En un mundo donde la lealtad se compra y la traición es moneda corriente, Valeria, una joven entrenada desde niña como asesina de élite, se encuentra atrapada entre dos mundos. Secuestrada a los cinco años y forjada en el fuego de la mafia, Valeria ha aprendido a sobrevivir a cualquier costo.
Valeria es una pieza clave de la mafia gracias a sus habilidades de hacker y estratega, además de ser una asesina letal en la Falange oscura. Sin embargo, una traición de parte de la única persona que ama cambia sus planes drásticamente. Ahora, debe navegar entre las sombras de su pasado y las traiciones del presente, mientras lucha por encontrar su verdadero propósito y vengarse de quienes la traicionaron.
Un trato con la OMSG, que reconoce, su valía, la llevará sin saberlo más cerca de sus raíces. Marcada por un pasado de traición, Valeria es una mujer cerrada al amor, pero se encontrará con un hombre arrogante y déspota, a quien le demostrará que ella sabe jugar tan bien como él. ¿te animas?
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Interrogatorio.
"Llévenla al comando ahora", ordenó el general. Valeria estaba totalmente desmayada; había tardado, pero por fin hizo efecto.
Muchas camionetas iban resguardando al carro donde iba la leyenda; por fin tenían lo que tanto habían buscado, horas después.
Valeria Ferrara, con su cabello desordenado y su rostro cubierto de moretones, estaba atada a una silla en una habitación oscura y fría. La luz de una lámpara colgante oscilaba ligeramente, proyectando sombras inquietantes en las paredes. Frente a ella, el general Adams Walker y el teniente general Harry Carson la observaban con expresiones severas.
“Leyenda, sabemos que eres leal a la cosa Nostra y a la falange oscura, pero esto puede terminar si decides cooperar. Dinos todo lo que sabes sobre el sottocapo y el capo di tutti capi.”Dijo el General Adams Walker.
Valeria levantó la mirada, sus ojos azules llenos de determinación. No diría una palabra. Sabía que cualquier información que revelara podría poner en peligro a Alphonso y ella jamás haría eso.
“No sé de qué están hablando”. Dijo como si nada con su mentón alto.
El General Walker suspiró y se alejó junto a Carson.
“Harry, encárgate de esto. Necesitamos esa información, no la lastimes.”
El general Walker salió de la habitación, dejando a Carson solo con Valeria. Carson se acercó a ella; su expresión se endureció: él no pensaba hacerle caso.
“Valeria, no tienes idea de lo que te espera si no cooperas. Dinos todo lo que sabes sobre Alphonso Bettucchi y su padre”. Habló con desprecio el teniente general Harry Carson y le dio un fuerte golpe.
Valeria escupió sangre y levantó la cabeza, mirando a Carson con desprecio.
“No te diré nada. Puedes golpearme todo lo que quieras, pero no traicionaré a mi gente”. La cara de Valeria era pura firmeza.
Carson la golpeó en el rostro con fuerza. Ella apenas reaccionó, manteniendo su mirada fija en la de él.
“No juegues conmigo, perra. Sabemos que Alphonso es el sottocapo de la Falange Oscura. Dinos dónde está y cómo podemos atraparlo”.
Valeria respiró con dificultad, pero no emitió ningún sonido de queja; en vez de eso, se rió. Su entrenamiento la había preparado para soportar el dolor, y su lealtad a Alphonso y a la Falange Oscura era inquebrantable.
“Valeria, estás cometiendo un grave error. Si cooperas, podríamos considerar una reducción de tu sentencia. Pero si sigues resistiéndote, las cosas solo empeorarán para ti.” Escupió con rabia.
Valeria se enderezó lentamente, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y determinación.
“Prefiero morir antes que traicionar a Alphonso, máteme de una vez”. Espetó ella, manteniéndole la mirada.
Carson comenzó a golpearla de nuevo, esta vez con más fuerza y brutalidad. Valeria soportó cada golpe, su cuerpo temblando de dolor, pero su espíritu permanecía intacto. No importaba cuánto la torturaran, no diría una palabra.
El teniente general Harry Carson tomó cables de corriente y se los colocó a Valeria para luego encender la máquina. Los gritos de ella eran espeluznantes, pero no iba a ceder.
“Eres una mujer fuerte, Valeria. Pero todos tienen un punto de quiebre. ¿Estás segura de que quieres seguir por este camino?”
Valeria lo miró directamente a los ojos, su voz apenas un susurro.
“Nunca me rendiré. Nunca traicionaré a Alphonso, no soy una maldita soplona”.
La interrogación continuó durante horas, con Carson utilizando todas las tácticas a su disposición para intentar quebrar a Valeria. Pero ella se mantuvo firme, su lealtad y amor por Alphonso dándole la fuerza para soportar el tormento; ella solo pensaba en él, en sus besos y promesas. Debía calmarse e intentar escapar.
Finalmente, agotado y frustrado, el teniente general Carson se retiró, dejando a Valeria sola en la oscuridad. Aunque su cuerpo estaba destrozado, su espíritu seguía siendo indomable. Sabía que había hecho lo correcto, y eso le daba la fuerza para seguir adelante.
Valera se concentró una vez sola, colocando su cuerpo en total relajación; el dolor era mental y ella sabía controlarlo. No quería que dañaran a Alphonso; necesitaba salir de allí. Antes solo quería venganza, pero luego de conocerlo a él decidió omitirla con tal de no dañarlo. Ya encontraría la forma de hacer pagar a su suegro, pero no lo haría si Alphonso salía lastimado; por eso lo eligió a él por encima de todo.
Valeria, con sus manos atadas, tocó el anillo que él le había dado; aún lo tenía. Se sentía amada por él; el collar en su cuello también le recordaba. Eso era uno solo y debía salir de allí.
Valeria solo recibía visitas de Harry Carson; él la golpeaba y la torturaba, pero no así hablo. Ella se negaba a comer y él decidió meterle suero intravenoso para sostenerla. Ella estaba un poco débil y adolorida, aunque debía escapar de allí; necesitaba hacerlo.
Habían pasado casi dos semanas y comenzaron a atacar cada escondite de la cosa nostra. También descubrieron que una de las sedes de la falange era la más pequeña, pero era una de ellas. Atacaron propiedades de la piovra y todo indicaba que Valeria había caído; Valeria había vendido a su gente. La cara de Alphonso estaba por todos lados; se buscaba al sottocapo y a la piovra.
Cada cargamento, aunque pequeño, era atacado y todos estaban sin saber qué hacer. Valeria se había rendido; Valeria había dejado de lado el amor de Alphonso.
Mientras tanto, Valeria seguía siendo torturada y esta vez sería trasladada a Washington, ya que aún estaban en Italia, en una pequeña sede en ese país; mañana la llevarían lejos de todo.
Mientras tanto, en Washington.
"¿Qué noticias tienes?, preguntó un hombre alto de unos cuarenta y tantos años y con una mirada fría.
"Conseguí al elemento más fuerte de esos desgraciados, tengo un plan para usarlos en su contra, encontraremos a ese desgraciado", habla el general Walker.
"Ya se han tardado demasiado, maldita sea, necesito a Alonso en mis manos y matar a ese pulpo de mierda, ya me quitó mucho", gritó el director general.
"Alexander, tranquilo, mejor dime cómo está Elizabeth ".El hombre suspira cansado.
"Hace unos días comenzó a reaccionar y a que no adivinas cuál fue su primera pregunta ", dijo con su mirada oscura.
"Al menos regresó, amigo, tranquilo, su muerte no quedará impune y Elizabeth es una guerrera ".El director general asintió.
"Encuentra a ese maldito o yo mismo iré a matar a esa tal leyenda hasta que me escupa su maldita ubicación".
son excelentes
Gracias
No era tan fuerte el amor si le ganó la desconfianza