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El Otro Lado (Reinjetself)

El Otro Lado (Reinjetself)

Status: En proceso
Genre:Aventura / Completas / Familia mágica / Mundo de fantasía / Fantasía épica
Popularitas:2.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Block Bustter

Esta parte de la historia se centra en la infancia de Nicky/Ferd, identidades de la nueva vida decapitan Victores en este nuevo mundo y los problemas ocasionados por su accidentado arribo.

NovelToon tiene autorización de Block Bustter para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Robo en la nave enemiga

Al llegar a la zona del combate entre aquellas dos titánides, Zhavan y Martina encontraron a todos durmiendo. Al parecer la nube de humo rojo era alguna especie de somnífero o anestésico. Por suerte para las dos mientras cubrieron la distancia hasta llegar allí el humo ya se había esparcido.

Par los que estuvieron en el rango de la explosión en su debido momento la suerte fue otra, aquella sustancia seguía dentro de sus sistemas. Incluidas por supuesto Frey y Claerie.

— ¡Su cuerpo es mucho más resistente que el de Frey!

Al escuchar la exclamación de la pequeña Zhavan, Martina regreso su mirada, encontrándola con una daga en su mano, intentando degollar a la inconsciente líder enemiga.

Martina jamás se concebiría a si misma haciendo algo como eso, pero en la situación actual tampoco interferiría mientras alguien más lo hacía. Incluso hizo algo que nunca pensó que llegaría a hacer.

— Si no puedes con ella, al menos puedes reducir sus números…

Avergonzada de lo que acababa de decir cubrió sus propios labios, pero era muy tarde. Zhavan enseguida paso a degollar al resto de los hombres enemigos que dormían alrededor.

Sin poder hacerle lo mismo a la okkeer, opto por hurgar entre sus pertenencias encontrando una placa de identificación, cartas de propiedad de una nave, así como sus llaves y algunos otros documentos.

— Tal vez podamos dejar esta isla más pronto de lo que pensábamos —Sugirió la pequeña enseñando las llaves a Martina.

— ¡Será imposible! ¡La nave está fuertemente custodiada por varios grupos de mercenarios!

Mientras sus compañeros y otros sobrevivientes se recuperaban en el interior de una cueva, Zhavan y Martina habrían ido a patrullar en busca de aquella nave de la cual habían robado la llave de acceso.

Encontrarla no había sido muy difícil, pero como la rubia menciono, había varios grupos de mercenarios en el lugar.

— Aunque más que custodiar, a mie me pareció que solamente estaban allí. —Acoto la greenskin.

Varios suspiros desalentados sonaron en el interior de la cueva al escuchar aquella noticia. Pero Frey sabía que aquel último comentario de su compañera tenía otro significado, ella quería intentar algo más.

— Las capsulas de escape ¿Quieres intentarlo?

— Si —Confirmo Zhavan— pero somos muchos, no es del todo realista pensar en entrar sin ser vistos y robar suficientes para que todos dejemos este lugar.

— ¡Por no decir que tu plan sugiere dejar atrás a las personas que fueron capturadas! —Criticaba uno de los sobrevivientes.

Tras este más personas comenzaron a mirar mal a Zhavan, murmurando entre ellos, a lo que la pequeña respondería con un firme paso adelante para  dejarles saber sus pensamientos.

— ¡No estoy sugiriendo nada, estoy diciendo justo lo que planeo hacer para salvar mi verde trasero! ¡Yo ya hice lo que pude para ayudar y eso fue lo que nos trajo a este maldito lugar! ¡Ahora, planeo largarme de este lugar con mis amigos, si alguien tiene otras ideas en mente, es libre de intentarlo! ¡Por su cuenta!

Aunque las palabras de Zhavan eran duras, eran muy reales, logrando que ninguno de ellos pudiera refutarla. A lo más, algunos crujían sus dientes. Muy pocos de ellos tenían fuerza suficiente como para pelear contra alguno de los tripulantes de aquella nave, mucho menos podrían con decenas de ellos.

— Al menos podríamos…

— ¿Meternos en nuestros propios asuntos?

Cuando Martina quiso interceder se vio interrumpida por su compañera Claerie, quien con aquella pregunta le recordaba que ella tenía una misión a la cual ceñirse y que sus acciones fuera de esta afectaban en gran manera este mundo.

Al recordarlo, viendo las imágenes en su mente de como su hermano mayor intento usar alguna vez sus conocimientos para mejorar la vida de algunos aldeanos, solo para que aquel progreso atrajera atención indeseada que terminaría convirtiéndose en una guerra, Martina agacho su cabeza aguardando lo que dispusieran los locales para salir de aquella situación.

— Yo y dos más nos infiltraremos y robaremos algunas capsulas de escape. Los demás… aquellos que pretendan irse con nosotros deberían estar a la orilla de la isla cerca de la zona de choque. Allí los recogeremos y nos marchamos a casa.

— Les hará falta uno más —intuyo Ferd al escuchar la conversación desde una esquina, donde Domm aplicaba tratamiento mágico para cerrarle las heridas— Es probable que esas capsulas tampoco tengan piedras mágicas en su suministro de combustible, pero sería problemático si quien va por las capsulas primero debe buscar el combustible. Primero debe entrar uno a buscar el almacenamiento de las piedras de mana y luego enviar una señal a los otros tres para que vayan por las capsulas. En ese punto uno debe crear una distracción afuera  para que los otros dos entren y se encuentren con el que ya está adentro para robar las capsulas de escape…

En realidad el chico hablaba más para sí mismo no pensando que sus palabras fueran a ser tomadas seriamente, encontrándose algo aturdido al notar todas las miradas puestas sobre él.

Ese parecía un buen plan, y se le había ocurrido a un niño de 10 años. Ese era el primer motivo que desconcertaba las miradas de todos allí, e segundo era algo que implicaban sus palabras y que no habían pensado hasta ese preciso momento.

— Oye… ¿Crees que esa mujer era la jefa de la que hablaban aquel grupo de mercenarios? —Pregunto Frey algo atemorizada al recordarla.

— Ella… se parece bastante a ti. —Respondió Ferd tras dudar por un momento si debía seguir diciendo lo que pensaba o no— En un comienzo era sospechoso que el grupo de los mercenarios y los guardias de Barda decidieran reagruparse aparte solo un par de días después del naufragio. Si juntamos a eso el hecho de que aquellos guardias que nos abordaron antes pretendían hacer parecer que Frey era la culpable, es muy probable que pensaran usarte como chivo expiatorio si algo salía mal. Ya que te pareces a ella, sería fácil hacerte pasar por la líder de aquellos bandidos y luego silenciarte.

Las cosas que decía Ferd sonaban un poco monstruosas, y no precisamente por su contenido, todos estaban acostumbrados a escuchar ese tipo de cosas, pero en cambio, el sonaba como un oficial de alto rango analizando un crimen sin resolver.

— ¿Acaso solías ser un detective? —Pregunto casualmente Martina queriendo confirmar sus sospechas acerca del chico.

— No creo… Arman… Cuando lo veo en mis sueños parecía ser más como un militar que luchaba para proteger a su pueblo.

Ciertamente, ese chico tenía una historia similar a la de algunos otros poseídos que ella había conocido antes, pero difería de ellos en un modo algo particular, Ferd hablaba de su vida antes de esto como si se tratara de otra persona completamente ajena de sí mismo.

La mirada de Martina busco a Claerie a fin de que esta confirmase algo para ella y la medio elfa negó suavemente con una gentil sonrisa. El chico no estaba mintiendo.

Domm por su parte podía entender ahora al menos un poco el motivo de Ferd para haber hecho aquella pequeña ruptura al sello. Pero incluso así se sentía muy preocupada, tal capacidad de raciocinio  significaba que la persona en frente de ella cada vez era menos su pequeño amigo y mas quien quiera que había sido antes.

Ya que Ferd era alguien tan poco consiente de sí mismo en el entorno, fácilmente seria devorado por su anterior conciencia sin que esto afectara en su psique… Domm ahora estaba completamente en los zapatos de Lora, atemorizada de pensar que el chico podría desaparecer en cualquier momento.

— Está bien que quieras ayudar, pero no creo que sea bueno para ti permanecer así por más tiempo. Procederé a restaurar el sello.

— Por favor. —asintió Ferd.

Otros en la cueva preferirían poder recibir más concejo del chico, bajo la sospecha que el fuera un poseído, pero ninguno se atrevería decir nada en frente de su tutora, pues independientemente de cualquier cosa, a quien tenían allí era apenas un niño.

— Ok, entonces es momento de decidir quién me acompañara en la misión de infiltración. —Zhavan retomo el rumbo de la conversación, tomando de regreso la atención de todos.

— ¡Espera un segundo! —Intervino Frey esta vez— Creo que tú eres  más indicada para quedarte a proteger al grupo que ira a las orillas de la isla. Con tus habilidades te será más sencillo detectar cualquier peligro desde la distancia. Deja que yo me ocupe de la infiltración.

—Chica ¿Ya lo olvidaste? Tu última infiltración fue un desastre. Además este es mi plan, no pueden simplemente dejarme fuera de él.

— En realidad solo fue tu idea, la mayor parte del plan lo organizo el chico.

Esta vez quien corregía las palabras de la pequeña greenski-n, era Claerie, consiguiendo que soltara un ligero gruñido al no verse capaz de refutar aquel argumento.

Aunque lo normal para ella era tomar un papel más pasivo al hacer equipo con Frey, Zhavan enserio quería ir esta vez, pero no era por nada de lo que hubiera dicho, tan solo quería proteger a su compañera de tener que volver a confrontar a aquella mujer si llegase a ser el caso.

Aun así ya que parecía el mejor rumbo a tomar, los demás insistirían en que ella debía quedarse a proteger a los que quedaban atrás, Zhavan estba por ceder en aquella discusión, hasta que nuevamente sonó la voz de Ferd, en un tono más bien juguetón e infantil.

— Si los enemigos quisieran perseguirnos, Zhavan podría enviarlos a todos a volar.

Aquel comentario no era como sus intervenciones anteriores en las que se podía ver el crítico análisis de una persona experimentada, casi podría llegar a pasar por un comentario al azar e un niño cualquiera, pero de algún modo tenía un impacto similar.

Esto es, en el momento en que dejaran aquella nave con las tres capsulas de escape, sin importar que antes de ese momento pasaran completamente desapercibidos, los tripulantes de aquella nave los perseguirían. Incluso la nave misma podría venir tras ellos.

¿Pero si en cambio Zhavan se asegurara que no pudieran hacerlo con algunos de sus explosivos? Esto incluso podría asegurarles que los prisioneros se mantendrían en ese lugar por un largo tiempo y así tendrían oportunidad de rescatarlos después de ponerse a salvo ellos mismos.

Las miradas de todos allí estaba de nuevo sobre el chico, preguntándose si eso había sido algo completamente consiente del chico, o si por el contrario solo era casualidad.

Domm, que terminaba de tratar las heridas del niño, sonrió con algo de desconcierto al percatarse de aquel exceso de atención.

— El suele hacer eso casi todo el tiempo…

Bueno, aunque dijera eso, esta era la primera vez para ella viéndolo con sus propios ojos, por lo demás solo eran historias que había escuchado por parte de su madre, la doctora Lu.

Fuera de algunas cuantas bestias y alimañas salvajes que eran interceptadas y reducidas por Frey, al camino de los que se dirigían a las orillas de la isla estuvo libre de complicaciones.

Debido a las múltiples consultas que venían a hacerle los demás, Domm llevaba el paso más lento del grupo, pues se tomaba la molestia de atender y responder a todos.

Desde allí atrás también podía observar cuidadosamente al travieso Ferd, quien activamente tomaba participación en la delantera, junto a Frey.

Si bien el niño estaba imposibilitado para usar magia, parecía ser muy bueno usando arco y flechas, algo más bien común entre la nobleza, que eran entrenados en la caza desde jóvenes… aunque esta actividad era más común para los chicos, haciendo del hecho de que Ferd lo dominara más bien algo raro ya que hasta hace poco era una chica.

En medio de la vigía y defensa, cuando no tenían ningún peligro que advertir por delante, Ferd regresaba su mirada atrás mirando con cautela a Domm, un poco temeroso, esperando que ya no estuviese enojada con él.

Ella no pudo evitar sentirse algo culpable al respecto. Si bien su enojo estaba justificado, ella tampoco había sido del todo sincera con el chico, e incluso ahora no se encontraba lista para hablar de aquello que estaba ocultando, no podía hacerlo, no se sentía tan valiente como lo había sido él.

Tal vez, si hubiera sabido lo que ocurrirá cuando intentasen escapar de aquella isla flotante, se habría armado del valor necesario para hablar de ello con el pequeño.

El grupo de infiltración, compuesto por Zhavan, Claerie, Phasam y un hombre mayor, quien había sido dejado atrás por los guardias de Barda, llegó a los alrededores de la nave.

Tal como la pequeña greenskin había mencionado, los mercenarios que allí se encontraban no vigilaban la nave, tan solo estaban allí, habitándola.

Bueno, eso en situaciones normales era suficiente para disuadir a cualquiera de acercarse. Pero esa misma confianza que tenían fue lo que les jugo en contra en esta ocasión.

Zhavan fue la primera en evadir a los tripulantes de aquella nave para encontrar el almacén de gemas mágicas. Con su reducido tamaño en comparación al humanoide promedio mayor, le resultaba muy fácil escabullirse por estrechos espacios por donde a nadie se le ocurriría buscar a una persona. Con ello incluso si accidentalmente hacia algún ruido, quien lo oyese pensaría en su interior que solo se trataba de ratas o alguna otra alimaña.

Pasando a espaldas de todos, sin ningún obstáculo en su camino, la greenskin llego hasta el cuarto de almacenamiento, entrando a este, llena de confianza. Sin titubeos tomo varias de las gemas de mana y comenzó a tragarlas una tras otra, en extravagantes cantidades.

Con aquella forma de tragar, uno esperaría que su vientre comenzara a crecer desmesuradamente, pero su esbelta figura permanecía intacta. Esto daba la sensación de que su estómago fuera un espacio completamente aparte, donde pudiera meter toneladas de aquellas rocas brillantes.

Casi habiendo tomado la mitad del inventario, la pequeña sintió estar al limita de su capacidad, dejando salir un ligero eructo, encogiéndose de hombros y sintiendo algo de alivio al recordar que nadie la estaba mirando.

Su primer cometido allí había sido cumplido, lo siguiente seria enviar la señal para que los de afuera entraran y encontrarse con ellos en el hangar. Pero antes, necesitaba dejar un obsequio para cuando quisieran perseguirlos.

Regurgitando algunos virotes explosivos, los acomodo entre la estantería, de modo que el más mínimo contacto los hiciera explotar.

Ahora si había terminado y estaba lista para irse, pero al darse media vuelta con dirección a la puerta, encontró allí parada a ¿Una mujer?

Era difícil de decirlo cuando todo su cuerpo estaba compuesto por pequeñas partes de otros cuerpos. Unidas por costuras visibles a la vista. Si Zhavan tuviera que clasificarla por como a sus ojo lucia, probablemente diría que en lugar de una persona, era un arma para matar.

La greenskin hecho mano de su ballesta y apunto a la cabeza de la abominación en frente de sus ojos, teniendo de inmediato a esa con sus manos levantadas en señal de rendición.

Aquella acción por parte de la criatura significaba que eso… lo que quiera que fuera, tenía capacidad de raciocinio. Y que además no tenía intención de luchar, o al menos pretendía no tenerla.

En la situación actual, lo normal para Zhavan habría sido disparar y continuar con su camino, pero de algún modo encontró empatía hacia la retaceada persona.

— ¿Qué eres? ¿Qué quieres? —pregunto al verse incapaz de jalar el gatillo.

— Llévame contigo…

Zhavan en realidad no esperaba que eso fuera a responderle y menos que su voz sonara tan dulce que parecía fingida. Esto hizo que por reflejo su dedo sufriera un ligero espasmo y tirase del gatillo accidentalmente, golpeando justo en medio de la zona pectoral.

Al menos las dos terceras partes del virote penetraron entre la carne y huesos de la criatura, siendo suficientes para alcanzar su corazón, pero eso no pareció afectarle en lo más mínimo, allí seguía en pie como si nada hubiera sucedido.

Con una mirada de confusión, aquella cosa miro el virote en su pecho y luego regreso su mirada sobre la pequeña con un extraño y aterrador intento de sonrisa.

— Si mi cuerpo te resulta problemático, no tienes que llevarme completa, solo lleva mi cabeza.

— que quieres decir con…

Antes que Zhavan pudiera terminar de formular su pregunta, la criatura levanto sus manos sobre sus hombros, tomándose la cabeza con fuerza para arrancarla de un fuerte tirón. Siendo muy cuidadosa con esta, arranco un trozo de tela, de la poca que cubría el monstruoso cuerpo y con este envolvió el contenedor encefálico con el cuidado que una joven novia envolvería el almuerzo para su amado.

— Toma. —Ofreció al terminar.

Cualquiera habría huido de aquella escena, pero Zhavan seguía sintiendo empatía por algún motivo. Tal vez, al ser ella misma un experimento, se veía reflejada en aquella cosa, que no podía ser más que obra de la mano de algún desquiciado científico.

Sin detenerse por alguna duda al respecto la greenskin recibió aquella cabeza envuelta en un trozo de tela y la ato a su cintura a fin de tener sus manos libres para cualquier acción. Con aquella nueva compañía salió del cuarto de almacenamiento optando esta vez por buscar los conductos de ventilación, pero la escotilla que daba acceso a esta estaba obstruida por dos enormes orcos que hacían sus cosas descansando el peso de sus cuerpos sobre esta.

— ¡ugh! —Exclamo la joven mujer en un gesto de asco por lo que acababa de ver.

Queriendo regresar por donde había llegado noto que esa ruta ahora era transitada por varios mercenarios que se aproximaban a su posición, ahora estaba rodeada y sin ruta de escape, pero una idea vino rápidamente a su cabeza.

— Tu… como te llames. ¿Aun puedes controlar ese cuerpo tuyo desde aquí?

A unos 300 metros de la nave, entre la espesura, el grupo que acompañaba a la pequeña greenskin, se preparaban para cuando fuera su momento de actuar.

Entre ellos, el joven Phasam mantenía sus ojos encima de la nave casi sin parpadear, causando incomodidad en el más viejo del grupo.

— Mocoso ¿Qué es lo que tanto miras allí?

— Estoy esperando la señal de la señorita Zhavan, señor.

— ¡Pierdes tu tiempo!

Los gruñidos del viejo crearon un momento de duda y preocupación en el joven rubio, que rápidamente sacudió su cabeza para sacar cualquier pensamiento negativo y responder al viejo.

— ¡Señor, no debería dudar de la señorita Zhavan! ¡Ella es bastante fuerte y lista, estoy segura que va a lograrlo!

El positivismo del chico solo consiguió que el humor del viejo se arruinara aún más, pero eso incluso no era el motivo de que en primer lugar le dirigiera sus palabras al chico.

— Eso no es… ¿sabes qué? No importa. ¿Al menos tienes idea de cuál se supone que sea la señal?

— Si, la señal es…

Solo al pensar en ello el chico se percató que en realidad nunca habían designado alguna señal y que estar allí al pendiente solo perdía su tiempo. Eso hizo que Phasam se sintiera como un completo estúpido.

— No le des mucha importancia, chico. Estar alerta siempre es bueno, es muestra de un buen instinto de supervivencia.

Claerie consoló al joven rubio, dándole algunas palmaditas en el hombro, pero eso solo lograba que se avergonzara de sí mismo aún más.

— Niña, no sé cómo maneja estas cosas tu gente, pero si lo consientes demasiado nunca mejorara para ser capaz de valerse por si mismo.

Aquel comentario resulto un poco ofensivo para Claerie y no precisamente por el tono despectivo del viejo al referirse a “la gente” de la joven.

— Se exactamente de que estas hablando, viejo. Después de toda la mitad de la sangre que corre por mis venas es de “tu gente”

— e… ¿Eres una cruzada?

Ahora los dos hombres la miraban con algo de compasión en sus expresiones, lo cual le resultaba aún más ofensivo, queriendo golpearlos hasta sacar cualquier prejuicio que tuvieran en sus cabezas, pero antes que pudiera hacer nada, una fuerte explosión provino con dirección de la nave.

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