⚠️ADVERTENCIA 🔞: Contenido +16 y +18
Abril vuelve a casa después de tres años, obligada por la enfermedad de su madre.
Lo último que esperaba era reencontrarse con Elías, su padrastro, el hombre con quien compartió un amor prohibido que marcó su vida para siempre.
Mientras intentan convivir bajo el mismo techo sin caer de nuevo, viejos sentimientos comienzan a despertar, las miradas se hacen mas largas, mientras las distancias se acortan y los límites desaparecen.
Esta es una historia de pasión, culpa y decisiones difíciles....
Porque hay amores que no deberían existir… pero existen...
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Lo Que No Debería Latir +16
-Capítulo 3-
Lo busqué.
No hay otra forma de decirlo.
Quise pensar que fue casualidad, que mis pies me llevaron solos hasta el taller, pero la verdad es que llevaba todo el día deseando volver a estar cerca. Desde el desayuno, cuando rozó mi espalda al pasar, hasta la tarde, cuando su risa sonó desde el patio y mi estómago se contrajo como si algo antiguo despertara.
Era absurdo, imperdonable, pero lo deseaba.
Y el deseo, cuando se ha probado, no desaparece. Se esconde, Se duerme, pero al menor roce, al menor recuerdo, vuelve a arder.
Él estaba de espaldas cuando entré, el taller olía a madera recién cortada y a algo más, como a su colonia, mezclado con el olor de su piel, ¿sudor? no lo creo huele demasiado bien, el lugar donde solía admirar lo en secreto, esta frente a mí. Lijaba una tabla, concentrado, ajeno a lo que yo ya no sabía cómo esconder.
—Pensé que estarías con mamá —dijo, sin mirarme.
—Está dormida, Tuvo un buen día.
Asintió apenas. El movimiento de sus brazos era hipnótico, tenso, medido, Observé cómo los músculos se marcaban con cada pasada de la lija, cómo sus manos, grandes y fuertes, trataban a la madera con una paciencia que nunca tuvo consigo mismo.
—¿Y tú? —preguntó de pronto, dejando la herramienta a un lado—. ¿Estás bien?
—No —respondí, antes de poder frenarlo.
Él se giró, me miró como si supiera todo, como si también estuviera harto de fingir que no había nada entre nosotros.
—Abril…
—No me digas que me vaya —le corté— No todavía.
Se quedó quieto, los puños apretados a los costados. Yo di un paso al frente, después otro, hasta que estuve lo suficientemente cerca para sentir el calor que despedía su cuerpo.
—¿Qué estás haciendo? —susurró.
—No lo sé —mentí.
Lo sabía perfectamente. Estaba cruzando una línea por segunda vez. Pero es que no podía más. Desde que volví, lo sentía en la piel, en el pecho, en los recuerdos que me atacaban a cada instante, lo amaba y lo odiaba por eso… Pero a fin de cuentas lo amaba.
—No deberías mirarme así —murmuró, y su voz tembló apenas.
—Tú me enseñaste a mirar así —le respondí.
Su mandíbula se tensó, sus ojos bajaron a mis labios, y en ese instante supe que estaba a punto de ceder, que toda su culpa no podía contra todo lo que aún sentía.
Y entonces me tocó, primero el rostro, apenas con los dedos, después el cuello Y finalmente la cintura, como si al tenerme entre sus manos pudiera recordar por qué debíamos detenernos.
Pero no lo hizo.
Su boca rozó la mía, apenas un aliento, suplicaba por no parar.
—Esto va a destruirnos —dijo.
—Entonces que nos destruya —respondí.
Y cuando por fin me besó, no fue dulce, fue desesperado, torpe, apasionado, como si el tiempo sin vernos se nos hubiera quedado acumulado en la piel. Como si no existiera el mundo afuera del taller, de sus manos en mi espalda, de mis dedos aferrándose a su camisa como si pudiera salvarme de caer a un abismo.
Y en medio de ese torbellino, de ese error perfecto, lo supe…
No lo había buscado por debilidad.
Lo había buscado porque, en medio del vacío, él era lo único que aún me hacía sentir viva.
Ese Elías es el esposo de la mamá???
¿Como están?
Espero que bien. 💕
Me gustaría saber que opinan sobre Gael y Joan ¿les agradan?