Me Muero Con Él

Marcos

Capítulo 21 - Sumido en la Desesperación

Cada día que pasa, la ausencia de Alejandra se hace más y más dolorosa. Sus visitas llenas de esperanza y determinación se han convertido en un recuerdo lejano, y el vacío que ha dejado en mi vida es abrumador.

Paso largas horas sentado en el porche, observando el ir y venir de la gente en la calle, con la esperanza de vislumbrar su figura entre la multitud. Pero mis esfuerzos han sido en vano, y con cada día que transcurre, la ansiedad y la angustia se apoderan de mí.

¿Qué habrá sido de ella? ¿Acaso su padre la habrá castigado por intentar ayudarme? La sola idea de que ella esté sufriendo por mi culpa es una carga demasiado pesada de llevar.

Mi padre, quien también ha sido testigo de mi creciente desesperación, intenta consolarme, pero sus palabras caen en oídos sordos. Siento que he perdido la oportunidad de cambiar mi destino, y ahora, además, he arrastrado a Alejandra a un problema del que no sé cómo saldrá.

Mis noches se han convertido en un tormento sin fin, pues mi mente no deja de atormentarme con imágenes de Alejandra sufriendo las consecuencias de sus acciones. ¿Acaso habrá sido encarcelada? ¿O tal vez su familia la haya desheredado por ir en contra de sus deseos?

Cada vez que cierro los ojos, veo su rostro lleno de determinación y su sonrisa cálida, y me pregunto si volveré a tener la oportunidad de agradecerle por todo lo que hizo por mí. Siento que he perdido algo invaluable, algo que iba a cambiar el curso de mi vida.

Día tras día, me sumerjo cada vez más en una profunda depresión, incapaz de encontrar la fuerza para seguir adelante. Sin Alejandra a mi lado, siento que he perdido toda esperanza de alcanzar mis sueños. ¿Cómo podré continuar sin su apoyo y su guía?

En medio de mi angustia, me aferro a los recuerdos de nuestras conversaciones, a la forma en que ella se preocupaba por mí y por mi familia. Siento que he fallado, no solo a mí mismo, sino también a ella, por no haber sido capaz de aceptar su ayuda cuando más la necesitaba.

Mis días se han convertido en un interminable ciclo de tristeza y desesperación, y a menudo me encuentro llorando en la soledad de mi habitación, abrumado por la culpa y la impotencia. ¿Cómo podré seguir adelante sin Alejandra a mi lado?

A veces, me pregunto si algún día volveré a verla, si tendré la oportunidad de disculparme y agradecerle por todo lo que hizo por mí. Pero a medida que pasa el tiempo, esa esperanza se desvanece, y me aferro a la idea de que, tal vez, en algún momento, ella logrará escapar de las consecuencias de sus actos y encontrar la felicidad que se merece.

Mientras tanto, me sumerjo cada vez más en la oscuridad, sintiéndome incapaz de encontrar la fuerza para seguir adelante. Sin Alejandra, siento que he perdido el rumbo, y temo que mi futuro se haya extinguido por completo.

Mis estudios, que antes eran mi principal fuente de motivación, ahora se han convertido en una carga abrumadora. Cada vez que me siento en el escritorio, intentando concentrarme en mis tareas, la imagen de Alejandra aparece en mi mente, y la culpa me consume.

¿Cómo puedo seguir adelante con mis planes de obtener la beca cuando sé que todo esto ha sido por mi culpa? Alejandra se arriesgó para ayudarme, y ahora enfrenta las consecuencias de sus acciones. ¿Cómo puedo vivir con eso?

A veces, me sorprendo a mí mismo contemplando la posibilidad de renunciar a mis sueños, de abandonar todo y dedicarme a un trabajo humilde que me permita sobrevivir. ¿De qué sirve luchar por una beca cuando mi conciencia me atormenta cada vez que pienso en Alejandra?

Mis padres, preocupados por mi evidente deterioro, han intentado hablar conmigo, pero sus esfuerzos han sido en vano. Me niego a aceptar sus palabras de consuelo, pues siento que no merezco ser consolado. ¿Cómo puedo estar tranquilo sabiendo que Alejandra está sufriendo por mi culpa?

Cada vez que miro a mi alrededor, veo a mis compañeros llenos de esperanza y determinación, planeando sus futuros con entusiasmo. Y yo, en cambio, me siento como una sombra, una persona que ha perdido todo su brillo y su propósito.

A veces, me pregunto si Alejandra alguna vez me perdonará por haber sido tan obstinado y por no haber aceptado su ayuda cuando más la necesitaba. ¿Acaso ella todavía piensa en mí, o su mente está ocupada lidiando con las consecuencias de sus acciones?

La incertidumbre es una carga pesada de llevar, y a menudo me encuentro a mí mismo llorando en silencio, abrumado por la culpa y la desesperación. ¿Cómo podré seguir adelante sabiendo que he sido el responsable de la tragedia que ha caído sobre Alejandra?

Cada vez que pienso en ella, en su sonrisa, en su determinación, me siento como si una parte de mí se hubiera desvanecido. Alejandra era más que una amiga, era la persona que me había devuelto la esperanza y la confianza en mi futuro. Y ahora, todo se ha derrumbado.

Mientras me sumerjo en la oscuridad, me pregunto si alguna vez encontraré la fuerza para volver a levantarme. ¿Cómo podré continuar sin el apoyo de Alejandra, sin su guía y su aliento? ¿Acaso mi sueño de obtener la beca se ha desvanecido para siempre?

En momentos de desesperación, me aferro a la idea de que, tal vez, Alejandra logre salir adelante, que pueda superar las consecuencias de sus acciones y encontrar la felicidad que se merece. Pero esa esperanza se desvanece con cada día que pasa, y me siento cada vez más hundido en la oscuridad.

¿Cómo podré enfrentar el futuro sin Alejandra a mi lado? ¿Cómo podré encontrar la fuerza para seguir adelante cuando siento que he perdido todo lo que me importaba? Estas preguntas atormentan mi mente, y a menudo me encuentro paralizado, incapaz de tomar una decisión o de dar un paso adelante.

Mientras me sumerjo en la soledad y la desesperación, me pregunto si alguna vez volveré a encontrar la luz. ¿Acaso mi futuro se ha extinguido por completo, o todavía hay una chispa de esperanza que pueda reavivarse? Solo el tiempo lo dirá, pero por ahora, me siento perdido, sin rumbo y sin la guía de Alejandra.