Keres Jabbar Elrryan tiene su primer banquete de cumpleaños como hijo menor del Emperador del Imperio Kardext. En el banquete, su padre y hermano mayor le dan dos obsequios que todo el mundo sabe, no es mas que para dejar en claro que Keres es su leal mascota.
Keres es consciente de ello y a pesar de eso acepta los dos obsequios: el título de "Conde" junto a sus deterioradas tierras y un sangriento matrimonio con la Princesa que rechazó a su hermano mayor hace algunos años, ordenando a Keres destruir todo el Reino de Elentia y capturar a la familia Real.
Claramente sabe que el matrimonio es una clase de castigo para ambos y estaba preparado para recibir el desprecio de su esposa.
Pero, ella repetir hasta el cansancio que "lo ama", está intrigado del por qué su esposa se comporta de esa manera cuando se supone debe odiarlo. Y queda más intrigado cuando todo el mundo le dice: "Tú esposa es un demonio, una villana".
«¿...? ¿...?» [Pero si mí esposa es increíblemente adorable]
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LA NEGATIVA
...«¡¡Eres asqueroso!!»...
...Gritó Oona a su esposo, arrojándole un jarrón de porcelana a la cabeza. Haciéndole una gran herida la cuál manchó la cara de Keres con sangre....
Fue un recuerdo fugaz, Oona, ahora delante de su esposo, apretó la falda de su ropa harapienta que llevaba desde que fue encerrada en prisión.
Contestó a la pregunta anterior que le hizo su esposo dentro de aquella tienda de campaña.
«Cierto..., tú eres un ser malvado y horrible»
Keres sonrió con tristeza, no era la primera vez que le decían eso, sin mencionar que debido al banquete y las palabras del Emperador, los rumores de que era un monstruo y un hombre sanguinario empeorarían.
Se preparaba para levantarse con resignación, su relación no tenía futuro, pero...
[Al menos prometo cuidar de tí toda mí vida]
Keres hizo aquella promesa para sí mismo, porque estaba seguro que hacer aquella promesa en voz alta, molestaría más, a su resentida esposa.
Estaba por pararse cuando Oona agarró su ropa con la cabeza agachada.
«¿Qué pasa?»
«Hay cosas en las que te equivocas»
«¿Qué?»
«Más que cualquier cosa, debes saber que no me casé por obligación»
Keres estaba más confundido, él vio en primera fila como el Emperador la forzó a agarrar la pluma y empezar a dibujar su firma.
«Y sobre todo, ...quiero que sepas, que no me casé con el hombre que arruinó mi vida» [El que me arruinó la vida fue tú hermano Davor]
Él, miró la delgada mano de su esposa, la vio temblando, ¿Acaso le tenía miedo?
«No tienes que obligarte a fingir que te agrado, está bien, no te preocupes, no te haré nada, ni siquiera te tocaré o te hablaré si así lo quieres-»
«¡¡No!!»
La negativa tan fuerte y aguda por poco rompía los tímpanos de Keres.
Se sintió extraño cuando ella lo abrazó con fuerza gritando:
«¡No te atrevas! ¡No te atrevas a no hablarme! ¡Y tampoco te atrevas a no tocarme! ¡Si lo haces lloraré!»
Miles de signos de interrogación bailaron alrededor de Keres que no estaba entendiendo nada de nada.
[¿Está mujer, no me odia? ¿Está loca?]
«Tú eres mi esposo y yo tu esposa. Así que no lo hagas, no quiero que te alejes. Te lo ruego»
Keres suspiró resignado y con lentitud acercó su mano a la cabeza de Oona, dudó un segundo de si era buena idea tocarla, pero al final nada perdía. Acarició su cabeza suavemente.
«Sí, está bien. Haré lo mejor que pueda»
«Te odio»
«¡!» [¿Eh?]
«Pero te amo tanto»
«...» [Juro..., que no entiendo a las mujeres]
***
En la noche, el Conde veía intrigado a su esposa durmiendo a su lado, aferrándose fuertemente a él.
Todavía estaba sucia y delgada, seguro debido a estar tanto tiempo encerrada en una celda, pero aún así, no dejaba de ser bonita.
De pronto pareció que lloraba, porque había pequeñas lágrimas al final de sus ojos cerrados.
[Está llorando, no creo que sea sorprendente, lo ha tenido difícil desde que rechazó a Davor]
Agarró un pañuelo y limpió suavemente aquellas pequeñas lágrimas. Entonces escuchó el susurro de su esposa, con aquella voz quebrada...
«Perdón... Keres»
«...»
Agarró la mejilla de su esposa notando que estaba muy delgada.
[Ahora tengo mucha curiosidad por saber que es lo que estás soñando]
Estuvo mirándola toda la noche, así que sólo se dio cuenta del tiempo cuando la luz del día empezó a iluminar la tienda.
«¡!» [Ya es de día]
Agarró las manos de Oona con suavidad y las quitó de su cintura lentamente. Se levantó y cubrió a Oona para que siguiera durmiendo mientras él se cambiaba de ropa.
Afuera de la tienda bostezó por no haber dormido, ya estaba cansado, pero ver a Dylan delante de su tienda mirándolo como un niño que muere porque le cuenten "Que pasó" lo hizo enojar.
«~¿Y?~»
«¿Y. Qué?»
«~¿Dormiste com-cof» [Otra vez mí estómago]
«Ya cállate y prepara una tina con agua tibia»
«Cl-claro, estará en 30 minutos, general» [Un día de estos mis órganos saldrán desde mi estómago]
«¿Qué tal es la ciudad cercana?»
«Pobre, apenas tiene algunas tiendas»
«De ropa»
«Sólo una y está en la plaza. Era la única tienda con un solo maniquí»
«Bien»
Se dirigió a su caballo y lo montó mirando a Dylan con un aura de muerte.
«Si alguien se atreve a entrar a mi tienda lo mato»
«¡Sí!»
Azotó su caballo y se marchó a la ciudad cercana, al llegar le tuvo que dar la razón a Dylan.
[Realmente es pobre]
La mayoría de las casas estaban deterioradas, había varias personas en las calles y el mercado apenas tenía 5 puestos abiertos con escasa comida, no había restaurantes ni florerías, vio por poco unas tres tiendas: una de ropa, maderería y herramientas de agricultura.
[Muy básico y lo que me preocupa más es que no he visto ninguna escuela de ningún tipo, no hay ni siquiera una escuela básica]
La gente lo miraba con su traje elegante, los murmurllos empezaron desde la lejanía ya que eran incapaces de acercarse a alguien con tan aterradora aura.
Keres no dijo nada, simplemente dejó a su caballo negro y entró a la tienda de ropa. Ahí, una abuela lo atendió con el cuerpo temblando ya que ese hombre alto y corpulento, realmente le provoca miedo. Pero ese sentimiento no era nada ante el hambre el invierno si no conseguía suficiente dinero para mantenerse a ella y su familia.
«B-bienvenido querido cliente ¿Q-qué es lo que puede ofrecer está humilde tienda a tan distinguido caballero?»
«Quiero comprar ropa para mí esposa»
«Oh, v-vaya, felicidades» [¿Alguien se casó con un hombre tan aterrador?]
La abuela se acercó al único riel de ropa que tenía.
«Digame, cuáles son las medidas que tiene su esposa»
«¿Hum? ¿Medidas?»
«Sí, si no tengo sus medidas, no puedo escoger un vestido adecuado»
«Oh, ...ella es delgada» [¿Cómo se supone que sepa sus medidas?]
«Hum, en todo caso, ¿Por qué no trae un vestido de su esposa, de esa manera puedo buscar uno con las mismas medidas»
«Es que ella no tiene»
La abuelita lo miró con desagrado, como si fuera alguna clase de demonio.
«No sé que tiene en mente, pero no es nada de lo que está suponiendo»
cada vez me gusta más la historia