Un chico solitario, incrédulo de lo fantástico, ve su vida tranquila y aislada tras tocada por un encuentro inesperado con lo desconocido.
Ese momento cambiará todo: su corazón, antes apagado, latirá con fuerza, y la soledad que lo envolvía comenzará a desvanecerse poco a poco.
Ahora deberá enfrentarse a una decisión que definirá su destino:
¿Elegirá la luz o se rendirá ante la oscuridad?
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Fuente de alimento
12/01/2019
Después de tanto dolor, finalmente logré sentarme en la cama, donde había estado tendido hasta hacía poco. Mi cuerpo aún protestaba, pero la necesidad de estar erguido pudo más. Ella me observaba en silencio desde su escritorio, su sonrisa era enigmática, como si supiera algo que yo no. No pude evitar la sensación de que algo se movía en el aire, pesado, como si cada segundo fuera más tenso que el anterior.
De repente, se levantó con gracia, sin prisa, y se acercó. El crujir de sus pasos sobre el suelo parecía más fuerte de lo que realmente era, como si quisiera que escuchara su presencia. Se sentó a mi lado, tan cerca que pude percibir su aliento cálido sobre mi piel. Mi respiración se detuvo cuando su rostro se acercó al mío, y su voz, suave y envolvente, rozó mi oído.
Elizabeth: —¿Ahora crees en los vampiros? —me dijo con un tono algo picaresco.
Losert: (Pensé por un momento) —Sigo creyendo que es imposible, pero no puedo negar lo que pasó.
Elizabeth: (Sonríe) —Ahora eres mi sirviente… —me empuja hacia la cama— …y mi fuente de comida.
Losert: (La miré, algo asustado) —¿Puedo hacerte una pregunta?
Elizabeth: (Se quita de encima y se sienta en la silla frente a su escritorio) —Amm, dejemos las preguntas para mañana, ¿vale? A diferencia de los vampiros de película, nosotros sí dormimos.
Losert: (Pensé por un momento) —Sobre eso iba precisamente… —dije mientras me sentaba.
Elizabeth: —Lo sé, y te responderé mañana —dijo, mientras escribía algo en un papel—. Toma, aquí. Nos vemos mañana.
Losert: (Tomé la hoja y la miré) —"Parque Primavera." (Pensé) Es cerca de mi casa.
Elizabeth: —Ahora puedes marcharte.
Losert: —¿No temes que revele tu secreto?
Elizabeth: (Me miró y sonrió) —Lo mejor de los pactos es que si dices algo, morirás al instante. Y no creo que nadie te crea. ¿Sabes cómo te llaman en la escuela?
Losert: (Bajé la mirada) —Sí, lo sé. En ese caso… ¿a qué hora te veo en el parque?
Elizabeth: (Se levantó y me acompañó hasta la puerta) —A las 7:00 p. m. Tengo cosas que hacer en la tarde y en la mañana. (Abrió la puerta) Nos vemos, Losert.
Losert: —Nos vemos.
Después de caminar hasta mi casa sin darme cuenta, me encontré acostado en mi cama. Mi mente estaba en un torbellino de pensamientos, pero recuerdo haber pensado, con cierta incredulidad:
Losert: (Pensé) —Es una locura… Nunca imaginé que los vampiros pudieran ser reales. Tengo tantas preguntas, pero al mismo tiempo, una parte de mí teme conocer las respuestas. ¿Qué significa todo esto para mí? ¿Cómo sigo adelante después de esto?—
Estaba sorprendido y, al mismo tiempo, frustrado. Me habían convertido en un híbrido sin mi consentimiento, y lo peor de todo era que ahora sería sirviente de esa chica. Todo esto era demasiado para procesar, pero no podía evitar que mi mente siguiera dando vueltas a esas ideas.
Pensé en todo hasta que, finalmente, el agotamiento me venció y caí en un sueño inquieto.
13/01/2019
A la mañana siguiente, me desperté con una sensación extraña. Cuando me levanté de la cama, algo no encajaba. ¿Era yo o mi cama estaba más pequeña de lo normal? Pensé eso, mientras me estiraba y trataba de comprender lo que pasaba.
Al entrar al baño, tomé el cepillo de dientes y comencé a lavarme los dientes. Pero cuando miré al espejo, me quedé paralizado. Mi piel estaba ligeramente más clara, y mis ojos tenían un leve tono rojizo. Eso fue suficiente para que mi sospecha se confirmara. No solo eso, también noté que había crecido un poco más, como si mi cuerpo estuviera... cambiando.
Con la mente aún en shock, bajé a la cocina y preparé mi desayuno. Cabe mencionar que vivía solo; mis padres trabajaban en otro país y me dejaban a cargo de la casa para terminar mis estudios.
Miré la hora, y fue entonces cuando me di cuenta de que solo podía pensar en ver a Elizabeth. Necesitaba respuestas. ¿Qué era lo que estaba pasando conmigo? Sin darme cuenta, me había interesado en el mundo de los vampiros.
Como era sábado, decidí no hacer nada más por el momento. Me senté en la sala y encendí la televisión, dejando que el tiempo pasara hasta que marcaron las 6:30 de la noche.
Losert: —Carajo, ¿cuándo se hizo tan tarde? —pensé, mirando rápidamente la hora. —No estoy ni siquiera bien vestido…
Me cambié rápidamente, sin perder tiempo, y salí de la casa con dirección al parque donde me encontraría con Elizabeth. El aire de la tarde parecía más fresco de lo habitual, pero no presté mucha atención; mi mente solo estaba ocupada con las preguntas que necesitaba hacerle.
Corrí rápidamente hacia el parque, mi mente aún llena de preguntas sin respuesta. Al llegar, la vi sentada en el quiosco que se encontraba en el centro del parque. Me acerqué corriendo, y cuando llegué junto a ella, la encontré absorta mirando su celular, como si no estuviera esperando a nadie.
Elizabeth: —Llegas 7 minutos tarde. —Me miró, claramente molesta.
Losert: (Bajé la mirada) —Lo siento.
Elizabeth: —Ya no importa. —Se levantó lentamente y se acercó a mí, su presencia más imponente a cada paso. —Es hora de cenar.
Losert: —¿Contestarás mis preguntas después?
Elizabeth: (Susurró en mi oído, con voz baja y seductora) —Lo prometo.
Después de eso, ella volvió a morderme. Esta vez no sentí el dolor agudo de antes, solo un leve pellizco, casi imperceptible. Era extraño, pero sabía que tendría que acostumbrarme a esto. Después de todo, ya no era más que su fuente de alimento, y esa era la única realidad con la que podía contar.
CONTINUARA....