La nobleza de Susan Fontaine era demasiado, tanto que por las relaciones familiares y el bienestar de su padre, ella le propuso casarse a Arturo Lacronte, el Presidente de la Multinacional más importante de la Región y prometido de su hermana, la dulce niña por cariño a su padre le propuso estar casados durante un año y es que una de las razones es que Arturo Lacronte según su madre no puede enojarse con la familia Fontaine de lo contrario sus empresas desaparecerán. El padre de Susan estaba muy enfermo, un infarto lo había dejado en cama, todo por descubrir a su hija mayor envuelta con su amigo que bien podría ser su padre, incluso Gabriela Fontaine se había escapado con su amante tres días antes de su matrimonio con Arturo Lacronte, pero Susan no podía permitir que su padre sufra más, por ende ella llegó a un acuerdo con Arturo Lacronte, por supuesto la familia había ocultado del poderoso hombre la verdadera razón por la cual se convertirá en la noble esposa del Presidente.
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CAPÍTULO 21
— ¿Quién eres tú y qué estás haciendo en la habitación de Arturo Lacronte? - Daniela no dudo en cuestionar al hombre, mientras Susan solamente se mantuvo en silencio, estando Daniela allí con ella ya le quitaba el peso de defenderse - Piérdete de esta habitación - Daniela había cerrado los puños dispuesta a romperle la cara al hombre, la mirada de la rubia desprende desprecio y asco.
— Bien - El hombre había mostrado una sonrisa y su mirada dejaba en claro que esto bien podría no terminar aquí.
— ¿Quién es este degenerado, te has dado cuenta de cómo te estaba mirando? - Daniela bufo molesta.
— Ya olvídalo, mejor dime ¿qué estás haciendo aquí? - Susan no oculto su emoción ante la presencia de su amiga.
— Conozco a Yolanda Lacronte, me ha llegado su invitación y no pienso perderme de esta boda, además porque siempre tienes que abandonarme sin previo aviso, lo has hecho en la casa de mi papá, te has desaparecido sin avisarme y lo has hecho anteayer.
— Fue Arturo - Susan se defendió rápidamente.
— ¿Hubo sexo de reconciliación? - los ojos de Daniela eran juguetones, mientras que el rostro de Susan se había sonrojado a niveles desmedidos.
— Daniela, compórtate - Susan negó con la cabeza - Agradezco que estés aquí, simplemente estoy sintiendo que estoy, me estoy adentrando cada vez más en un nido de víboras.
— ¿Has conocido a la abuela de Arturo? Es una señora genial, es la Víbora que domina el clan, de ella si debes de cuidarte la primera impresión, si es fundamental, si no le agradas es capaz de tirarte con el bastón, pero no importa su nieto te tira desnudo.
— Por Dios Daniela - Susan le tapó la boca con la mano a su amiga.
— Esa señora tiene buenas anécdotas, y tengo una que tú no sabes y es qué.
— Susan ¿En dónde estás? - la voz de Arturo los interrumpió, claramente el hombre había venido al encuentro de su esposa sin dudar - ¿Tan temprano ya vienes a fastidiar? - Expuso el hombre al encontrarse ante la presencia de Daniela, pero por detrás de Arturo fue visible otra cabeza.
— ¡Susan! - En los labios de Arturo el nombre de Susan se escuchaba dominante, mientras que Gabriela tenía una voz muy suave.
Tanto Susan y Daniela se mantuvieron en silencio, pero la primera en reaccionar fue Susan.
— Gabriela - Saludó la joven a su hermana.
— Me alegra que Arturo te haya traído - Gabriela tenía una voz muy baja.
— Por supuesto es su esposa - Antes de que Daniela dijera algo más, Susan que se encontraba a espaldas de ella le había pellizcado.
— Vendré a verte en otro momento - Gabriela agachó la cabeza, Arturo tenía el rostro sombrío, Susan sabía que aquello era porque Daniela había hecho sentir mal al amor del hombre, su hermana salió de la habitación, Arturo también había imitado la acción de Gabriela dejando a Susan y Daniela a solas.
— ¿Por qué demonios tuviste que dejarle aquel amargo recordatorio a mi hermana? - Susan se sentía mal, había visto cómo Gabriela había bajado la cabeza, ella no sabe cómo es el sentimiento del desamor, nunca se había fijado en alguien, Arturo es la única razón por la que ella conoce los besos, caricias, el sexo, pero no el amor.
— Su carita de niña buena e inocente solamente se lo está creyendo tú - Daniela estaba un poco molesta.
— Daniela, te tienes mucha Fe ¿no tienes miedo de que Arturo te estrangule por hacer sentir mal a la mujer que ama?.
— Susan, eres demasiado buena, así todos te van a ver como la tonta esposa a la cual cualquiera puede jugar a quitarle el esposo.
— Daniela, no empieces, como voy a hacer que entiendas que Arturo ama a mi hermana.
— ¿Él te lo ha dicho Susan?, Arturo es un hombre dominante en todos los aspectos de su vida, no va a dejarse manipular por un matrimonio, si él la ama tanto como tú dices, no va a anteponer la felicidad de su amada por la tuya, no la va a convertir en amante, se hubiera divorciado de ti, cuando ella puso un pie en la ciudad.
— Es porque ella no quiere hacerme sentir mal.
— Basta Susan, me estresa escucharte te dejaré de una buena vez mi punto de vista, Arturo no ama a Gabriela, ella no está preocupada por ti, más bien se está quedando sin piel de tantas exhibiciones que ya hizo por delante de él, pero su cuero ya no da, Arturo ni siquiera la registra.
— Por supuesto que sí, o tengo que volver a descubrirte todos los eventos.
— ¿Quieres que te demuestre que Arturo te antepone a ti antes que a ella? - Daniela la tomo del brazo - ¿Quieres que te demuestre que antes que Gabriela Fontanie, es Susan Lacronte? - Daniela tenía una sonrisa malvada.
— Daniela ¿A qué juego estás queriendo jugar, y de paso involucrarme en ella también? No quiero hacer sentir mal a mi hermana.
— No vas a hacerla sentir mal, es para que te quites la venda de los ojos.
— ¿Qué sabes tú que no sepa yo? - Preguntó Susan y su voz se escuchaba distinta.
— Conmigo, con Arturo y con cualquiera tú eres una fiera, pero con quienes te pueden atacar por la espalda y destruirte eres un angelito, no sé absolutamente nada, pero mi intuición nunca falla y tu hermana no es una Blanca palomita ¿quieres jugar conmigo Susan?.
— No quiero jugar a nada— Susan aparto su mano de la de su amiga.
— Quieras o no vas a participar— Daniela también se escuchaba muy segura de sí misma.
— Que se supone que vas a hacer, por favor no cometas ningún error, Daniela.
— Mejor vayamos a La Playa - Daniela había cambiado de tema, pero Susan sabe que su amiga no retrocederá ni un paso en aquello que le acaba de decir - No mencionaremos el tema, pero te dejo en claro que yo misma voy a jugar el juego que te acabo de mencionar y tú eres el jugador principal.
Unos minutos después ambas salieron a La Playa, aunque Susan se sentía cohibida, nunca había estado en traje de baño y el único que había visto su cuerpo fue Arturo, y bueno, aquel hombre de la disco, pero Susan no piensa en aquello.
La suave piel de la joven quedó ante la vista de los que estaban allí, muchos jóvenes captaron su belleza y Daniela parece estar complacida con aquello.
— ¿Quieres que te coloque el protector Solar? - Uno de los chicos había hablado, logrando que Susan se sonroje, pero antes de que la joven diera una respuesta, un camisón exclusivamente de plata fue puesta por encima de su cuerpo.
—Señora Lacronte, no es recomendable que muestre mucho cuerpo, al Señor no le va a gustar - La asistente de Arturo había llegado.