La Justicia De Adela

—Hola padre, saludos Srta. Adela, espero este disfrutando su visita, pero deberé negarme debido a que tengo algo pendiente para hacer hoy, tal vez la próxima vez.

El príncipe heredero, como era su costumbre, fue amable, pero al mismo tiempo estaba dejando claro que no estaba interesado en Adela, pero el príncipe, quien era arrogante y esperaba que Adela le pidiera que se quedara, se sorprendió al escuchar totalmente lo contrario.

—Bueno, por mí no hay problema si debe irse, de todos modos estoy pasando un buen momento ahora y no quiero ser una molestia para Ud.

Adela respondió con una sonrisa sarcástica a lo que el príncipe había comentado. El príncipe que no estaba acostumbrado a sentirse ignorado por una mujer hablo.

—Bueno, pensándolo bien, es su primera visita, por lo que no debería ser tan descortés con la dama que ha invitado mi padre.

El rey miró a su hijo y sonrió al darse cuenta de que estaba actuando diferente ante Adela, por lo que había conseguido que él se sintiera curioso y atraído por la joven y hermosa dama.

Camilo, que observaba toda la conversación, se dio cuenta de lo que pretendía su padre.

—¿Ese viejo zorro de verdad pretende emparejarlos? Esa joven no debería… Es obvio que ella no se siente interesada por mi hermano.

Camilo observaba cada escena y era muy notoria la incomodidad de Adela al estar frente al príncipe heredero.

—¿Qué sucede con esa chica? Si fuera otra mujer estoy seguro de que saltaría sobre mi hermano para tener una mejor posición, ¿de verdad a ella no le importa perder esta oportunidad? O quizás solo esté fingiendo, aunque eso es… Poco probable por sus reacciones.-

Al paso de unos minutos Adela le pidió al rey que la disculpara dado que debía irse antes de que se le hiciera tarde, el rey sin contrariar a Adela asintió y le pidió a Francisco que la acompañara al carruaje a lo que él no se negó. Mientras Adela y el príncipe caminaban hacia la puerta principal, él se detuvo y la miro comentando.

—¿Qué pretendes al ser tan amistosa con mi padre?, aunque te ganes su favor, tú no me interesas.

“Qué narcisista” pensó Adela, mientras Camilo pensaba lo mismo mientras se avergonzaba de que ese príncipe sea su hermano, Camilo los siguió desde la oscuridad de los pilares escuchando la conversación.

Adela volteó y miro al príncipe a la cara sin titubear y respondió sonriéndole.

—¿Y quién le hace creer a Ud.? ¿Que es atractivo para mí su alteza?… lo siento por mi falta de respeto, pero príncipe Francisco, usted no se adapta a mis gustos.

Adela volteó y siguió caminando.

El príncipe abrió los ojos de par en par cuando escucho la respuesta tan inesperada de Adela. Él estaba acostumbrado a que todas las doncellas del reino cayeran rápidamente ante él sin el más mínimo esfuerzo, un príncipe heredero alto, ojos azules y bien parecido, tenía lo que cualquier joven querría de un hombre, poder y buena apariencia, entonces ¿por qué esta joven lo rechazaría de tal manera? Pensó el príncipe mientras observaba la espalda de Adela.

—Si estás diciendo eso solo para llamar mi atención no funcionará.

—No para nada su alteza, la verdad Ud. No tiene nada que pueda llamar mi atención.

—¿Entonces qué tipo de hombres si llaman su atención Srta.? Puedo decirme ¿verdad?

Respondió rápidamente el príncipe al darse cuenta de que Adela estaba siendo seria con su respuesta al rechazarlo.