Antonieta, una joven noble de catorce años, vive atrapada entre las estrictas reglas de la alta sociedad y su pasión secreta: volar en un caballero móvil. Mientras se prepara para cumplir con su rol como dama y conocer a su prometido, entrena en secreto para dominar la tecnología que le permitirá surcar los cielos. Pero no todos están dispuestos a aceptar su sueño, y Antonieta deberá decidir si seguir las normas o romperlas para volar libre.
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Capítulo 6: conversación entre primas y un regalo.
[Exterior – Mansión de la familia Alcalá de la Alameda – Día]
Narrador:
A diferencia de todas las mañanas, hoy era diferente. La gran mayoría de las criadas estaba ayudando a llevar las maletas de la joven Alison Alcalá de la Alameda, mientras su prima Antonieta solo cargaba una maleta en la mano.
Antonieta (con impaciencia en su voz):
—¿No crees que estás exagerando con tu equipaje?
Alison (sin dirigirle la vista):
—Ropa, maquillaje, además de instrumentos para ser una dama de renombre... Oh, y por supuesto, tus pertenencias si en algún punto no soportas ser piloto y decides volver a ser una dama, querida prima.
Antonieta:
—Tu cizaña es reconfortante, primita.
Alison (aún sin mirarla):
—Aunque tal vez tengas razón. A este paso, mi preparación nos hará llegar tarde.
Antonieta:
—El lado positivo: podrás asolearte. Tu piel pálida pide a gritos el sol.
Alison (sin inmutarse):
—Puede gritar lo que quiera. Esta es el resultado de una piel cuidada. A diferencia de ti, que apuesto a que se quemará, estirará y cortará... Solo de pensarlo me da escalofríos.
Richard (acercándose a ellas):
—Aunque no lo crean, hay pilotos que se cuidan mucho. Cierto Alan me pidió que te diera una carta antes de que se fuera. Lástima que no pudo despedirse de ti.
Narrador:
Richard le entregó la carta a su hermana, quien empezó a leerla. Ella mostraba una sonrisa cálida.
Alison (susurrando a Richard):
—¿Seguro que no eran enamorados?
Richard (susurrando también):
—Quién sabe... pero si se hubieran quedado más tiempo, posiblemente.
Narrador:
Mientras hablaban, se acercaban Salomón y Joana, la madre de Alison. Detrás de ellos, seis sirvientas, tres de las cuales llevaban una caja de madera.
Joana:
—Hija.
Alison (haciendo una reverencia):
—Madre.
Joana:
—No soy muy buena en esto, pero si tu padre no se hubiera ido a una misión, haría esto menos… bueno. Estamos orgullosos de que entraras a la academia, así que pensamos en darte un regalo.
Narrador:
Joana da un chasquido y una criada coloca una caja frente a ella. Otra la abre con cuidado. El contenido: un rifle de palanca semiautomático de dos cañones con la palabra Viper grabada.
Joana:
—Modelo lo más actualizado posible. Tus gustos por la caza no son de mi agrado, pero pensé —junto a tu padre— que te gustaría uno. Solo intenta no dispararle a alguien de alto rango… Bueno, al que intente sobrepasarse contigo debe aprender por las malas.
Alison (sacando el arma y revisándola):
—Gracias, madre.
Salomón:
—Creo que sigo yo. Esto es para Richard.
Narrador:
Chasquea los dedos. Las criadas se acercan a Richard. El contenido de la caja: un libro titulado Cómo no ser un cretino y un broche de plata.
Salomón:
—Serás alguien que se convertirá en mi sucesor. No dudo de ti, pero tu actitud a veces es molesta.
Richard (con disgusto):
—Gracias… tomaré en cuenta el consejo.
Salomón:
—El último es tuyo, pero como tus padres aún siguen molestos por lo ocurrido en la presentación… bueno. ¿Podrían abrir la caja, por favor?
Narrador:
En la caja había más que nada un libro, un broche de pelo en forma de alas y una nota que decía que les alegraba que se convirtiera en una dama. Antonieta, en silencio, tomó los objetos. El silencio se hizo presente.
Salomón:
—Deberían subir al carruaje. Podrían llegar antes del anochecer.
Narrador:
Los tres subieron y la carreta comenzó a moverse, mientras Salomón observaba en silencio cómo el carruaje se alejaba.