Lucía había enterrado su pasado para comenzar una nueva vida, pero las malas costumbres siempre se quedan. Charlie sería su nuevo objetivo, sin imaginar que él también ocultaba un oscuro secreto. Sus acciones traerán consecuencias para aquellos que los rodean sin perder su único objetivo, la obsesión.
Las apariencias a veces no son lo que ves, estás ocultan el otro lado de la moneda y Lucía no es ni buena ni mala, solo mentalmente inestable y físicamente una diosa sin presentes.
Esta no es la típica historia de amor. El deseo, la lujuria y el control emocional y psicólogo es lo que Lucía y Charlie provocan a los demas, hasta que ellos se encuentran y toda lógica cambia su vida.
Esta novela está subida de tono y puede tocar temas sensibles. Solo para lectores de 18+.
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"22 Buscando entre la multitud.
El maquillista había llegado y se dispuso a arreglar a Flor primero, dado que Lucía seguía bañándose.
Flor estaba temerosa y feliz a la vez, cada vez que se veía en el espejo se emocionaba al notar como se iba viendo.
"¡Vaya! Eres otra cuando te arreglas." Dice Lucía tras salir del baño en una bata.
"Era un desastre corazón." Dice el maquillista. "Depile su bigote y quite toda esa ceja de más. Cuando la vi sabía que tenía mucho trabajo por hacer."
Lucía se ríe un poco, pero a Flor no le parece gracioso.
"Gracias por tu sinceridad." Dice con ironía un poco molesta.
Flor no era fea, pero para muchos su aspecto era simple dado que nunca se arreglaba. Ahora que habían pulido su ceja poblada y limpiado bien su rostro, se veía limpia y más delicada.
Al paso de las horas las dos estaban listas. El maquillaje cubrió casi todos los moretones del rostro de Lucía, pero la inflamación del ojo aún está vigente, pero al colocar la máscara podía pasar desapercibida.
Las dos llevaban puesto un traje de mesero, ahora solo faltaba ingresar a aquel lugar.
Desde el otro lado de la banqueta, esperaban pacientemente que llegara la camioneta del banquete. Al ver que llega se apresuran y corren hasta detrás de ellos para entrar por la parte trasera.
Lucía se veía emocionada, pero Flor estaba que se moría de los nervios.
Logran entrar por la parte trasera y de inmediato dejan su bolso en el cuarto del conserje. Al ver que aún no llegan los invitados, aprovechan para ayudar a los meseros a acomodar los alimentos en la mesa y así tener una vista del lugar.
Era un salón muy grande y con un gran candelabro en medio del salón. Lucia sabía que se trataba de una fiesta de cumpleaños, aunque no sabía de quién era. Los de seguridad tomaron posesión de la entrada y las salidas y solo aquellos con una invitación podían ingresar, por suerte a Lucía le había salido bien el plan.
"¡Anda! Hay que cambiarnos, pronto comenzarán a llegar los invitados." Jala a Flor de la mano y la lleva con ella hasta donde está la maleta.
El cuarto era pequeño, pero sin importar la incomodidad se desvistieron para colocarse el vestido. Era una fiesta de máscaras, así que nadie sospecho de ellas, dado que incluso los meseros llevaban una.
"¿Salimos?" Pregunta Flor.
"No, espérate un poco. Jamás me gustó llegar antes a una fiesta. Hay que repasar el plan."
"De acuerdo."
"Podemos comer, incluso beber con moderación. A los hombres solo les importa una cosa y eso es buscar un objetivo y llevarlo a un cuarto de hotel. Ten cuidado con esos hombres, si te preguntan algo personal diles que no conoces al cumpleañero y que solamente acompañaste a una amiga, me puedes señalar de ser necesario. Las mujeres suelen ser competitivas, no caigas en su juego. Juzgarán, se reiran y criticarán tu peinado, vestido o cualquier error que comentas."
"Suena complicado, pensé que venían a las fiestas a divertirse."
"Entonces toma eso en cuanta, solo diviértete. Yo también platicaré con uno que otro sujeto, intentaré llamar la atención de Charlie. Si algo sale mal solo hay que llamar. ¿Traes el celular que te di?" Flor asienta con la cabeza. "Debes estar al pendiente de él, recuerda que no tenemos invitación y no conocemos a nadie de aquí, podrían sospechar."
Con una mirada detenida miran cada una su reloj. La música del instrumental había comenzado a sonar y salen de ahí para dirigirse al salón principal.
Al llegar notan que en la entrada las personas comienzan a llegar en fila. Para no sentirse desubicadas, las dos van a la mesa de bocadillos.
Lucía toma una copa de vino espumoso y bebe todo de un solo sorbo, para quitarse los nervios y sentirse más confiada.
"¿Tú no vas a comer?" Pregunta Flor a Lucía. "No tengo apetito, solo espero que el venga a esta fiesta. Bueno, iré a caminar por ahí, si tengo suerte hoy podré bailar con él." Con una sonrisa y muy confiada se aleja de Flor.
Llevaba los brazos al descubierto con un escote delicado. El vestido era un rojo intenso y se ajustaba perfectamente a su silueta con un acabado de plumas y lentejuelas bordadas. Se veía elegante al caminar incluso cuándo tomaba de su copa llamaba mucho la atención.
Lucia pensó que estaría aburrida, ya que no conocía a nadie y con las máscaras era difícil identificar a alguien, pero la música de jazz era pegajosa haciendo que de vez en cuando moviera su pie.
"Te vi desde haya arriba. No entiendo cómo alguien tan hermosa se encuentra sola y sin compañía. Dime ¿Te conozco?" Era alto y muy bien vestido, de hecho, destacaba entre los invitados.
"No lo creo. Mi amigo me invitó, pero él aún no llega. Para ser sincera me siento un tanto rara, pero gracias por hablarme, comenzaba a aburrirme." Con una sonrisa blanca, bebe un pequeño sorbo de su copa. "¡Soy Everly, por cierto!" Le da la mano para saludarlo y este de inmediato la toma para darle un beso sin apartar la vista de ella.
"Franco Novelli Fontana, todo un placer conocerte Everly." Lucia le sonríe al ver que no despega sus ojos de ella. "De dónde eres, tu nombre no suena muy italiano."
"Soy de Londres, me mudé hace unos años y no me ha ido tan bien que digamos. Cuánto con apenas dos amigos y apenas salgo de mi casa."
"¿Entonces no trabajas? Me imagino que vives con tus padres."
"Vivo sola, por desgracia mis padres ya no están más a mi lado."
"¡Oh! Lo siento, no fue mi intención."
"Descuida, al menos es agradable conversar con alguien." Desvía la mirada tratando de buscar a Charlie entre la multitud.
"Iré a saludar a unos amigos, pero me gustaría que aún no te fueras, a mí también me agrada tu compañía. ¡Solo espera un segundo! Vendré a buscarte enseguida."
Lucia lo ve alejarse y solo fue cuestión de segundos para que varios hombres comenzarán a rondarla.
Muchos de ellos eran viejos y Lucía se sentía incómoda. Siempre se ha sentido acosada y nunca antes le había tomado tanta importancia, pero ese día sentía que parecía un bocadillo para todos. No sabía a dónde ir o voltear, el sentirse observada era muy incómodo, pero lo más sorprendente era porque nadie se acercaba.
A estás alturas siempre se acercan para platicar, pero solo una persona lo hizo y nadie más lo intento.
"¡Volví! Perdón si te hice esperar." Franco había vuelto y está vez estaba acompañado. "Hay una mesa reservada, por favor, acompáñanos."
Lucía pensaba en ir y buscar a Flor a estas alturas, pero quiso darle una oportunidad a esta fiesta.
"Soy Fausto, un placer señorita." Aquel hombre se le hacía conocido, pero no recordaba de dónde.
"Everly Harrys, mucho gusto." Le ofrece su mano y el amablemente la saluda.
Al llegar a la mesa nota que es la mesa del cumpleañero. Todos llevaban máscaras, pero ella sin duda pudo reconocer a una persona. Busco por todos lados y él estaba aquí, justo frente a ella. Charlie si había asistido.