**Alexa** es una joven soñadora, inquieta y de alma libre, siempre anhelando encontrar el verdadero amor. Para ella, ese amor es como una burbuja que flota en los cielos, un refugio que le brinda seguridad y confianza, un lazo tan fuerte que no permite distancias entre almas gemelas. Sin embargo, su mundo idílico se ve sacudido por la llegada de **Sergio Méndez**, un hombre misterioso y arrogante que desconfía del amor y desafía todas sus creencias. A medida que Alexa se adentra en este torbellino emocional, comenzará a cuestionar la existencia del amor verdadero. ¿Logrará Alexa mantener su fe en los sueños del corazón, o se dejará arrastrar por la dura realidad que Sergio representa? La batalla entre el idealismo y el escepticismo está a punto de comenzar.
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Capitulo VII Un desayuno incómodo
La noche había pasado rápidamente y el sol comenzó a iluminar la amplia habitación de Alexa. Al abrir los ojos, observó su entorno: su cama era inmensa, igual que la de Irene, y las paredes, decoradas con obras de arte, eran de un blanco puro. Todo se veía muy simple. En un rincón, un sillón parecía invitarla a sentarse, y a través de la ventana, el azul del cielo le transmitía una gran paz. Sin embargo, esa tranquilidad era solo una ilusión; debía enfrentar su triste destino. Una vez lista, decidió buscar a Ágata. Al salir al pasillo, vio cómo la puerta de la habitación frente a ella se abría y, para su sorpresa, Sergio apareció, impregnando el espacio con su aroma.
"Buenos días", saludó con una expresión inexpresiva.
"Buenos días", respondió Alexa mientras continuaba su camino.
"¿Pasaste buena noche?", preguntó Sergio siguiéndola.
"Sí", contestó Alexa sin detenerse. Al bajar las escaleras se encontraron con Miranda, quien los miró con curiosidad.
'Mami, buenos días", saludó Alexa a su madre con entusiasmo. "
Hola hija, ¿todo bien?", preguntó Miranda al ver a Sergio.
"Todo bien, mamá. Hoy empiezo a trabajar en la empresa de los Méndez. Por eso me levanté temprano", explicó Alexa, esforzándose por sonreír.
"Muy bien hija, ven que te sirvo el desayuno", ofreció Miranda señalando el comedor.
"No mamá, yo no comeré allí. Mejor vayamos a la cocina y yo te atiendo a ti", dijo Alexa mientras guiaba a su madre hacia la cocina.
Ver a su madre todavía trabajando le dolía profundamente. Con su primer sueldo planeaba alquilar un apartamento para que sus padres pudieran descansar.
"Esto huele muy bien", dijo Alexa aspirando el aroma del desayuno.
Estaba terminando de servirle el desayuno a sus papás cuando Sergio apareció en la cocina.
"Espero que no les moleste que los acompañe", dijo Sergio al sentarse en una de las sillas del pequeño comedor.
"No joven, ¿cómo cree?", respondió Ismael sonriendo.
"Ya le sirvo joven", agregó Miranda al levantarse.
"No creo que sea necesario que te levantes madre; estoy segura de que el señor puede servirse solo su desayuno", intervino", Alexa con una mirada fría.
"Por supuesto que puedo. Siga con su desayuno, señora Miranda", respondió Sergio acercándose a donde estaba Alexa.
Sergio intentó decorar su plato haciendo un verdadero desastre. Alexa no pudo evitar reír ante la escena y, aunque quiso ayudarlo, él se lo impidió. Miranda observaba disgustada; parecían una pareja jugando en la cocina. Tras varios intentos fallidos, Sergio finalmente logró servirse el desayuno y se sentaron todos juntos para disfrutar de la comida.
"Señor Ismael, usted siempre ha cocinado excelente", elogió Sergio mientras comía.
"Gracias, joven; me siento honrado por su comentario", respondió Ismael sonriendo.
"Es extraño verlo en la cocina, señor", comentó Miranda con cierta desconfianza. "Solo quise compartir un rato con ustedes. Sé que en el pasado no he sido muy amable y me gustaría disculparme con ambos", expresó Sergio sinceramente.
"Bueno, mamá, ya me voy; no quiero llegar tarde a mi primer día de trabajo", interrumpió Alexa para desviar la conversación. Era consciente de que Sergio no era sincero y no quería que él siguiera burlándose de sus padres. Para evitar problemas, prefirió retirarse rápidamente.
"Si quieres te puedo llevar; igual voy hacia la empresa también", ofreció Sergio fijando su mirada en ella.
"No hace falta, gracias. Puedo irme por mi cuenta", replicó Alexa levantándose antes de que él insistiera más y prácticamente salió corriendo de la cocina.
Miranda quedó mirando a Sergio mientras él la ignoraba y luego se despidió antes de abandonar el lugar. Al llegar a la sala encontró a Ágata hablando con ella misma.
"Ya voy saliendo hacia la empresa señora", escuchó decir a Alexa.
"Muy bien querida; espera un momento y le digo al chófer que te lleve", respondió Ágata con una sonrisa amable.
"No es necesario, mamá; yo puedo llevarla", intervino Sergio nuevamente insistente.
"Les agradezco mucho, pero puedo irme sola", replicó Alexa sintiéndose cada vez más incómoda ante la situación .
"No cariño, acepta que Sergio que te lleve, igual va para la empresa, ahora apresúrense que llegaran tarde", dijo Ágata acompañándolos a la puerta.
Alexa no tuvo más opciones que subir al auto de Sergio, estaba muy incómoda, ella sabía lo patán que podía llegar a ser este hombre, así que trato lo menos posible de ser notada.
"Entonces estudiaste diseño de moda", comento Sergio con la mirada puesta en el camino.
"Así es", respondió Alexa en un tono frío.
"Me gustaría ver algunos de tus diseños, si son buenos los podemos lanzar en la próxima colección", manifestó Sergio con sinceridad.
Cuando de trabajo se trataba él era muy profesional, aunque muchas veces terminaba enredándose con sus asistentes, eso no le impedía ver cuándo alguien tenía potencial.
"Aún me falta mucho para que uno de mis modelos salga a pasarela, pero sigo trabajando en perfeccionar mi técnica", respondió Alexa ya más relajada.
"Igual me gustaría ver algunas de tus creaciones", insistió Sergio.
Llegaron a la empresa y los empleados que estaban llegando junto con ellos vieron cuando Alexa bajo del auto de Sergio, las mujeres veían a la joven con desprecio, pues muchas de las empleadas querían ser ella en ese momento. Entraron a la empresa y Sergio guío a Alexa hasta el departamento de recursos humanos, ella aún no sabía que iría como la asistente de presidencia, pues pensó que la colocarían como asistente del departamento de diseños. Aunque trabajar con Sergio le daría mucha experiencia a la joven, ya que él era quien revisaba los diseños y los mejoraba, en lo particular a Alexa le hubiera gustado mejor estar lejos de él.
"Señorita Alexa, un placer conocerla", saludo el jefe de recursos humanos.
"Gracias, señor, el gusto es mío", respondió Alexa con amabilidad.
"Ok, sé que está apenas recién graduada y que no tiene mucha experiencia, es por eso que la señora Méndez nos pidió que la colocáramos en el único puesto vacante que existe y este sería como la asistente del señor Sergio Méndez", explico el hombre frente a ella.
Alexa quedó muda, ella estaba en trance, era imposible que eso le estuviera pasando a ella. Ahora sí estaba acorralada «¿Qué pretendían esos dos?», pensó Alexa con nada más que hacer que resignarse.