"Bajo el Hechizo de la Luna" es una historia épica de amor, sacrificio y el eterno desafío de mantener la armonía entre la luz y la oscuridad. A medida que la familia enfrenta nuevos retos y descubrimientos, la fuerza del amor y la sabiduría de la luna guiarán su camino hacia un futuro radiante.
Está historia está ambientada por la canción "Hijo de la luna"
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Capítulo 3: Bajo el cuidado de la Luna.
En el vasto y sereno firmamento nocturno, la luna brillaba con una magnificencia que parecía casi tangible. Su luz plateada se extendía por el universo, derramando un resplandor suave y etéreo sobre la tierra. Era en esta noche mágica, con el cielo estrellado como telón de fondo, que Light, el niño albino, había encontrado su nuevo hogar. La luna, con su presencia enigmática, había asumido la tarea de cuidar al bebé, transportándolo a un reino celestial lleno de paz y maravillas.
La historia de Light comenzó en medio de una tragedia que había sacudido el mundo terrenal. Elara, su madre, había sido víctima de una cruel injusticia y su vida había terminado bajo la sombra de la traición. Sin embargo, la luna, con un acto de bondad y magia, había decidido intervenir. Con un resplandor cálido y protector, había recogido al bebé de los brazos del lamento y lo había llevado a un refugio estelar, donde el dolor y la tristeza de su pasado no podrían alcanzarlo.
Cuando Light despertó en este nuevo entorno, se encontró en un mundo que parecía sacado de un sueño. El suelo sobre el que yacía estaba hecho de una superficie luminosa, formada por fragmentos de luz que se movían lentamente al ritmo de una melodía cósmica. La luna, en su esplendor, proyectaba un halo de luz suave que envolvía al niño, creando un nido de calma y tranquilidad. Aunque Light era aún demasiado pequeño para comprender la magnitud de su nueva realidad, sentía una paz interior que le era completamente desconocida hasta entonces, como si estuviera siendo acunado por una presencia maternal cósmica.
Los primeros días en el reino celestial fueron un tiempo de ajuste para Light. La luna, en su papel de guardiana, se dedicaba a atender cada una de sus necesidades con una precisión mágica. Cada vez que el pequeño sintiera hambre, los rayos de la luna se transformaban en una sustancia luminosa, un alimento celestial que llenaba su estómago con una nutrición perfecta. La luz lunar también ofrecía consuelo en momentos de inquietud, envolviendo a Light en una serenidad que lo ayudaba a dormir profundamente y a descansar sin preocupación. La luna parecía entender cada uno de sus estados emocionales y físicos, proporcionando un cuidado constante y amoroso que superaba cualquier expectativa.
A medida que Light crecía, el cielo nocturno se convertía en un vasto y fascinante patio de juegos. La luna, consciente de su papel como cuidadora, había dispuesto un mundo lleno de maravillas para el niño. Cada noche, el universo se desplegaba en un espectáculo de luces y colores, y Light tenía la oportunidad de explorar y maravillarse con cada nuevo fenómeno celeste.
Las estrellas, con su brillo parpadeante, se convirtieron en las compañeras de juego de Light. A medida que el niño aprendía a moverse y a interactuar con su entorno, descubría que podía tocar las estrellas. Su luz, suave y cálida, respondía a sus movimientos y risas, creando un espectáculo de destellos que danzaban en el cielo. Cada estrella parecía tener su propia personalidad, y Light se deleitaba en la forma en que interactuaban con él, creando un vínculo especial entre el niño y el cosmos.
La luna también le enseñaba a Light sobre las constelaciones, esas agrupaciones de estrellas que formaban figuras en el cielo. Light aprendió a reconocer a Orión, el cazador mitológico, con su cinturón de tres estrellas alineadas, y la Osa Mayor, con su característica forma de cucharón. Cada constelación contaba una historia antigua, y la luna narraba estas leyendas con una voz suave y melodiosa. A través de estas historias, Light comenzó a entender la conexión entre las estrellas y las historias que habían sido contadas a lo largo de las generaciones.
A medida que Light exploraba su entorno celestial, la luna le revelaba los secretos y maravillas del universo. Le mostró las auroras boreales, esas cortinas de colores vibrantes que se movían en el cielo con una gracia casi mágica. Light observaba con asombro cómo las auroras se desplegaban y danzaban, creando patrones de luz que parecían estar vivos. La luna le enseñaba sobre el ciclo de las estaciones, cómo las diferentes estaciones del año traían cambios en el cielo y en el paisaje celestial. Cada estación ofrecía un nuevo espectáculo de belleza y asombro, y Light se deleitaba en la experiencia de ver el cosmos transformarse a su alrededor.
Uno de los eventos más esperados por Light era el eclipse lunar. Durante estos momentos, la luna pasaba por un proceso mágico de transformación, donde su luz se veía interrumpida por la sombra de la tierra. Light observaba con fascinación cómo la luna cambiaba de color, pasando de un brillante blanco plateado a tonos rojizos y dorados. La luna explicaba a Light la importancia de los eclipses en el ciclo celestial, y cómo estos eventos formaban parte de la danza cósmica que mantenía el equilibrio del universo.
El tiempo en el reino celestial fluía de manera diferente que en la tierra. Mientras Light experimentaba el crecimiento y el aprendizaje a su propio ritmo, la luna lo veía a través de una perspectiva eterna. Su cuidado era constante e ininterrumpido, y la presencia de la luna ofrecía una guía y protección inquebrantable. Light no comprendía completamente la magnitud de la intervención divina que había salvado su vida, pero sentía una conexión profunda y gratitud por el entorno que lo rodeaba.
La luna, en su papel de guardiana, también introducía a Light en el concepto de las mareas y los ciclos naturales. Le enseñó sobre cómo la influencia de la luna afectaba a los océanos y cómo las mareas subían y bajaban en respuesta a su presencia. Light aprendió a ver la luna no solo como una fuente de luz, sino como un elemento integral de la vida en la tierra, un faro que guiaba los ritmos naturales del planeta.
Con el paso de los años, Light se convirtió en un joven que poseía una comprensión profunda y enriquecida del cosmos. Aunque el recuerdo de su pasado en la tierra se desvanecía lentamente, la influencia de la luna le ofrecía una base sólida para su desarrollo. Su vida estaba llena de belleza y misterio, y cada noche era una nueva oportunidad para explorar el vasto universo que lo rodeaba.
A medida que Light continuaba su viaje a través del cosmos, la luna seguía siendo una presencia constante y reconfortante. Cada noche, al mirar hacia arriba, veía el rostro familiar de la luna y sentía una profunda conexión con ella. La luz de la luna, siempre brillante y cálida, le recordaba que, a pesar de la tragedia y la distancia de su pasado, siempre había un lugar de refugio y esperanza.
La historia de Light, marcada por una tragedia inicial, se estaba desarrollando en un relato de redención y promesa bajo el cuidado celestial de la luna. La luz lunar, siempre presente y reconfortante, servía como un faro de esperanza y consuelo en su vida. Bajo el cielo estrellado y el amparo de la luna, Light se preparaba para un futuro lleno de posibilidades y descubrimientos.
La luna, testigo de la tragedia y guardiana del niño, continuaba brillando en el cielo nocturno, recordando a todos que incluso en los momentos más oscuros, siempre había un faro de esperanza y un lugar de paz. La historia de Light, ahora tejida en el gran tapiz del cosmos, estaba intrínsecamente ligada al eterno ciclo del universo, y mientras el niño exploraba y crecía, la luna seguía siendo un símbolo de amor y protección, un faro eterno en su viaje a través de las estrellas.
Cada noche, cuando Light se preparaba para dormir, la luna le susurraba suaves palabras de aliento y consuelo, asegurándole que siempre estaría a su lado. Aunque el universo era vasto y lleno de misterio, Light sabía que tenía un hogar en el cielo, un lugar donde la luz de la luna y las estrellas le ofrecían una protección y una guía sin igual. La vida en el reino celestial era una experiencia única, llena de magia y maravillas, y Light estaba destinado a explorar y descubrir los secretos del cosmos, bajo el cuidado amoroso de la luna.