Maldición Butler

A Hugo muy poco le importó el apuro de su primo, se reunió con Julien quien estaba sobre su cama leyendo un libro y le contó lo que pasó.

- ¿Puedo pasar? – pregunta Hugo al tocar la puerta.

- Pasa Hugo. – Julien deja de leer su libro – ¿Qué te cuentas?

- Ha venido Martin. – tomando asiento frente a él, ignorado el trabajo sobre el escritorio.

- ¿En serio? ¿Qué quiere ese maricón? -  Julien tampoco no lo pasa.

- Según él, está haciendo una denuncia de corrupción a la firma para la que trabaja.

- ¿Y? – tampoco le importa, una breve pausa después comenta – A poco vino aquí a pedir ayuda.

- Acertado.

- Maricón, primero hace cagadas y luego pide ayuda. – Julien se ríe con gusto.

- Como prueba de su palabra ha dejado el USB. - Hugo se muestra inexpresivo.

- De seguro es virus para hackear información. - es lo primero que piensa.

- Lo curioso es que han utilizado el abuelo para su drama.

- ¿Qué? – se la acabó el chiste para Julien - ¿Quién está asesorando el estiércol?

- De seguro su madre, me ha invitado ir a su casa por si acepto el caso. Que me abrirán las puertas.

- ¡Es una trampa! – le advirtió Julien con total seriedad.

- Lo usaré a nuestro favor, para hurgar el ático y buscar la información que falta para completar la investigación de Laure.

- Iremos los tres.  A ti te han invitado y la trampa preparada es para uno, pero si vamos los tres, se verán en aprietos. – concluye Julien.

- Es la oportunidad para empezar a cobrar todo el daño que han hecho con sus estupideces.

- Hugo, déjame hablarlo con Laure, y ver qué plan piensa hacer.

- Bien, Laure tiene su plan y yo elaboro otro.

Los hermanos se despiden y Charles, quien había espiado la conversación, tuvo que desaparecer de la escena y bajó rápidamente a la cocina.

- Cariño, tenemos que hablar. – Charles no está muy contento con el plan de sus hijos.

- ¿Qué pasó mi vida? – a ella le preocupa ver la mala de Charles - ¿Alguna travesura de los niños?

- Están haciendo un plan para ir a casa de Martin.

- ¿Hugo va a tomar el caso? No quiero, es peligroso. – a ella le aterra esa idea.

- Laurence está haciendo una investigación y necesita información para terminar. Esa invitación la tomarán a su favor.

- Mis niños no irán a esa casa. No, solos no irán. – sentencia con nerviosismo – yo iré con mi hijo.

- Calma, mi amor, calma. Iré de sorpresa, nuestros niños no están solos. Por inteligentes que sean, ellos deben saber que papá siempre estará allí.

Los padres planifican una visita sorpresa, mientras que Laurence explica su plan a su hermano

- Saludaremos al bisabuelo por consideración, e iremos directo al ático o biblioteca, el lugar más cercano.  Haré mis investigaciones lo más rápido que pueda.

- Ten cuidado, hay posibilidades de que ellos revisen la información que has obtenido. – le advierte Julien.

- Pierde cuidado, he comprado otro lapicero de tinta invisible y lapicero linterna, así poder leer sin usar tanta luz y escribir todo lo necesario sin preocuparme por la tinta.

- Genial, pero si vas a tomar fotos, mándalas a un correo y limpias la galería.  – le aconseja.

- Leeré las páginas más importantes, grabaré todo.

- Al parecer es mejor y más rápido enviar al chat con la cámara directamente, solo se guarda y ya, quien podrá sospechar. Pondremos el celular en modo silencio o avión y listo.

- Los audios tendrán títulos literarios.  - explica Laurence.

- ¿Como cuáles? – le gusta mucho esa idea.

- Los miserables, Rojo y Negro, Guerra y paz, Crimen y castigo, Madame Chatterley… - se quedó pensando en otro libro.

- ¿Por qué no Nana, Madame Bovary? – le pica la curiosidad.

- Todo va a depender del tipo de información que se va a guardar.

- Eres muy astuta, se lo diré a Hugo. Estoy seguro de que le va a encantar esa idea.

- ¿Cuándo iremos? – Laurence toma un lapicero de color y su calendario.

- Hugo dirá cuándo será el momento preciso.

- Quiero tener todo agendado.

- Dame tu calendario, juntaremos nuestras agendas y el primer espacio donde encajamos los tres, lo tomamos.

Los hermanos están preparando sus planes, Laurence prepara su pequeña mochila cosa que no llama la atención cosa que si daría una mochila normal.

Charles habla y hace arreglos con su guardaespaldas, el confía en las capacidades de sus hijos, pero no confía en absoluto en los habitantes de aquella casa. El guardaespaldas coloca secretamente un rastreador en el auto de Hugo y otro en el auto de Julien, los rastreadores se activan al encender el auto. La tarea es seguirlos todos los días y marcar las rutas habituales, hasta que se vea que la ruta habitual cambie rumbo a la casa del patriarca.

Laurence está rara, en la universidad, se la ve pensativa, Erick debe devolverla a la realidad varias veces y eso le preocupa.

- Cariño ¿Te pasa algo? – Erick es dulce al hablar – Estuviste distraída varias veces.

- Lo siento. – se disculpa con él.

- Dime ¿Qué pasa? ¿problemas en casa? – muestra su preocupación.

- Pues sí, hay problemas en casa. Estoy descubriendo cosas turbias.

- ¿Quieres que te ayude? – se ofrece a ser útil.

- No Erick, el asunto es bien delicado. No es bueno que involucres, eres ajeno a este asunto.

- Tus problemas también son los míos.

- Gracias, Erick. Pero no estamos casados como para ensuciarnos las manos.

- Tendré que esperar hasta la boda para poder ayudar a mi chica.

- Eres tan lindo.

Se dan muestras de cariño, por natural que quiera parecer, Laurence esta pensativa, y ni podrá dejar de estarlo hasta obtener todo lo que quiere. Lo que le preocupa es como va a reaccionar la familia cuando a los tres hijos Charles se presenten y no solo a Hugo como estaba previsto.

El detalle está que papá está reforzando el plan de sus hijos, si bien es cierto ellos no quieren que sus padres se involucren, papá no piensa dejarlos solos, por lo que piensa que su presencia puede neutralizar cualquier cosa que pueda afectar sus hijos.

Una mañana mientras Charles estaba en su despacho, atendiendo sus asuntos como ministro, el guardaespaldas le informa que uno de los autos de sus hijos ha salido en un horario fuera de lo habitual y con otra ruta, es más, se estaba aproximando a la casa del bisabuelo. Simplemente ha llegado la hora de actuar.