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El Aura De La Luna

El Aura De La Luna

Status: Terminada
Genre:Completas / Hombre lobo / Magia / Pareja destinada / Brujas / Mundo de fantasía / Espadas y magia
Popularitas:10.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Una Joven Amante

Ivonne Bellarose, una joven con el don —o maldición— de ver las auras, busca una vida tranquila tras la muerte de su madre. Se muda a un remoto pueblo en el bosque de Northumberland, donde comparte piso con Violeta, una bruja con un pasado doloroso.

Su intento de llevar una vida pacífica se desmorona al conocer a Jarlen Blade y Claus Northam, dos hombres lobo que despiertab su interes por la magia, alianzas rotas y oscuros secretos que su madre intentó proteger.

Mientras espíritus vengativos la acechan y un peligroso hechicero, Jerico Carrion, se acerca, Ivonne deberá enfrentar la verdad sobre su pasado y el poder que lleva dentro… antes de que la oscuridad lo consuma todo.

NovelToon tiene autorización de Una Joven Amante para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 20

El agua aún goteaba de su cabello cuando Ivonne salió de la bañera, envuelta en una toalla que poco hacía por protegerla del frío. Un escalofrío le recorrió la piel, erizándola, mientras el espíritu la observaba con tristeza desde la penumbra. La temperatura de la habitación descendió de golpe, y el vapor del baño formaba figuras inquietantes en el aire, como sombras danzantes.

Su figura translúcida se materializó frente al espejo empañado. El reflejo de una mujer de rostro pálido y ojos tristes se dibujó con una claridad imposible. Su vestido antiguo, de tiempos lejanos, parecía flotar en un silencio absoluto. No había hostilidad en ella, solo una pena infinita que impregnaba la habitación como un perfume olvidado.

-No tema, mi señora -su voz era un susurro helado, pero extrañamente reconfortante-. No he venido a hacerle daño.

Ivonne tragó saliva. El corazón le golpeaba con fuerza en el pecho, y las manos le temblaban levemente.

-¿Quién... quién eres?

La figura bajó la cabeza, como si aún llevara el peso de una culpa que la retenía en este mundo.

-Soy Rosa. Fui sirvienta de la señora de la casa Blade... Mi vida terminó sin cumplir mi último deber.

Ivonne frunció el ceño. Su respiración comenzó a calmarse poco a poco, pero una incomodidad persistente se mantenía clavada en su pecho.

-¿La señora de la casa Blade? -repitió en un murmullo.

-Ella murió en una guerra cruel... Y yo... fui despedida sin haber servido a sus futuras generaciones, como había prometido. Fallé. Mor... -Su voz se quebró, un lamento ahogado que llenó el baño con una tristeza antigua-. Morí con la culpa de no protegerla.

Un escalofrío recorrió la espalda de Ivonne. La mirada de Rosa, aunque fantasmal, estaba cargada de una devoción desesperada.

-Quiero enmendar mi error -continuó Rosa, dando un pequeño paso hacia adelante sin tocar el suelo-. Le ofrezco mi servicio, a usted que será la futura señora de la casa Blade. Déjeme protegerla... a usted y a sus futuras generaciones. Le ruego que me deje cumplir mi promesa.

El silencio se espesó, pesado como una manta mojada. Ivonne no sabía qué responder. ¿Aceptar el juramento de un espíritu? ¿Confiar en una entidad que apenas entendía?

-Necesito... tiempo para pensar -susurró finalmente, con voz temblorosa.

Rosa asintió lentamente, con una comprensión melancólica.

-Hasta mañana. Esperaré su decisión, mi señora.

Con un parpadeo, la figura desapareció, y el ambiente recuperó su temperatura habitual. El agua se había enfriado, pero le recordaba que seguía en el mundo de los vivos.

Tras secar su cabello, Ivonne fue en busca de Jarlen, pensando que quizás él podría saber quién era Rosa.

La noche estaba en silencio, solo interrumpida por el suave murmullo del viento entre los árboles. Ivonne, inquieta después del encuentro con Rosa, no podía ignorar el peso de las preguntas que la atormentaban. Se dio cuenta de que, aunque Jarlen era su apoyo constante, sabía poco de él. Más allá de que era un hombre lobo, un alfa... ¿quién era realmente?

Decidida, lo buscó por toda la casa hasta encontrarlo sentado en el porche, bajo la pálida luz de la luna. Su figura parecía más solitaria que imponente.

-Hola -dijo Ivonne, acercándose.

-Hola otra vez -respondió él, haciéndole un espacio a su lado.

Ivonne suspiró, un gesto que descolocó a Jarlen por un segundo.

-Necesito hablar contigo -su voz rompió la quietud con suavidad, pero con firmeza.

Jarlen alzó la mirada, sus ojos brillando con preocupación.

-¿Sobre qué? -su tono era bajo, casi cauteloso.

-Sobre ti. -Ivonne se acomodó a su lado-. Sé que eres un hombre lobo, sé que eres alfa... pero no sé nada más. Y la verdad... quiero conocerte.

Él guardó silencio por un momento, sus labios apretándose en una línea tensa. Sus manos se entrelazaron con fuerza, los nudillos pálidos por la presión.

-No es fácil hablar de mí -admitió, su voz ronca por emociones contenidas-. Mi historia no es muy linda, que digamos.

-Si de eso hablamos, creo que estamos en la misma línea -dijo Ivonne con una sonrisa-. ¿Ya sabes? Mi padre es un mago lunático que tiene un pacto con un demonio.

-Está bien, tú ganas -dijo Jarlen en tono de rendición, esbozando una leve sonrisa.

-No te estoy diciendo que sea fácil. Solo... que seas honesto conmigo -Ivonne puso una mano en su hombro, clara en su intención de apoyarlo sin juzgar.

Jarlen respiró hondo, bajando la mirada hacia sus manos.

-La manada Darkwolf fue cedida a mi padre tras la muerte en batalla de mi abuelo, cuando él tenía dieciocho años. Para ese punto, ya había conocido a su alma gemela: mi madre, una omega sencilla, dulce, pero sobre todo fuerte y valiente. En ese tiempo, mi abuelo había declarado la guerra al territorio del norte. Nuestra manada prosperó, pero las batallas cobraban demasiadas vidas. Mi madre, incapaz de ver tanto dolor, decidió acompañar a mi padre en la lucha, liderando con su espíritu cuando muchos creían que solo los alfas merecían respeto -una sombra de dolor cruzó su rostro, sus puños temblando ligeramente-. Murió en la guerra contra la manada de lobos rojos del norte. Mató al alfa enemigo, pero cayó en el proceso. Luchó hasta el último aliento por protegernos.

Ivonne contuvo el aliento, sintiendo el peso de cada palabra.

-¿Y qué pasó con tu padre? -preguntó con suavidad.

-Nunca fue el mismo después de perderla. Enfermo de lo que llaman el mal del lobo. Una enfermedad que te consume en la locura y el dolor de la pérdida -su voz se quebró apenas, pero se recompuso con rapidez.

Sin pensarlo, Ivonne tomó su mano, entrelazando sus dedos con los suyos.

-Lo siento mucho, Jarlen.

Un silencio cómodo se extendió entre ellos. Entonces, Ivonne decidió ser la primera en bajar la guardia.

-A mí me gustan las cosas simples -confesó Ivonne, su voz apenas un susurro cargado de sinceridad-. El olor del rocío al amanecer, perderme en un libro mientras todo está en silencio... y el café amargo, aunque todos digan que es horrible. -Hizo una pausa, tragando la inseguridad que amenazaba con quebrar su voz-. Quería que lo supieras... porque también quiero conocerte. Y quiero que me conozcas más allá de mis cicatrices. No solo quiero que seas el apoyo que me ayuda a dormir... quiero que seas tú, sin miedo a mostrarte.

Jarlen la observó en silencio, sus ojos, que solían ser fieros e imponentes, se tornaron suaves, vulnerables. Sin decir una palabra, tomó su otra mano con cuidado, como si temiera romper la delicadeza de aquel momento.

El aire entre ellos se volvió denso, cargado de algo más que atracción: era comprensión, anhelo, y una necesidad profunda de ser vistos de verdad. Sus respiraciones se entrelazaron, y con un movimiento lento, casi temeroso, sus rostros se acercaron.

Cuando sus labios se encontraron, fue como si el mundo se silenciara. No hubo prisa, ni hambre, solo un roce suave y sincero, cargado de emociones que las palabras jamás lograrían contener. El dolor, el miedo, la esperanza... todo quedó plasmado en ese beso que fue más promesa que pasión.

Al separarse, Ivonne sintió cómo el calor subía por su cuello hasta teñir sus mejillas de un rojo intenso.

Jarlen la miró con una mezcla de ternura y diversión. -Supongo que esto significa que somos algo más que aliados.

Ivonne, avergonzada pero feliz, escondió su rostro entre las manos, riendo suavemente.

-Supongo que sí... -murmuró, su voz temblando por la emoción.

La luna fue testigo silenciosa de un nuevo comienzo, no solo de una relación, sino de dos almas que, rotas por el pasado, se atrevían a sanar juntas.

Al día siguiente, Jarlen había salido a toda prisa en la mañana, diciendo que tenía un asunto urgente que atender. Le dejó a Ivonne el desayuno listo y le avisó que había llamado a Violeta, quien llegaría pronto.

Un rato después, Ivonne se levantó. Tras acicalarse y desayunar, abrió la puerta justo cuando su amiga llegó.

Inquieta por el encuentro con el espíritu, Ivonne no le dio ni tiempo de sentarse. Apenas cruzó el umbral, la arrastró al sofá frente a la chimenea. El crepitar suave de la leña rompía el silencio mientras Ivonne soltaba la confesión con voz baja:

-Se suponía que el trato sería con Theos... -susurró-. ¿Es posible vincularse con más de una criatura mágica?

Violeta arqueó una ceja, relajada pero atenta, y asintió con suavidad.

-Es raro, pero sí. Y considerando lo que Terra dijo sobre tu conexión con los espíritus... creo que podrías. Aunque cada vínculo... pesa -su tono era más de advertencia que de preocupación.

De pronto, el ambiente se enfrió. La presencia de Rosa se hizo palpable, su energía llenó el aire con una serenidad melancólica. Su silueta parpadeaba, como si se desvaneciera lentamente. Violeta la observó en silencio, su mirada afilada analizando cada detalle.

-Está débil -murmuró-. Si haces un pacto con ella, su fuerza dependerá de ti, Ivonne.

La incertidumbre apretó el pecho de Ivonne, pero un impulso más fuerte que la lógica la movió: compasión... y una responsabilidad que no sabía de dónde nacía.

-Haré el trato con Rosa -dijo con determinación.

Rosa sonrió con dulzura, y Ivonne le devolvió el gesto.

Violeta, intentando aliviar la tensión, bromeó con ligereza:

-Bueno, ¿por dónde empezamos? No es que tenga un manual para pactos espirituales a mano. Vamos a intentar lo básico... -Se inclinó hacia Rosa-. ¿Cuál es tu nombre completo?

-Rosa Williams Clark -respondió el espíritu con voz temblorosa, cargada de ecos distantes.

-Perfecto. Tu señora es Ivonne Bellarose. Ambas deben decir sus nombres para sellar el contrato.

Las dos pronunciaron sus nombres en un unísono etéreo. Pero nada ocurrió.

Violeta frunció el ceño, pensativa.

-Como sospechaba... falta algo.

-¿Qué crees que sea? -preguntó Ivonne, un leve nerviosismo en su voz.

-No estoy segura. Tal vez necesitas conectar con ella de verdad. Mírala... siente su energía, como hiciste conmigo. Y, por favor, sin dramatismos esta vez.

Ivonne soltó una risa breve. Cerró los ojos y trató de concentrarse, pero solo encontró vacío. Rosa, notando su dificultad, extendió sus manos hacia ella. Al tocarla, un torrente de emociones la invadió: lealtad, tristeza... y un profundo deseo de proteger.

Un resplandor azul brotó de las manos de Ivonne, viajando hacia Rosa en una corriente vibrante de energía.

-¡Eso es! -exclamó Violeta con emoción-. Ahora, pronuncien sus nombres.

Ambas lo hicieron al unísono. De repente, una marca en forma de cadena fina apareció en las muñecas de Ivonne: el símbolo del pacto estaba sellado.

Rosa dejó de ser una silueta borrosa. Su figura tomó forma: una mujer de unos treinta años, vestida con un antiguo traje de mucama. Su cabello negro, recogido en un moño elegante, y sus ojos -antes vacíos- ahora brillaban con el mismo tono que los de Ivonne.

Violeta, con voz solemne, proclamó:

-Desde ahora, ya no serás Rosa Williams Clark. Eres Rosa de Bellarose. Este pacto te une a tu nueva dueña.

Ivonne sintió el peso de la responsabilidad caerle en el pecho, pero, al mismo tiempo, una fuerza renovada despertó en su interior. El primer pacto estaba hecho. Y con él, una nueva etapa comenzaba.

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MARIA ELENA PEREZ DE PALMAR
y quién impide que los mate si él quiere está en un círculo vicioso
MARIA ELENA PEREZ DE PALMAR
para que quiere a los niños allí si el se los va a volver a llevar
MARIA ELENA PEREZ DE PALMAR
para que quiere a los niños allí si se los va a volver a llevar
MARIA ELENA PEREZ DE PALMAR
el la protege y ella lo aleja
MARIA ELENA PEREZ DE PALMAR
éste no es un Alfa es un sometido al consejo
MARIA ELENA PEREZ DE PALMAR
ya me está cansando como si no tuviera poderes es demasiado miedosa 😱
MARIA ELENA PEREZ DE PALMAR
por qué no salió a buscar a Violeta
Rolando guillermo North seminario
Excelente
stefi.
me gusta,algo diferente a lo que suelo leer de hombre lobo y seres misteriosos
stefi.
podría ser su padre ya ke ella no lo conoció 🤔
Analia Martinez
Excelente
stefi.
cuanto misterio
stefi.
Erasmos es muy bonito,pero a la espera de que esta?
Soangelis Mujica
aish pinché viejo metiche, la palabra padre le queda grande, q no tiene nada mejor q hacer /Smug//Drowsy/
Soangelis Mujica
esta interesante tu historia /Hey/
Abel Torres
Muy buena, me gusta la trama y la intriga que deja, super recomendada ✨
VásGa Nbeth
lindo él y lindo el nombre "Erasmos". 😊
Ashley Alcántara
Más capítulos plis, espero termines todos los caps pronto /Smile//Smile/
Abel Torres
Para cuando el noviazgo? 😏 xd, gracias por la actu, en la espera del siguiente /Grin/
Abel Torres
okey..... este cap me dejó con más dudas que el anterior :)
Soangelis Mujica: siiii los capítulos dejan una sensación de querer leer más /Shame/
total 1 replies
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