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KEIRA EN EL HOSPITAL, PUEDO USARLA AHORA PARA UN BUEN TRATO COMERCIAL.
Keira estaba en el hospital desde hacía ya casi 8 horas y nadie se había aparecido aún. En realidad solo estaba molida por la caída; tenía moretones por aquí y por allá, nada que no se pudiera curar con algo de ungüento, pero de verdad que en esta vida se estaba apresurando más la locura, celos y sed de venganza de Camy. Por ella, tenía que tener cuidado de esa mujer impredecible, o podría perder la vida. No, no va a poner a prueba su suerte esta vez; ya sintió el dolor de morir una vez; no necesita vivirlo de nuevo a manos de esta familia.
Si en una hora más no aparece nadie, ella misma se va a ir sola, para que se quede más en el hospital ocupando una cama que quizás pueda necesitar más otra persona. Keira ya estaba más aburrida que una ostra, sin cocinar; tenía que marcharse de ese lugar lo más pronto posible, si no iba a reventar de estar ahí sentada esperando a que la recogieran.
Cuando ya pensaba en marcharse, su teléfono sonó y era Luck. —Keira, no se te ocurra moverte del hospital; ya di ordenes para que te quedes ahí hasta la mañana, así que pasa la noche tranquila en una habitación del hospital. Pasaremos por ahí a las 8 de la mañana en punto. —Qué padre bueno, para nada, tenía y ahora quería que se quedara ahí; bueno, de todos modos, ya eran casi las 4 am; esperaría hasta que llegue. Para ver ahora que estaban tramando esa familia monstruosa.
Cuando llegó la mañana, ya eran las 7:45 am, cuando Keira se levantó para asearse un poco y estar lista para irse y prepararse para ir al colegio, pero no llegó el chofer sino Luck.
—Me alegra ver que estás despierta, así podré hablar contigo y explicarte lo que tienes que hacer antes de que llegue Kendall.
¿Kendall?, se estará refiriendo al CEO de la constructora Kendall Corp. este viejo loco, que se le metió en la cabeza ahora. Keira sabia que no era nada bueno esperarlo en el hospital. ¿Y qué tiene que ver conmigo el CEO? —
—Keira, ¿qué es lo que quieres preguntarme? ¿Sabe quién el CEO Kendall, verdad? Con asombro, Luck vio a su hija.
—Claro, que sí, es el padre de una de las amigas de Camy y compañera de nuestra clase, pero nunca lo he visto en persona.
Tenía que tener más cuidado con la información que soltaba sin cuidado, porque Luck era un viejo zorro, que no dejaba escapar las fáciles muy fáciles… Keira pensó que si no se cuidaba, decía, estaría en problemas muy pronto.
—¿Entonces, qué tengo yo que ver con ese hombre? Keira estaba parada en el marco de la puerta del baño de la habitación del hospital, con los brazos cruzados a la altura del pecho.
—Él quiere que le ayudes a su hija a salir de un problema provocado con un mesero, un limpiador, que sé yo, algo así, y éste le está causando problemas, así que necesita que le ayudes, porque de esa manera él me ayudará a mí con algunos negocios, así que vine para decirte que tienes que ayudarlo, pero será hasta que yo negocie unos tratos que sólo él puede solucionar su problema… Me comprende lo que está diciendo, Keira. —
Keira sabía que esto no era tan sencillo; este viejo ambicioso necesitaba algo y ya quería usarla para sacar lo que quiere; pero bueno, esta no es venderla; verá que es lo que propone la otra parte; al final no será tan fácil que se libren del lío que armaron Martina y Camy en el restaurante.
Estaban terminando de hablar cuando Luck escuchó voces fuera y de inmediato le ordenó a Kiara que se metiera en la cama y se tapara con la sabana hasta el cuello e hiciera como que dormía.
Keira tenía ganas de ver un espectáculo; si se ponían las cosas feas, tendría que dar unos golpes aquí y otros por haya y quizás romper algún hueso, pero de que salía de esa situación, salía.
—Buenos días, veo que aún está dormida la niña, pero bueno, esperaré poco para que despierte y así preguntarle si puede ayudar a Martina en el plan que han creado los de publicidad de mi empresa.
Cuando escuchó a Keira, que solo era un plan de publicidad para limpiar la imagen de Martina y así solucionar los problemas ante el público que tenía la empresa ahora mismo, no le sonó tan descabellado ayudarla a la pobre niña tonta; al final, se dejó manipular por la loca de Camy. No es que fuera una santa para realizar milagros, pero ayudaría a solucionar el problema en lo que pudiera.
Estaba pensando en cómo ayudar en lo que comentó el sr. Kendall, cuando escuchó a Luck decir: —Pero como ves, mi hija está aún un poco indispuesta, esto le causará problemas físicos; si ella va ahora mismo a la sala de prensa de tu corporación a dar la rueda de prensa, irá con dolor en su cuerpo, no descansará, estará con problemas; además es una niña, no podemos dejar que le queden secuelas si la sacamos del hospital en este momento.
El Señor Kendal ya esperaba esta reacción por parte de esa hambre tan detestable, así que venía preparado para esto.—Dime sin rodeos que es lo que quieres.
—Necesito el financiamiento para un par de contratos que quiero llevar a cabo.
—Con solo uno de ellos, puedo ayudarte.
—Sabes que el que necesita la ayuda ahora eres tú, ¿porque regateas?
—¿No te da vergüenza usar así a tu hija como excusa para extorsionarme? Te estás aprovechando de que necesito la ayuda de ella, y aún sé si querrá hacer lo que le pediremos que diga.
—Ella hará lo que le diga yo, para eso es mi hija —respondió con un descaro que daba asco. Luck Cox
Kendal solo pensaba que de ahora en adelante no dejaría que su hija viera más a Camy. Esa niña era igual que su padre; sabía sobre esta, pero si era verdad que era la adoptada y que apenas tenía unos días en la casa, se compadecía de ella. Le esperaría una vida infernal en esa casa.
Aunque no era un hombre que pudiera presumir de ser honesto, no emplearía esas tácticas deshonestas para obtener lo que deseaba.
—Bien, te apoyaré con los dos proyectos, pero si sale bien todo, lo que mi equipo planea.
—Claro que será todo un éxito; con la ayuda de mi amada hija saldrá perfecto. Ahora vamos a ultimar los detalles: a qué hora tiene que llevar el chofer a la niña. Y así se fueron apagando las voces hasta que salieron por completo de la habitación.