La Sombra de Ashfall narra la épica historia de Cecil, quien tras una trágica primera vida, regresa en el tiempo por el oscuro Lord Umbra.
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Capítulo 21
Cuando Cecil se retiró, dejando a Lysander y Gareth a solas, el silencio tenso que los rodeaba se rompió con la determinación de Lysander.
- Gareth - comenzó Lysander, su voz baja pero firme -, no pienso rendirme con Cecil. Volveré a ganar su corazón y su amor. Es cuestión de tiempo para que ella recapacite.
Gareth lo miró directamente a los ojos, una expresión de desafío y dolor en su rostro.
- Yo no obligué a Cecil a estar a mi lado, Lysander y tú estás casado, no tienes nada que ofrecerle - la acusación era un golpe directo -, pero si es verdad y Cecil te elige de nuevo, me alejaría - la voz de Gareth se endureció, una promesa fría -, pero espero lo mismo de tu parte. Así como yo me aparté durante estos años y los dejé vivir su amor, exijo lo mismo de ti. Déjanos tranquilos.
- Ambos conocemos a Cecil, sabemos que se refugio en ti, pero cuando todo esto termine, volverá a mí.
- Espero que cuando todo esto termine, no acabes perdiendo tu vida, porque si te casaste con esa mujer fue por proteger al reino, ¿Qué te hace pensar que será fácil terminar su matrimonio?
- Empezare hacer algunos movimientos, es lo único que te puedo decir, mientras tanto cuida de Cecil.
- No es necesario que me lo pidas, siempre lo hecho. Cecil me espera, permiso.
Gareth se giró y se alejó, dejando a Lysander solo con el peso de sus decisiones y la inminente batalla por el futuro de Ashfall, y por el corazón de Cecil.
En cuanto Gareth llego al carruaje, Cecil lo recibió con una sonrisa, cansada pero genuina. El alivio de verlo y la tensión de los últimos días finalmente la alcanzaron. En cuanto el carruaje se puso en marcha, ella se acomodo y apoyo en el cuerpo de Gareth recostándose y quedándose dormida durante el viaje, mientras que Gareth la miraba mientras dormía, su cabello rosa esparcido sobre su hombro. En su mente, una pregunta persistente comenzó a formarse: si Lysander estuviera libre de su matrimonio con Orlaith, ¿Cecil lo elegiría de nuevo? ¿O, en su lugar, no dudaría en volver con Lysander, su amor de la infancia?
La idea le provocó un escalofrío de inseguridad, pero la disipó casi tan rápido como apareció. Ella estaba con él, ahora. Ella le había confesado su amor, le había contado la verdad de su vida pasada y el porqué de sus decisiones. No debía dudar de sus sentimientos. Su confianza en Cecil era más fuerte que cualquier fantasma del pasado.
En cuanto llegaron al Ducado Kaeldron, Gareth la despertó con cuidado, la ayudo a bajarse del carruaje, al verla cansada no dudo en cargarla en sus brazos, y llevarla a su habitación, la coloco en la cama, y se disponía a marcharse cuando ella lo detuvo, con una mano suave pero firme, lo jaló hacia ella, su mirada buscando la suya en un gesto de necesidad y consuelo.
- No te vayas todavía Gareth – decía Cecil en un susurro.
- No me iré.
Gareth se alejó y se sacó la chaqueta, después se acostó a su lado atrayéndola suavemente hacia él. El calor de su cuerpo era un consuelo bienvenido, un ancla en la tormenta de los últimos días.
- No me iré, mi amor. Nunca – menciona Gareth acariciando suavemente el cabello de Cecil
Cecil se acurrucó contra su pecho, el ritmo constante de su corazón un bálsamo.
- He tenido tanto miedo - murmuró, su voz amortiguada -. Miedo de que la historia se repitiera, de perderte, de que no me creyeras.
- No tienes que temer nada conmigo. Te creo, cada palabra y no hay nada en este mundo que pueda hacerme dudar de ti. Eres la mujer más valiente que conozco, Cecil. Enfrentaste a la Reina y al Rey, y luego te abriste a mí con una verdad tan difícil. Mi amor por ti solo crece con cada desafío.
Cecil levantó la vista, sus ojos empañados por las lágrimas, pero ahora eran lágrimas de alivio y felicidad.
- Y yo te amo a ti, Gareth. Más de lo que las palabras pueden expresar. Después de todo lo que pasó, después de ver la verdad en mi vida anterior, me di cuenta de que siempre fuiste tú. Siempre, mi corazón te perteneció mucho antes de que mi mente lo supiera.
- Y mi corazón siempre te ha pertenecido a ti, mi rosa - su pulgar acarició su mejilla, limpiando una lágrima -. Desde el primer día que te vi, supe que eras la única. No te dejaré ir. No ahora, ni nunca. Juntos, construiremos la vida que merecemos, lejos de las sombras del pasado. Seremos felices, Cecil. Lo prometo.
La habitación se llenó con la promesa de su amor, un santuario donde las intrigas de la corte y los fantasmas de vidas pasadas no podían tocarlos. Solo existían ellos dos, envueltos en la cálida certeza de su unión.
Cuando Cecil por fin dormía profundamente, con cuidado Gareth se levanto de la cama, le dio un beso en la frente, tomo su chaqueta y salió de la habitación, al bajar se encontró con Briar.
- ¿Cómo se encuentra? – cuestiono Briar.
- Esta descansado, ahora se encuentra tranquila, debo volver a mi casa, volveré a visitarla mañana.
- Claro hijo, sabes que eres bienvenido, gracias por no dejarla sola.
- No podría dejarla sola jamás.
Por otra parte, cuando Lysander observó a Gareth alejarse, la determinación en sus ojos contrastando con la creciente ansiedad en su propio pecho. Las palabras de Gareth resonaban: "¿Qué te hace pensar que será fácil terminar su matrimonio?" Era una verdad incómoda. Orlaith, a pesar de sus excentricidades, era la hija de un rey, y su unión era un acuerdo político crucial. Sin embargo, Lysander no estaba dispuesto a rendirse.
Decidido a actuar, Lysander inició sus "movimientos". Su primera acción fue aumentar la vigilancia en el palacio, no podía permitir que un intruso vuelva a ingresar. La advertencia de su padre, y ahora el conocimiento de Cecil sobre sus planes del maná, lo empujaban a la acción. Si la situación en Ironpeak se salía de control, necesitaría aliados allí que no estuvieran contaminados por sus propios métodos, comenzó a reunir información sobre el poder y la influencia del Duque Javier Urriaga y el Duque Emilio Andrade en Ironpeak.
En secreto, también intensificó sus experimentos con el maná. El tiempo era oro, necesitaba consolidar el poder de Ashfall antes de que su matrimonio con Orlaith se convirtiera en una bomba de tiempo, o antes de que Cecil revelara sus secretos. Las "visitas al templo" se volvieron más frecuentes y discretas, y sus contribuciones económicas, más significativas. Intentaba encontrar una forma de estabilizar el proceso, de hacerlo más seguro, pero los riesgos eran inmensos.
Finalmente, y quizás su movimiento más arriesgado, Lysander comenzó a enviar mensajes velados a la corte de Ironpeak. No a la nobleza influyente de la que hablaba su padre, sino directamente a los círculos internos, pintando un cuadro de Orlaith como una reina inestable e inepta. Quería socavar su posición antes de intentar cualquier anulación o separación, debilitando la alianza por dentro. Creía que, al presentarla como un lastre, su propio rey se desharía de ella.
Mientras tanto, en el Ducado Kaeldron, Cecil y Gareth también intensificaron sus esfuerzos. La promesa de Cecil de proteger su nueva vida la impulsaba, y el apoyo inquebrantable de Gareth era su roca. Comenzaron a investigar de forma más metódica los rumores sobre desapariciones en los pueblos cercanos al palacio, buscando a las personas que Lysander había usado para sus experimentos con el maná. La muerte del Rey Alexander solo había reafirmado su urgencia: el reino estaba en un punto de inflexión, y el futuro dependía de ellos.
Amo esta historia!! y Garret es todo lo q esta bien! 🤭