Reencarné Del Siglo XXI Al Pasado

Alexa Ferrer: Valentina, informarle al capitán Rojas que se prepare para partir al pueblo del este, el que está en el ducado de Cornualles. Mi padre me comentó que en la reunión de consejeros esta mañana, el duque de Cornualles informó sobre una enfermedad que está afectando a los residentes de ese lugar. Además, llevaríamos el doble de guardias debido a la distancia y la duración de la misión. Estaremos varios días fuera.

Valentina: Sí, señorita. Saldremos hoy mismo. Recuerde, ese pueblo está lejos y queda a dos días en carruaje.

Alexa Ferrer: Valentina, no me expliqué bien. Tú no vas a ir. Estás embarazada y además, en ese pueblo hay varias personas enfermas. No pienso poner en peligro tu vida.

Valentina: Señorita Alexa, no me haga eso. Siempre he estado a su lado. No puedo quedarme atrás.

Alexa Ferrer: Primero está el bebé y además, estoy segura de que el capitán Rojas estará de acuerdo conmigo. Sabes lo feliz que está con tu embarazo. Es una orden. Tú te quedas y nos esperas.

Valentina: Está bien, señorita. (Cómo ha cambiado mi niña Alexa en estos años. La difunta duquesa estaría muy orgullosa de su hija) dice para sí misma.

Mientras Valentina organizaba todo el viaje con el capitán Rojas, Alexa estaba recogiendo algunos medicamentos que había desarrollado en los últimos años con el doctor del palacio.

Doctor del Palacio: Disculpe, señorita Alexa. ¿Para qué necesita esos medicamentos?

Alexa Ferrer: Voy al pueblo del este en el ducado de Cornualles. Hay varios enfermos y quiero ayudar.

Doctor del Palacio: Sí, he escuchado sobre el tema. Su Majestad la emperatriz Sofía quiere que esté atento. El duque Estéfano Ferrer permitió que usted fuera.

Alexa Ferrer: Mi padre no sabe que iré. Por eso saldremos rápidamente antes de que salga de la reunión con mi tío, el rey Felipe.

Doctor del Palacio: Señorita, cuídese mucho. Su padre estará muy enojado cuando se entere.

Minutos después, Alexa partía del palacio con el capitán Rojas y diez guardias rumbo al ducado de Cornualles, no sin antes discutir con el capitán.

Capitán Rojas: Señorita Alexa, ¿cómo que no irá en carruaje? Es un viaje de dos días. Además, usted es la hija del duque Ferrer y la sobrina de Su Majestad el rey Felipe. Es imposible que quiera cabalgar tanto tiempo.

Alexa Ferrer: Capitán Rojas, no le estoy pidiendo permiso. Le estoy informando que iré a caballo para llegar más rápido. Además, ya dejé una carta a mi padre explicando mi decisión con Valentina. (A ver si me alcanzan) piensa.

Antes de que el capitán Rojas pudiera responder, Alexa ya había comenzado a cabalgar.

Capitán Rojas: (Esta niña me va a sacar canas verdes) - pensó el capitán.

Dos horas después, llegó el duque Estéfano Ferrer y Valentina lo esperaba en la sala. Al verlo, le entregó la carta que Alexa le había dejado.

Duque Estéfano Ferrer: ¿Cómo es posible que mi hija haya decidido irse sin mi autorización a un pueblo que queda a dos días de distancia y llevarse a diez soldados con provisiones y medicamentos? Y ustedes no me informaron sobre esto.

Valentina: Discúlpeme, mi señor. Por favor, perdóneme. La señorita nos dijo que usted había dado autorización y no me permitió acompañarla por mi embarazo. Perdóname, merezco un castigo por mi incompetencia.

Duque Estéfano Ferrer: Yo no sabía lo que estaba planeado. Tranquilízate, no te castigaré. Mi hija no me perdonaría si algo te pasara. (Esta niña cada vez está más rebelde) piensa el duque.

Cuarenta y cinco minutos después, Alexa decidió bajar del caballo para que descansara. Así fueron pasando el día hasta que empezó a anochecer y el capitán le dijo a Alexa que era momento de parar y armar un campamento para pasar la noche.

Alexa aceptó y se ofreció a preparar la cena, ya que según ella, la comida de los soldados no tenía sabor. Una hora después, el campamento estaba armado. La tienda en la que Alexa dormiría estaba rodeada de otras tiendas, ya que al capitán Rojas le preocupaba que su señorita viajara sola sin su doncella.

Los soldados comentaban entre ellos en voz baja sobre cómo era posible que Alexa, siendo una mujer, hija del duque Estéfano Ferrer y sobrina del rey Felipe, fuera tan sencilla y se ofreciera a cocinar para ellos.

La noche caía sobre el campamento y Alexa seguía cocinando para los soldados, escuchando sus risas y comentarios. Se sentía en paz, lejos de la presión de la corte y de la protección de su padre. Mientras preparaba la cena, recordaba su vida anterior como ESCARLE ROUSS y las historias de caballeros y castillos que le leía a sus hijos todas las noches antes de dormir

Al amanecer, el campamento se levantó y continuaron su camino hacia el pueblo del este. Y así pasaron el día cabalgando aló lejos observan al pueblo.

Al llegar al pueblo del este, se encontraron con una escena desoladora. La enfermedad había cobrado muchas vidas y los sobrevivientes estaban débiles y desesperados. Alexa se comprometió a ayudar en todo lo que pudiera, trabajando codo a codo con el médico local y distribuyendo medicamentos y alimentos entre los afectados.

Días pasaron y Alexa no descansaba, dedicando todas sus energías a aliviar el sufrimiento de los habitantes del pueblo. Cada noche, se sentaba a escribir cartas a su padre, contándole sobre su trabajo y pidiéndole comprensión y perdón por su acto impulsivo, también pidió que le enviaran más soldados ya que eran muchos enfermos y pocos los que estaban en condiciones de brindar su ayuda. y aún no sabía la causa de la enfermedad...