Un mundo fantástico, lleno de seres que jamás creíste poder ver, a excepción de los libros, las películas y relatos. Ahora has llegado a este sitio, donde no solo puedes verlos, tocarlos y hablar con ellos, sino que estás dentro del cuerpo de uno de ellos.
Mi nombre es Dagny y está es mi historia. Entré al cuerpo de un ser místico y mágico, nunca entendí por qué, pero no pude tener mejor suerte que esta, al amar todo tipo de historias de fantasía, intentaré vivir bien y vivir feliz.
¿Podré hacerlo?, ¿Tendré dificultades como en el pasado?, ¿Deberé cambiar mi forma de ser para que me acepten?
Sigue mi historia y entérate del final.
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Ella se fue.
Dagny se agarraba con fuerza de la cintura de Yafar, pues iba a todo galope y casi sentía su estómago salirse por su boca.
Todo había valido la pena cuando vieron a lo lejos la caravana de la gran sabia. En el rostro de Dagny se formó una sonrisa, galoparon más rápido hasta que por fin quedaron a lado del carruaje donde iba Neferet, la sabia.
—Paren, paren. Debemos hablar con la gran sabia— pidió Yafar, con la voz cansada, pues fue largo el recorrido hecho.
Lo reconocieron y de inmediato detuvieron los carruajes y a los guardias.
—¿A qué debo la presencia del príncipe Yafar?— se había abierto la puerta del carruaje y de el se asomó una hermosa mujer con el cabello plateado y con los ojos del mismo color, a Dagny le pareció ver un diamante andante.
—Mis disculpas excelencia. Cómo puede ver, mi sobrina quería conocerla y de paso hacerle algunas preguntas— señaló a Dagny, para que no se enfocaran en él.
—Tan cobarde como siempre— se burló. —Hable alteza, ¿en qué puedo ayudarla?— se dirigió a Dagny.
Por fin bajó del caballo y hizo una reverencia. —Mis disculpas excelencia, no quise ser mal educada con usted, solo quiero consultar algo importante— se sentía avergonzada por aquella presentación tan lamentable.
—Caminemos alteza— bajó del carruaje y comenzó una caminata con Dagny, claro que detrás de ellas iba un grupo de guardias, incluido Yafar.
—¿Entonces?— preguntó
—Seré directa. Quiero ser uno de ustedes y se que existe un método para ello. Mi pregunta es, ¿si lo hago, saldré viva de ese proceso?—
El andar se detuvo, lo dicho pasmó a Neferet. Jamás hubiera imaginado que alguien tan joven y sana quisiera hacer algo como eso.
—¿Cuál es la verdadera razón alteza?, debe existir algo que la impulsó a hacerlo. ¿Acaso alguien le faltó el respeto o quiso humillarla?, si le decimos a su majestad, esa persona recibirá su castigo— necesitaba convencerla de no hacerlo.
—La verdad es que no hay nada más que quiera en el mundo, que ser un dragón. Se que puede sonar loco e incluso ridículo, pero es lo que deseo y quiero. ¿Puede ayudarme?— su sinceridad se veía en el rostro que mostraba.
Con un suspiro profundo, Neferet tomó las manos de Dagny y de pronto sus ojos cambiaron a un plateado completo, quedando estática.
En aquel momento, pudo ver todo lo que había sufrido Dagny en su vida como una princesa elfa y también los logros que podía llegar a tener siendo una dragona de corazón, aunque el destino no estaba escrito y dependía de cada quien tomar sus propias decisiones.
Pasados unos minutos, Neferet volvió en si y se llevó a Dagny tomada de la mano. La subió a su carruaje y ella detrás.
—Yafar Tudor, debes informarle a su majestad que tomaré prestada a la princesa, debes darle este documento— entregó una hoja de papel donde ya estaba una marca con la sangre de Dagny, la cuál ni siquiera se dio cuenta en qué momento pasó. Cerró el carruaje y siguieron su camino.
Yafar no supo lo que sucedió, todo pasó tan rápido que de verdad no pudo hacer nada, pero de algo estaba seguro. Se habían llevado a su sobrina en sus narices y ahora debía explicar eso a su hermana mayor, cosa que lo hizo erizar todo.
Volvió al castillo un poco dudoso en decirle a su hermana todo lo que había pasado, aunque ese no era su único problema, pues al pasar las puertas y verlo solo, alguien lo detuvo.
—¿En dónde está la princesa?— por supuesto, Hope lo estuvo esperando todo ese tiempo.
—No me asustes de esta manera amigo. Respondiendo a tu pregunta, ella se fue de viaje con alguien importante— sonrió nervioso
—Dime en dónde está, ¿con quién se fue?— para este momento, Hope ya estaba a punto de tirar a Yafar del caballo.
—Se fue con alguien que la va ayudar con algo que quiere, terminó siendo interesante mi nueva sobrina—
Hope pudo imaginar de lo que se trataba, por eso su corazón se comenzó a exaltar. Claro que Yafar se dio cuenta y bajó del caballo para auxiliar a su amigo.
—¿Anciano qué pasa?— se veía preocupado
—Dagny… ella podría morir— dijo esto y perdió la conciencia.
Yafar llamó a los guardias para que lo ayudaran con Hope y de esta manera, lo llevaron a su habitación. Pronto ya todos sabían lo que había pasado y los reyes quisieron investigar sobre lo sucedido, aquí el cuestionado sería Yafar.
—Dime que sucedió para que él terminara desmayado— estaba molesta y preocupada.
—Bueno. Él me preguntó por Dagny y le dije que se había ido— aquello hizo exaltar a la reina, tanto que la hizo ponerse de pie.
—¿Qué has dicho?— su hermano tembló ante la pregunta.
—Como lo oíste. Dagny se fue con la mujer que me pidió darte esto— le entregó la hoja de papel.
Al ser algo para la reina, no se atrevió a leerlo y ese fue su gran error. La reina tomó el papel y comenzó a leer junto al rey, su furia pronto se convirtió en miedo.
—No puedo creer que hayas encaminado a una joven a la muerte— sin poder evitarlo, de los ojos de la reina ya brotaban lágrimas y el rey solo pudo abrazarla y mirar con desaprobación a su cuñado.
Yafar no entendía lo que estaba sucediendo, por eso agarró la hoja y pudo ver claramente lo escrito ahí.
“Dagny Tudor, princesa de Athel. Proceso corazón de dragón”
Al tener la sangre de Dagny, era algo que no podía ser invalidado, mucho menos cuando vieron un sello brillar en la hoja, era perteneciente a la gran sabia, aquella que era dueña de las tierras sagradas, la única que podía pisarlas y solo aquellos que tuvieran su permiso podían entrar a su territorio.
—Dagny… nosotros debemos salvarla— Hope se estaba despertando y balbuceaba.
—Ya es tarde querido amigo, ya es tarde— Yafar caía en cuenta del error que había cometido, no se detuvo a preguntar. Solo quería mimar a su nueva sobrina y por ello había cometido un gran error.
Los reyes no pudieron mirar más a Yafar y salieron de la habitación. Sabían que quizás no era su culpa realmente, pero debían sacar su enojo con alguien.
Por su parte, Hope se levantó por fin de la cama y al estar frente a su amigo, le dio un fuerte golpe de puño en el rostro. Algo que lo hizo retroceder unos cuantos metros.
—Me lo merezco— habló después de escupir algo de sangre, pues Hope tenía la mano pesada.