Divorciada, Viuda Y Amada

#21.

—Señora De la Rosa en su oficina se encuentra el señor Franco, dice Vanessa mi secretaria —dijo que tiene una cita con usted, nos vimos con Nohe y encogí los hombros.

—Está bien Vanessa, llévame dos cafés y me llevas el portafolio de CDC por favor

—En seguida se los llevo.

Me dirijo a mi oficina y Nohe a la suya, abrí la puerta y me quedé viendo al espécimen de hombre hecho un dios griego, Basta Alejandra, no es momento de soñar, me aclaro la garganta, —buen día señor Franco le digo sentándome sentándomeitorio.

—Hola, una disculpa por presentarme muy temprano en su oficina, oh, este solo venía a invitarla a desayunar, quiero aclarar unos puntos de la propuesta que me hizo llegar a mi correo, me dice y no veo que puntos podemos aclarar, pero en fin veremos qué pretende.

—Ok, aunque ya he desayunado, lo acompaño y hablamos de esos puntos a aclarar y espero que lleguemos a un acuerdo, le digo levantándome de mi silla y tomando mi bolso, me adelantó a la puerta, la abre salgo y él detrás de mí.

—Vanessa, voy a salir con el señor Franco, por favor me dejas lo que te pedí en mi escritorio cuando vuelva lo reviso antes de irme para la empresa del señor, le digo a mi secretaria y llegando al elevador.

—En seguida señora, recuerde que a las cuatro tiene una reunión en el restaurante Santeé, irá con la señorita Nohelia, me dice y solo le asiento con la cabeza entrando al ascensor, ya adentro Felipe me quedo viendo y me puso nerviosa.

—Veo que está muy ocupada el día de hoy, me dice y solo lo veo sin decirle nada — le prometo que solo desayunamos, aunque me gustaría que en la noche me aceptará una cena me dice acercándose a mí y yo dando un paso hacia atrás.

El elevador se abrió lo cual agradecí, este hombre me pone nerviosa, no puedo disimular mi nerviosismo cuando estoy cerca de él, no niego que está muy bueno, apetecible y que me gusta eso no quiere decir que voy a ser lazada a la boca del lobo, aunque no niego me gustaría volver a probar ese delicioso chocolate y recordar lo que en las Vegas se quedó olvidado.

Salimos de la consultora y cruzamos a la cafetería que está enfrente, Felipe pidió un desayuno americano y yo solo pedí un café y un trozo de pastel de zanahoria que tanto me gusta.

—Y bien cuáles son los puntos a aclarar que no pudimos hacerlo en mi oficina, le digo sería.

—¿Así es usted siempre directa? Desayunemos primero y luego hablamos, aunque siendo sincero hay muchos puntos a tratar, soy hombre de negocios y me gusta que todo lo que haga sea a la perfección y el trabajo que usted y su equipo está haciendo en mi empresa es uno de ellos, pero primero me alimento y luego le explico, me dice y le afirmó asintiendo con mi cabeza en lo que le doy un sorbo a mi café.

Que hombre tan desesperante, no sé si lo hacía a propósito, pero sentía que estaba comiendo en cámara lenta, mientras yo ya me había devorado mi postre.

—Señor Franco, no es que sea grosera, como sabe tengo algunas cosas que hacer antes de la reunión que tengo por la tarde y no es por nada o usted es muy lento para comer o lo hace a propósito, le digo un poco inquieta a lo que él sonrió delado dándome una mirada que no sé, si me dio miedo o no sé que sintiéndome incómoda.

—Le soy sincero, ya que usted está a la defensiva, señorita de la Rosa, solo quería que me acompañará a desayunar y poder estar un rato a solas con usted, claro también poder decirle que está haciendo un buen trabajo en mi compañía tiene un equipo muy eficaz que sabe lo que hace sin que usted esté presente, y es por eso que la felicito.

— Muchas gracias es un trabajo que hacemos en equipo y ellos son capaces de llevar a cabo todo y cumplir con las necesidades de la empresa, yo solo los dirijo, como sabe aún no estoy al cien porciento recuperada, pero eso no quiere decir que los dejo solo, mi equipo sabe que si me necesitan ahí estoy y los resultados son favorables para nuestros clientes, le digo muy orgullosa del equipo que tengo.

—Entiendo, hay otra cosa que quiero proponerle, pero eso sí me gustaría que lo hablemos en la noche si usted me acepta la invitación claro está, Señorita dela Rosa esto es más personal y me gustaría que hablemos de lo que pasó hace tres años, digo si usted está dispuesta a hacerlo claro, me dice y no sé que decir, ¿me gustaría?, claro que me gustaría, lo quedó viendo por un momento.

—Este, yo, bueno también he estado pensando en ese día, y me gustaría saber muchas cosas que talvez usted me aclararía, está bien le acepto la cena y espero saber exactamente lo que pasó, solo una cosa señor Franco, no quiero meterme en problemas y que usted se meta en problemas, le digo y él sigue sonriendo, pero está vez mostrando una sonrisa tan linda y que hace mojar hasta la conciencia de allá abajo.

Por fin terminó su dichoso desayuno y salimos de la cafetería, me dejó en la oficina despidiéndose con un beso en la mejilla, no lo veía venir sentir la humedad de sus labios en mi mejilla me hizo sentir un cosquilleo que pasó por todo mi cuerpo. Me senté a revisar los documentos que le había pedido a Vanesa, no podía concentrar en lo que me había dicho, saber lo que pasó en las Vegas, tengo recuerdos vagos y la verdad es que si quiero saber todo, que hice y que tipo de vergüenza pase o hice pasar a este papacito.

Cerré mis ojos por un momento, no quería pensar en nada, me quedé dormida en mi escritorio una voz me hizo despertar.