Hijo De Sangre

Correo electrónico de Walter I. Para Esteban G. de la central de policía

Buen día mi querido amigo. Hoy tengo que redactarte algo muy interesante en este pueblo. No he podido descifrar ni obtener alguna pista acerca de las desapariciones. Quien lo esté haciendo es alguien muy astuto y se sabe cubrir bien.

Me hace recordar que nunca me había enfrentado a un rival tan habilidoso. Generalmente todos piensan que cubren bien sus huellas pero dejan cabos sueltos por creer que nadie los va a buscar. En muchas ocasiones dudan que algún detectives los busque y le agarre, por eso bajan la guardia. Pero en esta ocasión siendo algo diferente, es como si esta persona no se estuviera escondiendo, como si el miedo no existiera en su alma. Casi podría asegurarlo que se cree inmune y que puede destruir a cualquier persona. Ese perfíl psicólogo es de los peores, una persona que se siente así es porque en verdad tiene poder, creo que este será el caso más difícil de mi carrera.

Por otra parte, he encontrado que la historia de este pueblo no es realmente como muchos la narran. Hay ciertas anomalías que se remontan a hace 17 años. Cuando hubo el cambio de gobernador de este pueblo. 

El cambio aparentemente no tuvo nada que ver con un proceso electoral o político. Ese cambio fue impuesto por el gobierno de este país al querer no solo sustituir, si no borrar completamente el rastro del antiguo gobernador. ¿Qué habrá hecho para merecer tales acciones? No lo sé aún pero lo investigo. Por eso te escribo, no sé si tenga algo que ver con los eventos del pasado mi caso actual pero quisiera pedirte que investigues y me envíes todos los datos que puedas al respecto.

Yo trataré de investigar un poco más entrevistando a algunas personas que creo me podrán ayudar a resolver ambas cosas. El primero es el sacerdote del pueblo y la segunda es la posadera, parece una mujer muy informativa. 

De momento es todo amigo mío espero tu respuesta.

Historia desarrollada en las oficinas del municipio.

—Padre, ya le dijimos que estamos haciendo todo lo posible por solucionar la situación.—Intentaba calmar un trabajador de la oficina al sacerdote Rolando que estaba muy exigente en ese lugar.

—¡Pues no parece suficiente!—Golpeó el escritorio.—Esta mañana me llegaron a mi iglesia rumores que nuevamente ha desaparecido una chica en las mismas circunstancias. ¡Este pueblo no es muy grande como para que ustedes no hagan su trabajo!—Elevó más su tono de voz sin dejar de golpear el escritorio mientras hablaba.—¡Todos los días tengo en la iglesia a los padres de las niñas desaparecidas llorando y rezando por el regreso de ellas! 

—¿No cree que si Dios mismo no les ha hecho caso para nosotros es más difícil aún?

El sacerdote se quedó callado dejando incluso de golpear el escritorio. Dió la vuelta meditando las palabras que le habían dicho y no tuvo más que resignarse.

—Escuche padre, nosotros en verdad estamos haciendo todo lo posible por encontrar a esas chicas y saber que es lo que está pasando. Intentó consolarlo después de arrepentirse un poco por sus palabras anteriores. Aunque fueron producto de su desesperación después de haber tenido más de una hora al sacerdote gritando y reclamando.

—Nosotros también nos preocupamos por los habitantes del pueblo, tenemos hombres buscando las 24 horas del día pero no han visto nada sospechoso. Además de ese nuevo caso que menciona nadie ha venido a denunciar, si no lo hacen no podemos hacer nada. Ayudaría escuchar una nueva versión haber si nos da una pista de algo.

—¿Se esperan a una denuncia cuando las anteriores no las han solucionado?—Seguía insultando la eficacia del cuerpo de seguridad del pueblo.—Claramente les dije donde podían empezar a buscar ¿Por qué no han ido ahí?

—Padre, lo que usted nos pide es ir a saquear la casa del antiguo gobernador y ese lugar está deshabitado, además de ser un patrimonio del gobierno y pueblo. Nunca nos aclaró en qué se basaba para hacer tal acusación. Si usted sabe algo que nosotros no, es momento que nos lo haga saber ¿No cree?

El sacerdote Rolando se quedó nuevamente en silencio. Claro que sabía mucho más pero no deseaba contarlo. Automáticamente relacionaba cualquier mala situación del pueblo con ese vampiro y su maldad. Él deseaba cuidar a todos los habitantes para que no les pasara lo mismo que años anteriores pero consideraba que estaban mejor protegidos si guardaba el secreto. Aunque no lo hiciera era poco probable que le creyeran y terminaría su influencia en el pueblo.

—Entiendo que están haciendo su trabajo pero me desespera ver a esas pobres familias desesperadas rogando por algo de caridad para que sus pequeñas aparezcan.—Bajó el tono de voz.—En este mundo la maldad está viva y camina entre nosotros, usted no se imagina lo que esa maldad puede hacer a todas las personas, imagine el sufrimiento de esas pobres chicas o los tormentos que pueden estar pasando.

—Sigue sonando como que usted sabe dónde están o lo que les pasa, es una actitud muy sospechosa la suya padre.—El hombre no dejaba de mirarlo profundamente.—Aunque también se del cariño que tiene a todas las personas y su deseo de protegerlas siempre. Todos aquí lo sabemos así que le pedimos que si tienen más información en cualquier momento nos lo haga saber.—El oficinista movió unos papeles en su escritorio.—Además no me ha dejado notificarle que ya mandamos a pedir al mejor detective privado como usted lo solicitó hace algún tiempo.

—¿Y qué respondieron?, ¿Lo enviaran?

—Claro que sí, de hecho enviaron hace días el reporte que ya estaba por llegar.—Le mostró una sonrisa muy social.—Es seguro que en cuanto llegue se reportará con nosotros y de inmediato le avisaré a usted si así lo desea. ¡Ánimo, no debe tardar en llegar!

—Eso me consuela hijo, ayuda foránea siempre es buena.—Terminó de hablar y se fue de inmediato.—Siento las molestias, avíseme si sabe algo ¡Dios los bendiga!