Lyra, una joven de origen humilde, jamás imaginó que su vida daría un vuelco tan radical. A bordo del lujoso crucero llamado Temple, un mundo de opulencia y glamour se abrió ante ella. Entre camarotes dorados y fiestas deslumbrantes, Lyra se encontró trabajando como camarera, lejos de su sencilla existencia. Allí, cruzó su mirada con la del enigmático capitán, Kael. Un hombre de belleza imponente y carácter indómito, cuya mirada helaba hasta los huesos de los más osados. Sin embargo, Lyra, con su inocencia y espíritu indomable, logró derretir poco a poco el frío hielo que rodeaba a Kael, descubriendo un alma atormentada bajo esa fachada de dureza.
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El Nudo de la Seda
El "Ethan Storm" se deslizaba por las aguas del mar Báltico, su elegante silueta se recortaba contra el cielo azul y las nubes blancas como algodón. Lyra se acostó en la cubierta, contemplando el horizonte infinito, sintiendo una profunda paz invadir su cuerpo.
Su vida había cambiado de manera radical desde que había conocido a Kael. Había dejado atrás su pequeño pueblo costero, su trabajo como camarera, y su vida modesta para embarcarse en una aventura llena de incertidumbre y de posibilidades.
Al principio, le había costado adaptarse a la vida a bordo del barco. Las olas, el viento, el ruido de las máquinas, le recordaban constantemente que se encontraba en un mundo diferente.
Pero Kael siempre había estado a su lado, apoyándola, animándola, enseñándole los secretos del mar y de la navegación.
Ahora, Lyra se sentía como en casa a bordo del "Ethan Storm". Había aprendido a manejar el timón, a leer las estrellas, y a sentir el pulso del mar. Su corazón estaba lleno de amor por Kael y de una profunda gratitud por la oportunidad de vivir una vida tan fascinante.
Un día, mientras navegaban por el mar del Norte, Lyra se encontró con un pequeño bote de pesca que se balanceaba a merced de las olas. En el bote, un viejo pescador luchaba contra la fuerza del mar, tratando de mantener el equilibrio.
Lyra se apresuró a pedirle a Kael que detuviera el barco. "Tenemos que ayudarlo," dijo con la voz llena de preocupación.
Kael, sin dudar, ordenó que se acercara el barco al bote de pesca.
"Hola," dijo Kael al pescador, acercándose a él. "¿Necesitas ayuda?"
El pescador, con la cara arrugada por el sol y el viento, asintió con la cabeza. "Mi motor se ha roto. No puedo volver a tierra."
Kael le ofreció su ayuda para reparar el motor, pero el pescador lo rechazó. "Gracias, joven. Pero yo sé reparar mi propio barco."
"Entonces, ¿qué te parece si te llevo a tierra?" ofreció Kael.
El pescador lo miró con desconfianza. "No sé... Es un largo camino. Y no tengo dinero para pagarte."
"No te preocupes por eso," dijo Kael con una sonrisa. "Estoy aquí para ayudarte. Es un placer."
El pescador asintió con la cabeza, aceptando la oferta de ayuda.
Lyra observó la escena, sintiendo una profunda satisfacción. Le encantaba la generosidad de Kael, su deseo de ayudar a los demás, sin esperar nada a cambio.
Mientras Kael ayudaba al pescador a subir al "Ethan Storm", Lyra se acercó a él.
"Es maravilloso lo que haces, Kael," dijo con una sonrisa. "Siempre estás dispuesto a ayudar a los demás."
"Es lo que nos enseñó mi padre," respondió Kael con una sonrisa triste. "Él siempre decía que la vida era un regalo que teníamos que compartir con los demás."
Lyra asintió, sintiendo un nudo en la garganta. Su amor por Kael era cada vez más profundo, al ver su nobleza y su generosidad.
El pescador, una vez a bordo del "Ethan Storm", se presentó. Su nombre era Olaf, y era un pescador de toda la vida. Lyra le ofreció una taza de té caliente y un trozo de pan con mantequilla.
Olaf, agradecido por la hospitalidad, les contó su historia. Había perdido a su esposa hacía unos meses, y su hijo había decidido mudarse a la ciudad para buscar un futuro mejor. Ahora, Olaf se sentía solo y desanimado.
"La vida en el mar es dura," dijo Olaf con la voz ronca. "Pero es lo único que conozco."
Lyra y Kael se quedaron en silencio, sintiendo compasión por el anciano pescador.
"Te vamos a llevar a tierra sin problemas," dijo Kael. "Y te vamos a ayudar a reparar tu barco."
"Muchas gracias, joven," dijo Olaf con los ojos llenos de gratitud. "No sé cómo te agradezco tu amabilidad."
"No hay nada que agradecer," respondió Kael. "Es un placer."
Mientras el "Ethan Storm" se dirigía hacia la costa, Lyra observó a Olaf mirando el horizonte. El mar era su hogar, su trabajo, su vida.
Lyra se dio cuenta de que había muchísimas personas que dedicaban su vida al mar. Y que cada uno de ellos tenía una historia que contar.
A la tarde siguiente, Lyra se encontró en el taller de tejido que había creado en la cubierta del barco. Estaba tejiendo un pañuelo de seda con un diseño inspirado en las olas del mar.
Un golpe suave en la puerta la interrumpió en su trabajo.
"Adelante," dijo Lyra, sin levantar la mirada del tejido.
La puerta se abrió, y Kael entró en el taller.
"Te veo trabajando," dijo Kael con una sonrisa. "¿Te gusta tejer?"
Lyra sonrió, sintiendo un calor recorrer su cuerpo. "Sí, me encanta," respondió. "Es una forma de crear algo bello con mis propias manos." "Y es algo que te relaja," añadió Kael, observando cómo sus dedos se movían con agilidad sobre los hilos de seda. Lyra asintió. "Sí, es verdad. Tejer me permite concentrarme en el momento presente, olvidarme de las preocupaciones, y dejar fluir mi creatividad." Kael se acercó a ella y se sentó a su lado. "Me gustaría aprender a tejer," dijo con una sonrisa. "¿Me enseñarías?" Lyra se sorprendió por su petición. "No sé, Kael. Tejer es un arte muy pacífico y tranquilo. No sé si tú tendrías paciencia para eso." Kael sonrió. "Yo tengo mucha paciencia para ti, Lyra. Y me gustaría aprender algo nuevo. Además, me gustaría compartir este momento contigo." Lyra se quedó en silencio, contemplando la sinceridad de sus ojos. No podía negarle nada a Kael. "Está bien," dijo Lyra con una sonrisa. "Pero te advierto que no soy una experta. Aún me encuentro aprendiendo." "Eso no importa," respondió Kael. "Lo importante es aprender juntos." Y así, Kael y Lyra comenzaron a tejer juntos. Kael, con su paciencia y su determinación, aprendió rápidamente las técnicas básicas del tejido. Lyra, con su habilidad innata y su paciencia, lo guiaba paso a paso. Al principio, los dedos de Kael se enredaban en los hilos, y sus puntos eran desiguales. Pero con el paso del tiempo, fue domando la técnica y comenzó a crear sus propios diseños.
Lyra se divertía mucho enseñándole a Kael a tejer. Le encantaba ver cómo sus manos torpes se iban volviendo más habiles, cómo su paciencia se ponía a prueba con cada nudo y cada punto. "No creo que tenga el talento para esto," dijo Kael una tarde, con una sonrisa un poco triste. Lyra le tomó la mano, sintiendo la calidez de sus dedos. "No se trata de talento, Kael. Se trata de dedicación, de paciencia, y de amor por lo que haces." Kael la miró a los ojos, con una intensidad que la dejó sin palabras. "Tú me has enseñado tanto, Lyra," dijo con la voz ronca por la emoción. "Me has enseñado a ver la belleza en las cosas simples, a encontrar la paz en el trabajo, y a amar con todo mi corazón." Lyra se sonrojó, sintiendo un calor recorrer su cuerpo. Sus palabras eran una confirmación de su amor y de la importancia que tenía para él. "Yo también te quiero, Kael," respondió con un tono dulce. "Tú has cambiado mi vida para siempre." Se besaron, con una pasión que no había conocido límites. El taller de tejido, lleno de colores y de aromas exóticos, se convirtió en un santuario de amor y de felicidad. Un día, mientras tejian juntos, Lyra le contó a Kael sobre su sueño de viajar al Caribe. "Siempre he soñado con ver los arrecifes de coral, con nadar con los delfines, y con disfrutar de las playas de arena blanca," dijo Lyra con la voz llena de ilusión. Kael la escuchó con atención, sintiendo un calor en el corazón. "Me encantaría llevarte al Caribe," dijo Kael, con una sonrisa cálida. "Pero antes tenemos que ir a Hamburgo. Mi hermana Lucía quiere que le presentemos el "Ethan Storm" a los inversores que van a financiar nuestros próximos viajes." Lyra asintió. "Entiendo. Pero no te preocupes. Esperaré con paciencia a que se cumpla mi sueño." "No hay nada que esperar, Lyra," dijo Kael, tomando su mano. "Nuestro próximo viaje será al Caribe. Te lo prometo." Lyra le sonrió, sintiendo que su corazón se desbordaba de felicidad. Un par de semanas después, Lyra y Kael se encontraban en Hamburgo, en la sede de la empresa de la familia Storm. Lucía, con su usual frialdad, los recibió en su oficina.
“Bienvenidos," dijo Lucía, sin mostrar ninguna muestra de emoción. "Me imagino que vienen para mostrarme el nuevo barco." Kael asintió con la cabeza. "Sí, Lucía. Queremos presentarte el "Ethan Storm" antes de su viaje inaugural. Te aseguro que estarás orgullosa del trabajo que hemos realizado." Lyra, que se encontraba a su lado, sintió una punzada de nerviosismo. Lucía no había demostrado mucho interés en el proyecto del barco, y Lyra se preguntaba si su presencia le gustaría a la hermana de Kael. "Espero que haya valido la pena todo este esfuerzo," dijo Lucía, mirando a Kael con desprecio. "Las Tres Anclas necesitan un lider con visión de futuro, no con un barco de ensueño. " Kael se quedó en silencio, sintiendo un nudo en la garganta. Lucía siempre había sido una persona dura y ambiciosa, más interesada en los negocios que en los sentimientos. "Lucía, este barco es un homenaje a nuestro padre, Ethan Storm," dijo Kael, con la voz firme. "Él siempre soñó con construir un barco que llevara su nombre. Este barco es un símbolo de su legado, de su pasión por el mar, y de la unión familiar. " Lucía se rió con desprecio. "No seas tonto, Kael. Nuestro padre era un hombre de negocios, no un romántico. Él hubiera querido que invirtiéramos en algo más rentable, como un nuevo crucero." "Tal vez tengas razón," dijo Kael, sintiendo un profundo dolor en el corazón. Lucía nunca había comprendido el amor de su padre por el mar, ni su pasión por la navegación. "Pero yo quiero honrar su memoria. Y este barco es mi forma de hacerlo." Lyra intervino en la conversación, sintiendo que tenía que decir algo. "Lucía, el "Ethan Storm" es mucho más que un simple barco. Es una obra de arte, un homenaje a un hombre que siempre soñó con unir al mundo a través del mar. Este barco es un símbolo de esperanza, de libertad, de la búsqueda de la felicidad. " Lucía miró a Lyra con desprecio. "No intentes enseñarme sobre el valor de la esperanza, niña. Yo soy una mujer de negocios, y solo me interesa la rentabilidad. " Kael se levantó de su silla, sintiendo que la paciencia se le agotaba. "Lucía, no me interesa tu opinión sobre la rentabilidad de este proyecto. El "Ethan Storm" es un barco que lleva el nombre de nuestro padre, y lo vamos a construir a pesar de todo."
Lyra tomó la mano de Kael, sintiendo la fuerza de su agarre. "No te preocupes, Kael," le susurró con una sonrisa tranquila. "Nosotros seguiremos adelante. Este barco va a navegar por los mares, llevando el legado de nuestro padre y el sueño de un mundo mejor." Lucía se cruzó de brazos, con una mirada fría y penetrante. "Kael, eres un iluso. El mundo no funciona con sueños. El mundo funciona con dinero, con poder, con control. Y si no cambias tu actitud, las Tres Anclas van a hundirse con tu barco de ensueño." Kael se quedó en silencio un momento, contemplando a su hermana. Sabía que Lucía era una mujer dura y ambiciosa, pero nunca había pensado que fuera tan cruel. "No me importa tu opinión, Lucía," dijo Kael, con la voz firme. "Yo voy a construir este barco. Y lo voy a hacer con la ayuda de Lyra. " Lyra le sonrió con apoyo. "Lo vamos a hacer juntos, Kael. Este barco va a ser un símbolo de esperanza para todos." Lucía se levantó de su silla, mirándolos con desprecio. "Es una lástima que hayas perdido el tiempo con este proyecto. Yo no voy a interferir en tus sueños de niña, pero no esperes que te apoye en este desastre." Kael asintió, sin mostrar ninguna emoción. Sabía que no podría convencer a Lucía de la importancia de su proyecto. Pero él seguía convencido de que el "Ethan Storm" era un barco especial, un barco que podía cambiar el mundo.