Completa
La vida nos da siempre segundas oportunidades y donde hubo fuego cenizas quedan, eso decía mi abuela.
Ari conoce a Álvaro cuando apenas tenían 16 años, ellos se enamoran, Pero por las circunstancias de la vida hace que cada quien tome un camino distinto a lo que ellos pensaron.
El destino los junta reviviendo el pasado amor de adolescente que tuvieron y ahora con mas fuerza.
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Cap. 21: Dudas
ARI BLANCO
Regresé a casa un poco confundida con mis sentimientos. Es una batalla interna entre la razón y el corazón, sé que debo hacer pero no quiero.
Muchas veces la razón no puede explicar lo que el corazón siente: «no se puede explicar lo que no tiene explicación». Ojalá pudiésemos decirle al corazón lo que debe sentir en cada momento; cuándo sentir y cuándo dejar de sentir. Quizás de esta manera me ahorraría muchas lágrimas y malos momentos. Pero lo cierto es que también me perdería uno de los mejores momentos de mi vida.
Mi madre me llamó.
— ¿Cómo te fue?
— Bien. Mañana empiezo a trabajar contigo. Aunque siendo honesta— pausé — no sé si hago bien.
—Que alegre mi niña que te dieron el empleo. Y claro que lo harás bien. Te dejo, te veo en la noche.
—Okey mamá.
Fui a mi cuarto. Jugué un rato con el celular. Desbloqueé el número de Álvaro. Revisé aquella foto que aún guardaba. La observé y me entraron las dudas. Si acepto estar en este momento con él, no seré más que la amante.
A mediodía Álvaro me escribió.
— ¿Será que podamos vernos mañana?
— ... No lo sé...
— Ven a mi oficina o prefieres otro lugar.
— Otro lugar. No quiero que se creen malos comentarios en tu empresa. Eres un hombre casado aún.
— ¿Te parece que nos veamos en un hotel?
— No. Mejor te veo en tu oficina.
— En eso quedamos.
Al día siguiente, me levanté sin alarma, sin necesidad de nada. Escogí mi atuendo más bonito y me puse un poco de maquillaje. Salí del cuarto.
— Mamá, necesito pasar por la empresa del CEO, me falta llevar una copia de mi identificación.
— Está bien. Te espero entonces.
— No me esperes. No sé cuánto voy a tardar.
— Ok.
Mi madre me pasó dejando por la empresa y ella se fue a su lugar de trabajo. Está vez pasé directo a la oficina de Álvaro. Aunque era demasiado temprano como para que él estuviese ahí.
Llegando estaba su secretaria.
— Buenos días— le dije un poco nerviosa.
—Buenos días, Señorita. El CEO la espera.
Ella se retiró de su puesto. Golpeé la puerta para entrar.
Álvaro abrió la puerta y en cuanto me vio, me jaló hacia dentro. Puso el seguro y me abrazó.
Me puse un tanto nerviosa.
— Calma. No te da miedo que nos vean.
— No.
Álvaro me sujetó de la cintura y me dio un beso en los labios.
— Calma.
— No me pidas que me calme. He aguantado cuatro años más o menos lejos de ti.
— Primero cuéntame, ¿por qué te desapareciste de la escuela?. ¿Por qué te casaste con Anne? ¿Por qué fuiste a Estocolmo? ¿Y por qué el de aquella foto que me enviaste? Tengo mi cerebro hecho un gran lío.
— Sentémonos. No sé por dónde empezar. Mis padres me obligaron a casarme con Anne, por eso desaparecí de la escuela. No es como que yo haya querido. Me casé obligado. En nuestra clase social, los matrimonios son acuerdos de negocios y aunque resistí, no tenía de otra.
—¿Por qué sigues casado? ¿Qué te obliga a estar con Anne? Ya eres mayor de edad.
— Tengo un hijo con ella.
Me sorprendió esa respuesta. Entonces aquella foto tenía sentido.
— No entiendo— me puse de pie — no la amas, dices que me has extrañado y que me amas, Pero tu vida marital con ella es activa. Creo que ya escuché suficiente.
— No has escuchado lo suficiente. No deduzca más cosas sin antes dejarme terminar lo que pasó.
— No seré la causante de que tu hijo se quede sin una familia. Mejor paremos esto acá.
— Ella me drogó, y se embarazó. Yo no quise.
— Ella te drogó y te violó. Eso quieres que yo crea. Por favor.
— Eso pasó. Te juro que es la verdad. Voy a divorciarme de ella. Te lo prometo.
— Cuando tengas un documento que diga que eres libre, búscame. No quiero ser la mujer que deje sin padre a un niño.
— Él siempre será mi hijo, yo siempre seré su padre. Eso no va a cambiar.
— Por hoy, fue suficiente. Iré al trabajo con mi madre.
Ya no sabía que pensar. Salí de la oficina de Álvaro.