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Entre Dos Mundos: El Encanto De La Mitad Y Mitad

Entre Dos Mundos: El Encanto De La Mitad Y Mitad

Status: Terminada
Genre:Completas / Vampiro / Magia / Brujas / Mundo de fantasía / Sirena / Dragones
Popularitas:4.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Ylibloom

En la oscura y remota ciudad de Freshber, una historia de sangre y magia ha dejado cicatrices profundas en sus habitantes. Hace siglos, una tragedia envolvió a la ciudad en terror cuando los Cazadores desataron una implacable cacería, exterminando a brujas y vampiros por igual. El miedo y el odio se entrelazaron en las calles, convirtiendo a Freshber en un lugar de sombras donde los seres sobrenaturales fueron perseguidos hasta casi la extinción.
Liz Asiria, una joven sirena con la habilidad de la hechicería, ha vivido toda su vida en aislamiento, bajo las estrictas reglas impuestas por sus padres para protegerla de un mundo que ella apenas conoce. Encerrada en los confines de su hogar, sale unicamente para ir a la escuela y ajena al sombrío pasado de Freshber, Liz anhela la libertad, sueña con explorar la ciudad y encontrar su lugar en un mundo que le es desconocido.
Pero cuando Liz decide desafiar las reglas y se aventura en las calles de Freshber... La historia comienza:

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Capítulo 3: Solo una salida "normal"

Al día siguiente, Liz se despertó mucho más temprano de lo habitual. La emoción la desbordaba, así que, antes de que las calles empezaran a despertar, ya estaba de pie, lista para su encuentro con Mel. Sus padres se habían marchado a trabajar y no se darían cuenta si ella salía a cualquier otro lugar que no fuera el arrecife. El reloj se movía con una lentitud desesperante, haciendo que las horas parecieran más largas que nunca. Cuando finalmente dieron las nueve, Liz corrió a la puerta principal, esperando ansiosa a que Mel llegara. Apenas sonó el timbre, Liz abrió de inmediato, con una enorme sonrisa y un brillo especial en sus ojos.

¡Buenos días, Mel! —saludó Liz, dándole un abrazo cálido y un beso en la mejilla.

Buenos días, Liz. ¿Estás lista? —preguntó Mel con una sonrisa igual de radiante.

¡Sí, por supuesto! —respondió Liz, saliendo de la casa.

Pero de pronto, Liz se congeló. "¡No encuentro la llave!" pensó, con una pizca de pánico. Pero no iba a dejar que un detalle como ese arruinara su día. Miró de reojo para asegurarse de que nadie la estuviera observando, chasqueó los dedos, y la cerradura se activó como por arte de magia.

¡Vamos, Liz, nos estamos tardando! —la apuró Mel, impaciente.

Ya, ya, disculpa —dijo Liz, tratando de ocultar su pequeña travesura.

Para llegar a la cafetería, necesitaban tomar el autobús, así que se dirigieron a la parada más cercana. Mientras esperaban, Mel empezó a hablar de un delicioso postre de temporada que había probado hace unas semanas y que estaba disponible solo por ese mes.

¡Te va a encantar! —dijo Mel con entusiasmo—. Es increíble, no puedo esperar a que lo pruebes.

Suena delicioso —respondió Liz, intrigada—. Menos mal que aún estamos a tiempo.

Cuando el autobús llegó, casi todos los asientos estaban ocupados, excepto los del fondo. A medida que avanzaban hacia allí, el corazón de Liz comenzó a latir más rápido. Al mirar hacia la esquina derecha, vio a Demian, el chico misterioso que había conocido el día anterior. El nerviosismo se apoderó de ella; las manos le sudaban y el rostro se le sonrojaba como un tomate maduro. No podía creer que lo volviera a ver tan pronto y, para colmo, se veía aún más guapo a plena luz del día. Demian estaba absorto mirando por la ventana, sin notar a Liz, pero su presencia hacía que todo el autobús pareciera más pequeño. Cuando llegaron a los asientos, Mel se sentó del lado izquierdo, dejando libre el asiento junto a Demian. Liz se quedó ahí, paralizada, sin saber qué hacer. Mel tuvo que llamarla para que reaccionara y tomara asiento.

"Liz, ¿estás bien? ¿Por qué no te sientas?" — dijo Mel, levantando un poco la voz para asegurarse de que la escuchara.

En ese momento, Liz salió de su trance y se dejó caer en un asiento. Fue entonces cuando Demian, que estaba cerca, giró al escuchar la voz de Mel. Primero miró a Mel y luego a Liz, con una expresión seria, tratando de recordar por qué le sonaba familiar. De pronto, algo le vino a la memoria: el día anterior, en un callejón.

"Liz, ¿verdad? Del callejón de anoche, ¿te acuerdas? Nos volvemos a encontrar", dijo Demian, con una sonrisa seductora.

Liz se puso roja como un tomate y bajó la mirada. Apenas pudo devolverle una sonrisa tímida, sin decir palabra.

"¿Te sientes bien? ¿A dónde vas?" — preguntó Demian, intentando romper el hielo.

"Yo... estoy bien, ¿por qué lo preguntas?", respondió Liz, intentando sonar más tranquila.

"Es que te noté un poco roja y pensé que te sentías mal", explicó Demian. "Me alegra que estés bien. Por cierto, ¿dónde vas?" — insistió.

"Voy a la cafetería Rieth con mi amiga Melissa", respondió Liz, presentando a Mel.

"Mucho gusto, señorita Melissa", dijo Demian, con una sonrisa cortés.

"El gusto es mío", respondió Mel, con las mejillas un poco enrojecidas.

"He estado un par de veces en esa cafetería. Es un buen lugar para chicas como tú", comentó Demian, entre risas.

Liz no entendió el comentario y optó por ignorarlo. "¿Y tú? ¿A dónde vas?", preguntó a Demian.

"Solo estoy dando un paseo, y quizá deje que el destino me guíe. Ahora me dirijo al parque Thompson, en el centro de la ciudad", respondió Demian, mirándola fijamente a los ojos y esbozando una leve sonrisa.

Liz también sonrió. "¿Qué tal tu día?", preguntó, buscando mantener la conversación.

"Ha sido bastante normal hasta ahora, pero mucho mejor ahora que te volví a ver. ¿Te gustaría contarme un poco más sobre ti?", dijo Demian, con un tono amigable.

"¡Claro!", respondió Liz, y empezaron a charlar mientras el autobús seguía su camino.

Cuando Demian tuvo que bajarse, pidió permiso a Liz para pasar y aprovechó para despedirse. "Espero verte de nuevo, señorita Liz", dijo mientras bajaba del autobús y le hacía un gesto de despedida con la mano, acompañado de una sonrisa pícara.

Liz no respondió, solo lo observó mientras el autobús se alejaba por la calle.

Después de que Demian se fue, Mel no pudo contener su curiosidad. "¿Quién era ese tal Demian?", preguntó con los ojos llenos de preguntas.

"Es un chico que conocí ayer mientras caminaba a casa. No lo conozco mucho, pero parece buena gente", respondió Liz, todavía un poco aturdida por el encuentro.

"¿Entonces por qué parecían tan cercanos?" — preguntó Mel, un poco desconcertada.

"No es para tanto. Solo fui amable. No sé cómo podríamos parecer cercanos", explicó Liz, sintiéndose un poco incómoda.

"Bueno, te creo, pero debo decir que es bastante guapo. Nunca pensé que hablarías con alguien como él, parece todo un universitario. ¿Por qué no lo invitas a salir con nosotras la próxima vez? ¡Quiero conocerlo mejor!" — dijo Mel con entusiasmo.

"Me temo que eso no será posible. Como te dije, no lo conozco bien... y además, no tengo su número", respondió Liz con un suspiro, mientras su mente se llenaba de preguntas sobre quién era realmente Demian.

"Una lástima. Pero si lo vuelves a ver, asegúrate de pedirle su número", sugirió Mel, antes de levantarse para pedir la parada.

Las chicas bajaron y caminaron unos metros hasta llegar a la cafetería Rieth. Una vez dentro, decidieron sentarse en el segundo piso para tener más espacio. El ambiente era cálido, con tonos pastel y detalles rústicos que le daban un toque especial. Se sentía como el lugar perfecto para disfrutar de un buen café y un postre.

Liz miró alrededor con ojos brillantes, encantada con cada detalle. "¡Mira, Mel! ¡Qué adorable es este lugar! Me encantan esas luces colgantes y las mesas de madera. ¡Y esos cojines! Todo es tan... acogedor", dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

Mel se rio, contagiada por el entusiasmo de su amiga. "Sí, es lindo. La decoración es bonita. Y mira el menú, tienen una selección enorme de postres. ¿Vas a probar algo?"

Liz asintió con entusiasmo. "¡Por supuesto! Creo que quiero un trozo de pastel, no, no, mejor el postre que me recomendaste, tartaleta de ricota y pera, también quiero uno de esos batidos con crema batida o mejor un rico chocolate blanco. Y me encanta que estemos en el segundo piso, podemos ver todo desde aquí. ¡Es como tener nuestra propia esquina secreta!"

Mel asintió, contenta de ver a Liz tan animada. "Me alegra que te guste." Miró el menú y decidió pedir un mostachón acompañado con un cold brew vietnamita. Después procedió a decirle a Liz con entusiasmo: "Vamos a disfrutar un rato de este café y luego vemos qué película podemos ver. Me gusta este plan."

Liz asintió con fuerza. "¡Sí! Vamos a pasarlo genial. Me encanta descubrir lugares así. Hay tanto para explorar en esta ciudad."

Cuando llegaron sus pedidos, Liz no pudo evitar exclamar con entusiasmo: "¡Esto se ve delicioso!", mientras Mel le sonreía.

El primer bocado de la tartaleta de ricota y pera fue una explosión de sabores para Liz, con una perfecta combinación entre lo dulce y lo cremoso. Por otro lado, Mel se arrepintió un poco de su elección, ya que le resultó demasiado dulce. Pero Liz disfrutó cada bocado, acompañando con su rico chocolate blanco.

Liz dejó escapar un suspiro de satisfacción mientras tomaba otro trozo de la tartaleta. "¡Esto está increíble! No sabía que algo tan sencillo pudiera ser tan delicioso. Mel, tienes que probarlo", dijo, ofreciéndole un trozo con el tenedor.

Mel tomó un pequeño bocado, algo escéptica. "Esta bien, esta bien... pero solo un poco. Porque yo ya lo probé la última vez que estuve aqui, ademas ya con el pastel que pedí tengo suficiente azúcar para una semana", bromeó.

Sin embargo, después de probarlo, Mel no pudo evitar sonreír. "Bueno, te dije que no está nada mal. Pero creo que sigues ganando en elección de postres", admitió, haciendo reír a Liz.

"¡Claro que sí!" dijo Liz con entusiasmo. "Es que lo vi en el menú y pensé, 'ricota y pera, eso tiene que ser bueno', es el que me recomendó Mel." Es como si el chef supiera exactamente lo que me gusta", dijo entre risas.

Mel sacudió la cabeza con una sonrisa. "Eres algo exagerada, ¿sabes? Pero me encanta verte tan emocionada por cosas simples como una tartaleta. Te hace feliz y eso es genial."

Liz asintió con fervor, sus ojos brillaban con entusiasmo. "¡Exactamente! Hay tantas cosas emocionantes para disfrutar en la vida, y me encanta descubrirlas. No es solo el sabor, es la experiencia, la compañía, el lugar... todo es parte del momento. Y ahora estoy aquí contigo, en este lugar tan acogedor, disfrutando del mejor postre de la ciudad. ¿Qué más puedo pedir?"

Mel se rio ante la energía de su amiga. "Esta bien, tú ganas. Disfrutemos del momento entonces. Y después vamos a ver qué otras cosas geniales podemos descubrir por ahí."

Después de pagar, salieron de la cafetería y se detuvieron un momento en la acera para decidir qué hacer después. Mel sugirió ir al cine de una vez y Liz estuvo de acuerdo. Mientras caminaban hacia el cine, Mel buscó en su celular las películas en cartelera y encontraron una que comenzaba en treinta minutos. Parecía interesante, con un gladiador en busca de venganza.

Ambas chicas se dirigieron al cine con una sonrisa, listas para disfrutar de una tarde de entretenimiento.

"Claro, vamos a esa. Suena interesante", dijo Liz con entusiasmo.

El cine estaba a solo unas cuadras, así que decidieron caminar mientras charlaban sobre lo emocionadas que estaban por ver la película. Liz, con una sonrisa radiante, hablaba sin parar sobre lo mucho que disfrutaba ir por primera vez al cine con Mel. "¡No puedo creer que por fin vamos a ver esta película! Todo el mundo dice que es genial", dijo, saltando ligeramente de emoción a medida que avanzaban por la calle.

Cuando llegaron al cine, el bullicio y las luces brillantes las recibieron con un aire de celebración. Se pusieron en la fila para comprar boletos, Liz no paraba de mirar a su alrededor, encantada con el ambiente. Había posters de películas por todas partes y el aroma de las palomitas recién hechas llenaba el aire. "¿Qué te parece si compramos el combo más grande de palomitas? ¡Así podemos compartir y comer durante toda la película!" sugirió Mel.

Después de conseguir sus boletos y recoger un enorme balde de palomitas y refrescos, se dirigieron a la sala de proyección. La emoción de Liz se hacía cada vez más evidente con cada paso que daban. "¡Vamos, vamos! ¡No quiero perderme ni un segundo del tráiler!" dijo, apresurando a Mel hacia la entrada.

Cuando finalmente encontraron sus asientos, Liz comenzó a organizar las palomitas y los refrescos, asegurándose de que todo estuviera listo para disfrutar la película. Fue entonces que Mel le señaló al chico alto y atlético con estilo elegante que estaba a solo dos lugares de distancia. Tenía una mirada tan intensa que era imposible ignorarlo. Sus ojos grises parecían brillar incluso en la penumbra del cine, y su sonrisa, con esos colmillos afilados, era tan carismática como inquietante.

Liz siguió la mirada de Mel y no pudo evitar mirarlo. Se sintió extrañamente cautivada por la presencia del chico. Él sintió la mirada de Liz y la devolvió con una sonrisa pícara. Fue un momento tan breve como intenso, pero suficiente para hacer que Liz girara la cabeza rápidamente, ruborizada, como si la hubieran sorprendido en algo que no debía hacer.

Respirando profundamente para calmarse, Liz tomó un puñado de palomitas y se acomodó en su asiento, tratando de concentrarse en la pantalla grande. Pero su corazón seguía latiendo con fuerza y no podía dejar de preguntarse quién era ese chico y por qué le había parecido tan... magnético. A medida que las luces de la sala se atenuaban, Liz sabía que esta película sería memorable, aunque por razones que aún no podía entender del todo.

El tiempo voló y pronto la película terminó. Era mas o menos las dos de la tarde cuando salieron de la sala. Mel y Liz caminaron hacia la salida mientras conversaban sobre la película.

"Oye, Liz, ¿quién crees que era ese chico tan guapo que vimos en la sala?", preguntó Mel, un poco picarona.

"No lo sé, pero era muy atractivo. Parecía un universitario", respondió Liz, dejando escapar un suspiro.

Justo en ese momento, el chico pasó junto a Liz y sonrió al escuchar su comentario. Liz se sonrojó y miró hacia otro lado.

"¡Te sonrió!", dijo Mel, sorprendida por la reacción del chico.

"Creo que me oyó decir que era guapo", respondió Liz, sintiendo que sus mejillas se ponían rojas como un tomate.

"Me encantaría tener tu suerte con los chicos", dijo Mel con un tono de broma, pero con un toque de envidia.

"No sé a qué te refieres. No tengo tanta suerte", dijo Liz, un poco confundida.

"¿En serio? Primero el chico guapo del autobús y ahora este del cine. Eres como un imán para chicos guapos. ¡Comparte un poco, amiga!", dijo Mel con un tono irónico y una sonrisa divertida.

"Deja de decir tonterías, Mel. Apenas conozco a Demian, y ni siquiera sé el nombre de este chico", dijo Liz, un poco molesta por los comentarios de Mel.

"Está bien, no te enojes. Solo estaba bromeando. Es que, a veces, me da un poco de celos. A mí ni me miran", dijo Mel con un tono triste.

"Tranquila, Mel. No pasa nada. De todas formas, no me gusta llamar la atención", dijo Liz, bajando un poco la voz mientras recordaba que necesitaba pasar desapercibida por razones personales.

"Olvídalo, vamos al parque Thompson. Está un poco lejos, pero el paseo nos hará bien", dijo Mel con alegría.

"Sí, suena genial", respondió Liz.

El parque estaba a unos cuarenta minutos a pie, pero las chicas disfrutaron del paseo. Charlaron todo el camino y el tiempo pasó rápido. El parque era hermoso, lleno de árboles y caminos para dar un largo paseo. En el centro había una gran laguna, con una pista para corredores alrededor.

Liz no pudo contener su entusiasmo mientras caminaban. "¡Me encanta este parque! ¿Has visto cuántos árboles hay? Parece que estás en medio de un bosque mágico o algo así. Y la laguna... ¡es tan grande! Me encantaría hacer un picnic aquí algún día", dijo con una energía contagiosa.

Mel sonrió ante el entusiasmo de su amiga. "Sí, es bonito. Deberíamos venir más a menudo, ¿no? Es un buen lugar para desconectarse un rato y relajarse."

Liz asintió con vigor. "Totalmente. Además, el aire aquí es tan fresco. Me siento como si pudiera respirar de verdad. Y mira esos patos en la laguna, ¡son tan graciosos! ¿Sabías que se les puede alimentar con maíz? Podríamos traer un poco la próxima vez y ver si se acercan."

Mel rió ante la idea. "Me parece genial, Liz. Eres como una niña en un parque de diversiones cuando se trata de estos lugares. Pero tienes razón, es un sitio precioso. A veces nos olvidamos de disfrutar cosas simples como estas."

Liz miró a su alrededor, apreciando cada detalle. "Sí, creo que necesitamos más días como este. Solo caminando y hablando, sin preocuparnos por nada. Mira, allá hay una cancha con bastantes personas mirando el partido. ¡Deberíamos ir a ver! ¡Esto es tan emocionante!"

Mel no pudo evitar reírse de nuevo. "Yo te espero en uno de esos kioscos. No me gusta el fútbol", dijo Mel, un poco cansada.

"Está bien, te veo en un rato", dijo Liz, emocionada por ver el partido.

Liz se acercó a la cancha y observó a los jugadores. Todos eran chicos jóvenes, probablemente amigos jugando por diversión. Fue entonces cuando se dio cuenta de que uno de los jugadores era el chico del cine. Al darse cuenta, no pudo evitar observarlo con interés. Era rápido y ágil, y tenía una forma de moverse que llamaba la atención. Justo cuando ella estaba absorta en sus movimientos, un balón golpeó fuerte contra la malla, haciéndola saltar del susto.

El árbitro pitó y el juego terminó. El chico del cine caminó hacia donde estaba Liz para recoger el balón que había quedado al otro lado de la malla. Mientras lo tomaba, le sonrió y dijo:

"Hey, ¿te gustó el partido?"

Liz, todavía un poco nerviosa por el susto, sonrió y respondió: "Sí, estuvo emocionante. Juegas muy bien."

El chico agradeció el cumplido y luego le preguntó: "¿Vienes a menudo al parque?"

La conversación fluía con naturalidad mientras Liz y el chico seguían hablando. Ambos se dieron cuenta de que disfrutaban de la charla y Liz se sintió un poco más cómoda, aunque sus mejillas seguían un poco rojas por el nerviosismo y la emoción.

"¿No te asustaste?" — preguntó el chico guapo mientras recogía el balón.

"Un poco", respondió Liz con una leve sonrisa.

"Espera, ¿nos hemos visto antes? ¿Eres la chica del cine que dijo que soy guapo?" — dijo el chico con una media sonrisa, observando atentamente a Liz.

"Yo... eh... lo siento", respondió Liz, bajando la mirada mientras sus mejillas se sonrojaban.

"No te preocupes, solo bromeaba. Además, también creo que tú eres linda", dijo el chico con un toque de coquetería en su voz.

"Gra... gracias..." — tartamudeó Liz, cada vez más avergonzada.

"Por cierto, ¿cómo te llamas?" — preguntó el chico, buscando el contacto visual con Liz.

"Liz Asiria", respondió ella con voz tímida. "¿Y tú? ¿Cuál es tu nombre?"

"Soy Kai Nectaria, un placer conocerte, Liz Asiria", dijo Kai con una sonrisa suave.

"Encantada, Kai", dijo Liz ya un poco más tranquila.

"¿Estás sola? ¿Quieres dar un paseo por el parque conmigo?" — preguntó Kai con un tono amigable.

"No, estoy con mi amiga Mel. No le gusta mucho el fútbol, así que me está esperando allá", dijo Liz, señalando hacia donde estaba Mel, en un kiosco.

"Vaya, qué pena. Me habría gustado charlar un poco más contigo. Pareces una persona interesante", dijo Kai, secándose el sudor de la frente.

"Tal vez en otro momento..." — dijo Liz, nerviosa pero esperanzada.

"¿Podría ser? ¿Te importaría darme tu número?" — preguntó Kai con una sonrisa esperanzada.

"Claro, ¿tienes dónde apuntarlo?" — preguntó Liz.

"Espera, ya vuelvo", dijo Kai, alejándose para buscar su teléfono entre sus cosas.

Kai dejó el balón a un lado, sacó su teléfono y volvió hacia Liz. "Ya está, ¿puedes escribir tu número aquí?" — dijo Kai, pasándole el teléfono a través de la malla de la cancha.

Liz tomó el teléfono y escribió su número. "Aquí tienes", dijo Liz devolviéndole el teléfono a Kai.

"Gracias, fue un gusto conocerte, después te escribo, nos vemos," dijo Kai mientras se alejaba, sonriendo pícaramente.

Liz observó a Kai mientras se alejaba y se preguntaba por qué un chico como él, con esa mirada intensa y esa sonrisa enigmática, había aparecido de repente en su vida. No tenía idea de la historia que Kai ocultaba tras esa fachada encantadora, ni de la antigua tragedia que lo convirtió en el último de su especie. Para Liz, era solo un encuentro casual que la hizo sentir especial, pero para Kai, cada interacción con los humanos era un recordatorio de lo frágil que podía ser su existencia.

Liz se giró hacia donde estaba Mel, con una sonrisa en el rostro y una chispa de curiosidad en sus ojos. No tenía idea de que este encuentro sería solo el comienzo de algo mucho más grande.

"¿Qué pasó?" — preguntó Mel, notando la felicidad en el rostro de Liz.

"Nada, solo conocí a un chico interesante", respondió Liz, intentando parecer casual pero sin poder ocultar su emoción.

Cuando Liz llegó donde estaba Mel, le contó con tanto entusiasmo lo que había sucedido que cualquiera que la escuchara podía sentir su emoción a metros de distancia.

"Ahora sí me crees, ¿verdad? Te dije que eras un imán para los chicos guapos," dijo Mel, dándole un codazo amigable a Liz.

"Puede ser, pero todavía no los conozco bien y quién sabe si los volveré a ver. Hoy solo fue un día especial," respondió Liz, suspirando al final.

"Lo que está claro es que no van a nuestra preparatoria. Nunca los he visto por ahí," añadió Mel.

"Tienes razón. No parecen ser de la preparatoria, así que probablemente vayan a la Universidad de Freshber, la única en esta ciudad," coincidió Liz.

"Bueno, pensemos en positivo. Nos falta solo un mes para graduarnos y entrar a la universidad. Tal vez los encontremos ahí, ¿no crees?" dijo Mel, agarrando las manos de Liz y dando pequeños saltos de emoción.

"Sí, es cierto, Mel. Y eso me tiene muy emocionada," dijo Liz, sonriendo.

"A mí también. Y algo me dice que habrá muchos chicos lindos en la universidad. Esta vez voy a encontrar a alguien para mí," dijo Mel con determinación y una mirada seria.

"¿Y ahora qué hacemos?" preguntó Liz.

"No sé. Podemos dar un paseo por el parque ya que estamos aquí, y luego buscar un lugar para comer. Tengo hambre," dijo Mel, tocándose el estómago, que rugió audiblemente.

Decidieron caminar por el parque, charlando y bromeando mientras recorrían los senderos. Liz estaba contenta, como si flotara en un mar de emociones. Había desobedecido las reglas de sus padres para tener un día de libertad, y aunque sabía que podría meterse en problemas, no se arrepentía. Después de lo que había vivido ese día, Liz decidió que no quería esconderse más.

Después de un rato caminando, Mel sugirió ir a un karaoke para comer algo y divertirse cantando, lo cual a Mel le encantaba.

"No sé si es buena idea," dijo Liz, un poco nerviosa.

"¿Por qué no? ¿No te gusta cantar?" preguntó Mel, algo sorprendida.

"No soy muy buena cantando," respondió Liz, tratando de evitar los verdaderos motivos de su preocupación. El miedo de que, por error, llegara a un tono solo audible por sirenas y tritones, poniendo en riesgo a todos los que estuvieran cerca, le generaba mucha ansiedad. Pero al mismo tiempo, no quería perderse la oportunidad de disfrutar el karaoke con su amiga.

Liz decidió intentarlo, sabiendo que tendría que ser cuidadosa, pero con el deseo de dejar atrás las limitaciones y disfrutar del día.

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Yuno Uchiha♡
Muy curiosa, pero con sus razones. Eso pasa cuando restringen a alguien sin darle el porqué.
Ylibloom: Aso es, tu lo dijiste bien /Proud/
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Yuno Uchiha♡
Después de todo el suceso, aunque halla una calma, no será lo mismo.
Ylibloom: así es, nunca es lo mismo 😆
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Yuno Uchiha♡
andan matando sin control. Es triste por lo que está pasando cuando antes se convivía en paz.
Ylibloom: Si, pero por eso dicen que por unos pagan todos, aquí fue culpa de aquellos que no acataron las reglas no escritas 😌
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Yuno Uchiha♡
Diablo... que fea se puso la cosa...
a ver qué pasará /Hey/
Ylibloom: ya veras jaja ojalá te guste 😅
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oficialmente otaku
ohh no estoy es muy malo Liz 😨
Ylibloom: jajaja es que aun no controla bien su canto.. /Frown/
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oficialmente otaku
ay esas esas amigas que te apoyan hasta el final son lo mejor 🫶🏻
Ylibloom: /Proud//Proud/sip /Proud//Proud/
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Nany Aguiar
¡Qué viva el poliamor! Liz, tú quédate con todos y ya 🤭. Muy bonita la historia, ahora iré leyendo la 2da temporada. Continúa así Yli 🥰❤️
Ylibloom: muchas gracias 😆😆
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Nany Aguiar
Ves, Liz, no es tú culpa, pero weno, yo digo que te quedes con todos y ya 😅🤣
Ylibloom: jajaja exacto, nunca ha sido su culpa 🤣🤣🤣
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Nany Aguiar
Liz, has dejado detrás (sin querer, eh, que no es tú culpa) una fila de corazones rotos 🤧
Nany Aguiar
Excelente
Nany Aguiar
Oyeeee, Basil, eso no se hace
Ylibloom: aprovecho la oportunidad... y ella se dejó...
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Nany Aguiar
LIZZZZZ, ACÁBATE DE DECIDIR!!!
O Demian o Basil. 🙂🔪
Ylibloom: jajaja no te preocupes, se lo merece Liz
Nany Aguiar: Perdón por el grito 😅
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Nany Aguiar
Bueno, ya va cambiando la cosa entre ellos
Nany Aguiar
Jum 😏 Liz, tú lo que querías ver algo más seguro...
Ylibloom: jajaja quizas...
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Nany Aguiar
Fue una acción noble, muy bonito que se sacrificara así por alguien que quiere.
Nany Aguiar
🤣🤣 Me río porque todos sabemos que los vampiros y los lobos siempre han sido enemigos
Ylibloom: jajaja es correcto
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Nany Aguiar
🤣🤣🤣🤣🤣 Le dijo pez a Liz
Nany Aguiar
Creo que Demian es mi personaje preferido, Kai también me gusta, y espero que Melissa rectifique su error, le daría la oportunidad, siempre y cuando demuestre verdadero arrepentimiento.
Nany Aguiar: Sí, Melissa se quedó un poco apartada, me imagino que en la 2da se reconciliaran
Ylibloom: jajaja es que Demian es demasiado bueno... Kai no se queda atrás, pero le falta.... bueno con Melissa ya veras
total 2 replies
Alex
ya me está gustando el inicio
Ylibloom: esperemos te siga agradando la historia más adelante 😅😅
total 1 replies
Alex
me atrapaste we /Smile/
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