Soy ama de casa desde hace cinco años, acompaño de todo corazón a mis hijos y cuido a mi esposo. ¡De repente trajo de vuelta a su amante que quiere divorciarse de mí! Como ama de casa de tiempo completo en los últimos años, he dedicado no solo tiempo y energía, sino también oportunidades para desarrollar mi carrera, ¡así que decidí luchar! Pero no esperaba que el joven abogado que me ayudó con la demanda me dijera que yo le gustaba desde hace mucho año...
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Capítulo 21 Interfiere la policía
Ivan se negaba a rendirse, tanto que comenzó a correr para intentar quitarle a Isaac a Jesse otra vez. El policía no aguantó más y, acercándose a él para detenerlo, le dijo:
—Usted es el esposo de la mujer herida, ¿verdad? ¿Está loco? Su esposa está luchando por sobrevivir y usted sigue discutiendo el tema de la custodia.
—Vamos —le dijo Isaac al médico luego de pararse al lado mío con mi hijo.
Cerraron la puerta de la ambulancia y ya no pude ver a Ivan; sin embargo, el dolor que sentía en el corazón no se iba, ni siquiera si cerraba los ojos. No pude evitar largarme a llorar. Los médicos me pusieron una máscara de oxígeno y comenzaron a limpiarme las heridas. Al verme, a Jesse se le humedecieron los ojos y preguntó:
—¿Te duele, mami? —Sonreí y negué con la cabeza.
—No te preocupes, tu mamá es una supermujer —lo reconfortó Isaac—. Es muy fuerte, así que esto no es nada. —Como era de esperar, no le creyó. Siguió mirando mis heridas, con los ojos hinchados y llorosos.
Llegué al hospital un poco mareada. Veía borrosa la cara de mi hijo. De a ratos estaba consciente y de a ratos no; oía los sonidos que me rodeaban, pero no tenía fuerza para abrir los ojos. El llanto de Jesse me estrujaba el corazón y me llevaba de regreso a la realidad cada vez que estaba a punto de desvanecerme. Cuando estaba semiinconsciente pensaba en Ivan y la angustia era tan desgarradora que por momentos sentía que se me había ido el alma del cuerpo. Ya no le importaba al hombre que había amado tanto, y estaba tan decepcionada que no veía ninguna solución. ¿Cuándo había desaparecido el amor que nos teníamos? Había prometido amarme el resto de su vida; ¿por qué no había mantenido la promesa?
No morí. Al abrir los ojos, lo primero que vi fueron los párpados hinchados de mi hijo y el rostro de Isaac, donde ya comenzaba a aparecer una barba incipiente de color negro.
—¡Mamá se despertó! —celebró Jesse. Fue el primero en notar que había recobrado la conciencia. El grito despabiló a Isaac, que había comenzado a dormirse, y luego de abrir los ojos añadió con sorpresa:
—Maldición, Reina, me hiciste asustar.
—Dijiste que era una supermujer y que no iba a morirme —dije con una sonrisa débil. El solo hecho de mantenerme despierta y decir esa frase corta me dejó exhausta. Quería seguir hablando, pero ya no tenía energía e incluso me faltaba un poco el aire.
—Mira —dijo Isaac mientras le acariciaba el hombro a Jesse—, ¿viste que tenía razón? Tu mamá está bien.
—Papá intentó llevarme, pero no quise irme con él. Quiero estar contigo, mamá —me pidió.
—¿Ivan ha estado aquí? —le pregunté a Isaac—. ¿Cuánto tiempo estuve en coma? ¿Es una herida grave?
—Estuviste en coma un día y medio; perdiste demasiada sangre y el cuchillo te lastimó el bazo. Fue una operación difícil y casi mueres. Ivan vino una vez, pero hice que se fuera. —Isaac me dijo toda la verdad. Luego de una pausa, añadió—: No te preocupes, nadie se llevará a Jesse mientras que yo esté aquí.
Cerré los ojos y pregunté:
—¿Y qué hay del conductor? ¿Lo habían contratado?
—Tuvimos la misma duda —dijo, negando con la cabeza y habiendo entendido a qué me refería—. Es una coincidencia muy extraña, sobre todo en este momento, pero, según los informes de la policía, el hombre suele hacerlo con frecuencia. En el último año secuestró a otras tres mujeres y la casa abandonada era el lugar a donde suele ir. Mató a las tres chicas allí mismo y luego encontraron los cuerpos en los alrededores. Tuviste suerte.
Esas palabras me provocaron mucho miedo y no quise ni pensar en lo que podría habernos ocurrido a Jesse y a mí esa noche: no quería pensar en qué hubiera pasado si no hubiese actuado tan rápido como lo hice o si no le hubiera enviado aquel mensaje a Isaac y él no hubiera visto su teléfono a tiempo.
si ya tuvo el valor para hablar con ella. mínimo debió de tener dignidad frente al poco hombre del esposo. muy poca cosa la protagonista