En un reino deslumbrante, la princesa Ailén se encuentra atrapada entre el deber y el deseo. Casada con Elian, el príncipe de un corazón frío, descubre la traición en su matrimonio mientras su corazón se inclina hacia Kael, un hombre sin títulos pero de fervor inigualable. En un palacio lleno de intrigas y secretos, Ailén debe elegir entre mantener la estabilidad del reino y seguir el anhelo que desafía todas las normas.
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Capitulo 21
El sol de la tarde se filtraba a través de los vitrales del palacio, llenando la sala de una luz cálida y dorada. El ambiente era solemne, pero no por ello menos acogedor. Mi familia había llegado, y aunque me alegraba verlos, el peso de la formalidad que nos rodeaba no se disipaba tan fácilmente. Nos sentamos en la gran sala, rodeados de tapices y muebles que parecían tan antiguos como las tradiciones que regían nuestras vidas.
Mis padres, el marqués Alaric D'Alembert y la marquesa Elara D'Alembert, se mantenían erguidos, como si la propia presencia del palacio les recordara la importancia de la compostura. Mis dos hermanos mayores, Adrien y Lucien, estaban junto a ellos, con sus expresiones igualmente controladas. Mis dos hermanos menores, Camille y Julian, jugaban en silencio en un rincón, apenas conscientes de la tensión que impregnaba la atmósfera.
Mi conversación con ellos fue cordial, pero reservada. Los temas eran cuidadosamente seleccionados, evitando cualquier mención de los asuntos más delicados. Sin embargo, el ambiente cambiaba ligeramente cuando mi hermano Adrien, el mayor, se inclinó hacia mí y murmuró:
"Quiero ver los jardines, Ailén. Acompáñame, por favor."
Asentí, agradecida por la oportunidad de escapar, aunque fuera por unos momentos, de la opresión de las paredes del palacio. Nos levantamos juntos, y sentí cómo Kael y Dorian, siempre vigilantes, se mantenían cerca. La presencia de ambos se había convertido en una constante en mi vida, un recordatorio silencioso de que nunca estaba sola, ni siquiera en momentos como este.
Mientras caminábamos por los pasillos y salíamos al exterior, el aire fresco del jardín fue un alivio bienvenido. Adrien y yo avanzamos en silencio durante un rato, disfrutando de la paz del lugar. Los jardines eran un refugio para mí, un lugar donde podía respirar, aunque solo fuera un poco.
"Las cosas están complicadas en la familia real, Ailén", dijo Adrien, rompiendo finalmente el silencio. Su tono era bajo, pero cargado de significado.
"Lo sé", respondí, aunque la verdad era que solo tenía una idea superficial de lo que realmente estaba ocurriendo. Elian rara vez compartía detalles conmigo, y aunque intentaba estar al tanto, siempre había una sensación de que me estaba perdiendo algo importante.
Adrien suspiró, como si pesara más de lo que había dicho. "Hay rumores, tensiones entre las diferentes familias nobles. Incluso dentro de la familia real... las alianzas son más frágiles de lo que parecen."
Asentí, procesando sus palabras. Aunque me esforzaba por mantenerme al tanto, la política siempre había sido un terreno resbaladizo, lleno de trampas y traiciones que a menudo escapaban a mi control.
"¿Y qué pasa en casa?", pregunté, cambiando el tema a algo que me preocupaba aún más.
Adrien me miró de reojo, una expresión suave en su rostro. "Todo está bien, pero... necesitamos hablar contigo más a fondo, y no aquí, en el palacio. En casa, cuando tengas tiempo."
Había algo en su tono que me hizo sentir un nudo en el estómago, una mezcla de preocupación y urgencia que no podía ignorar. Quería preguntar más, pero supe que este no era el lugar ni el momento adecuado.
"Entiendo", respondí simplemente, esperando que él captara mi disposición a tener esa conversación tan pronto como fuera posible.
Continuamos caminando por el jardín, disfrutando del silencio que había caído entre nosotros. De vez en cuando, mis ojos se desviaban hacia Kael, que nos seguía a una distancia respetuosa con Dorian a su lado. Había algo en la manera en que Kael se movía, en la quietud de su mirada, que me intrigaba profundamente. Era como si él fuera una sombra, siempre presente, pero siempre manteniendo su distancia.
Sin embargo, algo en mí se sentía atraído por esa distancia, por el misterio que él representaba. Sentía una inexplicable necesidad de conocer más sobre él, de entender lo que pasaba detrás de esos ojos oscuros que a veces se cruzaban con los míos.
"Kael parece un buen hombre", dijo Adrien de repente, sacándome de mis pensamientos.
Lo miré, un poco sorprendida por su comentario. "Lo es", respondí, aunque la verdad era que todavía sabía muy poco sobre él, más allá de lo que veía en nuestras breves interacciones.
Adrien asintió, pero no dijo nada más sobre el tema. En cambio, hablamos de cosas más ligeras, de recuerdos de nuestra infancia, de cómo estaban mis hermanos menores. Fue una conversación que me hizo sentir una calidez en el pecho, recordándome que, a pesar de todo, siempre tendría a mi familia.
Cuando terminamos nuestro paseo, regresamos al lugar donde el resto de la familia estaba esperando. Kael y Dorian se mantuvieron detrás de mí, como siempre, pero noté algo curioso: mi madre y mis dos hermanos mayores lanzaban miradas discretas hacia Kael, casi como si estuvieran evaluándolo, pero con una amabilidad que me desconcertó.
No entendía por qué lo miraban así, pero decidí no darle más vueltas. Había demasiado en mi mente para preocuparme por algo tan pequeño. En cambio, me concentré en despedirme de ellos, con la promesa de que pronto iría a casa, de que tendríamos esa conversación que Adrien tanto deseaba.
Mientras los veía partir, sentí una mezcla de alivio y ansiedad. Alivio porque, al menos por ahora, la tensión había disminuido. Ansiedad porque sabía que lo que Adrien había mencionado no era algo que pudiera ignorar.
Cuando me volví para regresar al palacio, Kael y Dorian aún estaban allí, en silencio, como guardianes. Y aunque traté de enfocarme en lo que vendría, no pude evitar mirar de nuevo a Kael, preguntándome qué era lo que mi familia había visto en él, y por qué empezaba a sentir que, quizás, había algo más de lo que yo misma había notado.
El día había sido largo, lleno de la compañía de mi familia y la extraña mezcla de emociones que había traído consigo. A pesar de todo, el jardín, la charla con Adrien, e incluso las miradas discretas de mis padres hacia Kael, todo se desvaneció al caer la noche. Mis pensamientos estaban dispersos, pero un lugar en mi mente se mantenía firme, anclado en la idea de que Kael estaba afuera, vigilante. No había pasado mucho tiempo desde que había entrado en mi vida, pero su presencia constante comenzaba a llenarme de una seguridad inesperada.
Mientras me preparaba para acostarme, recordé que Elian había prometido estar conmigo esa noche. Algo en mi interior se encogió; era extraño cómo una promesa que alguna vez me habría llenado de alegría ahora me dejaba con un sentimiento de inquietud. Sin embargo, rápidamente descarté esa sensación, enfocándome en la necesidad de cumplir con mis deberes como esposa.
y que Elián se arrepienta de averla tratado mal.
y como en toda novela todo puede pasar,espero que ella tenga unos hijos hermosos.
y Elián sea que no puede dar hijos.