con ese estatus en todo el reino, y mantenían una muy buena relación– Solo me volvió a chantajear para sacarme dinero, ya sabes cómo hace las cosas. Ahora tengo que pagarle si no quiero que me expulsen.

– ¿Fue todo? –preguntó Esther, bajando todavía más la voz– T-te p-pidió algo... A-algo..

– Dinero como la última vez –respondió Lisa adelantándose a tomar la mano de su compañera– ¿Por qué lo preguntas?

– ¡Por nada! –respondió sorpresivamente exaltada–. Solo... Ten cuidado ¿Si?, nos vemos luego.

Y a toda prisa huyó de la escena, sin mirar atrás.

– Sé lo que estás tratando de decir Esther, yo también he escuchado los rumores acerca del maestro Thompson, y su abuso de poder sobre las estudiantes... Solo espero que no te... Lo siento, no debí asumir cosas antes de tiempo. Talves un día me contarás todo. *Suspira* Por ahora tengo que averiguar cómo voy a hacer para pagarle lo que me pide en esta carta. –cuando revisó la cantidad indicada en el papel se alteró–: ¡Es mucho!, incluso más que la primera vez «Y esto fue culpa de Lilliette».

Aunque el precio a pagar no representaba un mayor problema para las familias pudientes de la nobleza, para su familia si podría significar un gasto interesante. Después de todo provenía de una familia de baronets, que a pesar de poseer un título nobiliario, este era más un adorno que otra cosa:

Los baronets a diferencia del resto de familias nobles, no recibían ningún puesto de trabajo muy importante, tampoco obtenían propiedades o terrenos, de hecho recibían mucho menos dinero que el gobierno le proporcionaba a los nobles mensualmente según su rango en la pirámide social. Apenas recibían lo justo y exacto para sobrevivir (ni un centavo más ni un centavo menos), y por eso debían valerse por su propio esfuerzo y trabajo para conseguir más ingresos. Y debido a su estatus que fácilmente hacía pensar que de alguna manera servía de algo, la realidad era un poco diferente.

Resulta que el título de "Baronet" no motivaba a otros nobles a participar en sus proyectos o negocios (ni como socios ni como clientes), ya que no recibían prestigio alguno, y debido a esta falta de apoyo estos negocios eventualmente fracasaban. Mientras que las personas comunes y corrientes veían este titulo como otro más de la nobleza, y a su mente solo llegaban los recuerdos desagradables de las humillaciones constantes y el abuso de poder que ejercían los nobles sobre ellos. Debido a esto, las personas comunes (de sangre roja), trataban de interactuar lo menos posible con los nobles (de sangre azul). Y el título de baronet no era la excepción, hay que mencionar que a muchos se les subió en la cabeza el tener un título, después de todo nada debía ser peor que no tener un título nobiliario a tener el último y más despreciable de todos. A estas personas se les subieron tanto los humos, que incluso fueron peores que muchos nobles de rango superior.

El título de Baronet podía ser obtenido de dos formas: una era como castigo para los nobles que poco a poco perdían su posición y prestigio, y con el tiempo eran degradados. Y la otra era otorgarle este título a alguna familia común y corriente, que estuviera un poco mejor acomodada que los demás. Aquellos que aceptaban este título, inocentemente pensaban que el recibirlo significaría que sus vidas mejorarían de alguna manera, y tan solo el tiempo (a veces meses, semanas o incluso algunos días) se enteraban de la realidad de las cosas: Que no era más que un título inútil. Se les llama Nobles de papel.

Pero Lisa Bellstar no se avergonzaba de su título, ni de su familia. Fue criada con valores y principios muy superiores a la educación que otros nobles de mayor estatus recibieron en su casa. Pero sobre todo hubo amor, ya que sus padres eran personas maravillosas que se esforzaron para convertir su casa en un hogar para sus dos hijos y siempre trabajaron para que nada les hiciera falta nunca. Ellos los amaban incondicionalmente, y ese amor era correspondido.

Para corresponder a su sacrificio, Lisa tenía una única ambición que anhelaba cumplir con todo su corazón:

Recuperar la antigua gloria, estatus y posición que su familia tuvo hace tres generaciones, y traer prosperidad y bienestar a sus familiares para no tener que separarse de ellos nunca más. Solo así sus padres y su hermano mayor regresarían del extranjero, en dónde tenían que trabajar día y noche para pagar las cuentas y mantenerse a flote.

Pero cuando Lisa haya completado su plan, ninguno de ellos tendría que trabajar otra vez. Y solo así recuperarían todo el tiempo que habían perdido, durante los últimos años.

Hacía tanto tiempo que no había visto a toda su familia reunida, y era su mayor anhelo reunirse con ellos una vez más, y si tenía suerte, en un par de años ese sueño se haría realidad. Para ello antes tenía que graduarse con honores de la supuesta mejor academia del continente, y si quería lograrlo antes tendría que sobrevivir a sus compañeros y a sus profesores. Hasta ahora se las había arreglado, pero cada vez le era más difícil superar cada día con una actitud positiva.

La última vez tuvo que usar todos sus ahorros que juntó durante los últimos seis meses para pagar el soborno que exigía el maestro. Con ese dinero pretendía mejorar un poco el estado de sus prendas y de sus útiles escolares para cuidar su presentación. Pero esta vez seguramente tendría que empeñar algo; algunos de sus aretes de plata que recibió por parte de su madre hace unos años, o el collar de oro de su primera comunión. Ambos eran tesoros de valor sentimental invaluable, pero trataba de tranquilizarse a sí misma, con la idea de que no era una despedida, simplemente los estaba prestando para recuperarlos más adelante.

Ella regresó al edificio en donde estaban los dormitorios femeninos, y fue directamente a su habitación un poco menos ostentosa que las demás, a buscar entre sus cajones y estantería, aquellos tesoros que había decidido empeñar. Y cuando finalmente los tuvo en sus manos, los contempló con tristeza y angustia por lo que estaba a punto de hacer. No quería empeñarlos, ya que también sería una falta de respeto a su familia, pero no tenía muchas opciones. El precio que el maestro había pactado en la carta era muy elevado, se sabía de hecho que era un hombre mujeriego y codicioso que no tenía problemas en perjudicar a otros, tal y como ya lo había hecho antes. Ella no podía molestar a su familia con un gasto innecesario como ese, si ese problema debía solucionarse, entonces ella lo solucionaría.

Pero cuando se disponía a salir de su habitación, alguien tocó la puerta una vez. Justo cuando estuvo a punto de girar la perilla para abrir la puerta y ver de quien se trataba hubo otro toque, y otro más unos segundos después, sea quien sea se estaba tomando su tiempo entre los golpes, Solo uno cada tantos segundos. Y no fue hasta que se concluyó con un séptimo, que no hubieron más golpes en su puerta después del séptimo.

Entonces Lisa finalmente abrió la puerta y se sorprendió al no encontrar a nadie, vio a ambos lados del pasillo y no encontró ni una sombra, ni ninguna pista del responsable de tocar su puerta hace tan solo unos segundos, pero había algo muy extraño en el ambiente que la obligó a permanecer alerta.

Una extraña sensación recorrió su espalda, como si estuviese siendo observada. Y vio entonces que a sus pies había un sobre blanco que contenía una carta, ¿acaso era una invitación?, en el sobre había un sello familiar desconocido que nunca antes había visto. Aunque igual no estaba segura de no haberlo visto previamente, ya que ninguno de sus compañeros la había invitado a ningún evento de la alta sociedad.

Extrañada por el suceso se apresuró a encerrarse en su habitación para revisar el interior del sobre. Y utilizó una tijera para cortar el papel, sin dañar la carta que había en su interior, y tan pronto como leyó el contenido, se quedó en shock:

Resulta que el estudiante recién llegado: el conde Tempest estaba organizando un baile de bienvenida en el que invitaba a todos sus compañeros de clase para celebrar su llegada y también para conocerlos mejor. Cuando leyó las palabras:

"Lisa Bellstar, eres cordialmente invitada al baile de bienvenida organizado por su excelencia el conde Tempest, este domingo 9 de octubre".

Lisa se enmudeció por completo y levantó la vista al techo por varios minutos. Tuvo una alegre sensación que la envolvió y llevó su imaginación al límite, hasta imaginarse un maravilloso escenario en donde asistía al evento, vestida de gala, y compartiendo en paz y tranquilidad con todos los invitados, y para finalizar compartiría la pista de baile con el anfitrión.

«¿Acaso esuna broma?, ¿es un sueño?, ¡si es así no me despierten!, aún así es impresionante que no hayan perdido ni un solo minuto en planificar todo esto. El conde recién acaba de llegar y ya organizó un evento tan grande, y hasta repartió las invitaciones. Supongo que nunca se debe subestimar el poder de la nobleza para estas cosas... Aunque si la señorita Lilliette lo ayudó esto no es de extrañarse»

Ella no podía creerlo, y aunque si tenía muchas ganas de asistir a un evento formal y elegante, lo mejor para ella sería no asistir ya que no quería lidiar con los desprecios de sus compañeros ni con sus comentarios despectivos, incluso fuera de la escuela, exponiéndose también a una humillación pública. Por lo que tomó la difícil decisión de buscar al conde para agradecerle en persona de todo corazón por su invitación, y también para disculparse por no poder asistir a su evento. Si se había tomado la molestia de invitarla entonces lo correcto era agradecerle y disculparse en persona. Y con esa nueva resolución en mente salió de su habitación en busca del conde Tempest. Sus problemas con el maestro Thompson podían esperar un día más.

Pero ella no lo había notado... Que al momento de usar las tijeras para cortar el sobre, hubo sangre que brotó del papel, y que manchó el filo de la herramienta. Y la misma sangre que de ahí había brotado, era la misma sangre que ahora goteaba de sus dedos, creando un camino carmesí por los pasillos.

Algo muy extraño estaba a punto de pasar.

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Veronica Bossio
excelente historía
Veronica Bossio
super interesante
Veronica Bossio
espectacular tu historia
Zero: muchas gracias ☺️ espero la siga disfrutando
total 1 replies
Paula Pérez Barrón
suena muy interesante ☺️
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