— Melisa espera. — La llamé pero me ignoró. — Melisa por favor. — Tomé su brazo. — Tú sabías que ésto podía pasar. — Ella me observo y negó con la cabeza. Luego jalo su brazo.
— ¿Qué sabía? ¿Qué sólo me veías cómo la opción de repuesto? ¿eso debo saber?
— Eres mi amiga, mi socia.
— Yo quería más. Y tú, me has cambiado por una colegiala. — Dijo con rabia.
— No te cambie, entré tu y yo nunca ha habido nada.
— ¡Por qué tú no has querido! — Gritó con desesperación. — Pero siempre has sabido de mis sentimientos por ti. — Sus ojos se pusieron llorosos. — Te has comprometido con una niña de 21 años, la pregunta es por qué. ¿La amas? ¿o es que te casas con ella para que te dé su virginidad?
— No sé de qué hablas.
— Te escuché hablando con Ramiro. Dijiste que es la primera vez que conoces a alguien virgen con esa edad y belleza.
— No es lo que piensas. ¿Creés que me casaría con ella por una razón tan tonta?
— No lo creó. Si esa fuera la razón te habrías casado conmigo hace mucho tiempo
NovelToon tiene autorización de Regina Cruz C. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
No iré a verte.
... Un año después empecé a salir con una chica. La relación duro mucho tiempo. Incluso creí amar a esa mujer, pero descubrí su traición por medio de fotos en internet. Pase varios días enojado y triste. Melissa estuvo ahí, apoyándome.
Aunque a los pocos días descubrí que ella había sido la qué planeó todo el escándalo.
— Te quedaron perfectas. Estoy satisfecha. — Dijo al teléfono.
"Gracias por la información. Las fotos tuvieron muchas visitas"
— Sabía que sería así. Por eso las tomé. Y lo mejor de todo es que no me pueden demandar. No hay partes íntimas expuestas.
"Siempre eres inteligente, me encanta eso de ti"
— Fuiste tú. — Ella se giró sorprendida. — ¿Por qué no me sorprende?
— Tuve que hacerlo.
— ¿Por qué tenías? ¿Por celos?
— ¿Y que debía hacer? ¿Dejar que te vieran la cara de idiota? ¿Eso querías que hiciera?
— Tienes una forma de hacer las cosas que no me gusta.
— Lo siento señor Diego. Pero yo no soy cómo las protagonista de las novelas, yo no dejó pasar las oportunidades, ví lo que ella te hacía y decidí exponerla. ¿Cuál es el problema?
— El problema es que siempre actúas con maldad.
— El que sea manipuladora no significa que soy mala.
— Ese es el problema contigo. Para ti sólo existen las personas manipuladoras y malas. ¿No has escuchado de la gente buena?
— La gente buena sufre.
— ¿Por qué dices eso?
— Por qué lo veo con mis ojos. En un mundo cruel la gente buena es lastimada, mientras que los manipuladores siempre se salen con la suya.
— Meli...
— No quiero hablar. Me voy a mi casa. Adiós. — Esas eran las actitudes por las que no podía aceptarla, si le hago daño se volvería mi enemiga, y no podía lidiar con alguien así.
...Actualidad....
Con el paso de los días mi padre aceptó mi decisión. El prometió a mi madre que cuidaría bien de mi, lo ha hecho así desde que ella se fue y creó que quiere seguir haciéndolo.
El día de mi compromiso llego, le di la bienvenida a Emily. Mi padre también lo hizo, su voz era amable, pero en su semblante aún había molestia, incertidumbre y preocupación. Por suerte los invitados empezaron a llegar y el fue a atenderlos.
— Amor. Te ves preciosa.
— Gracias. Tú estás guapísimo.
— Ven, es hora de anunciar el motivo de está reunión. — Pedí la atención de todo el mundo y anuncié que Emily es mi prometida. Luego de mi anuncio escuché una copa estrellarse contra el piso, el ruido llamó la atención de los invitados. Vi a Melisa y ella salió corriendo.— Amor tengo que ir. — Le dije a Emily, luego sali discretamente.
— Melisa espera. — La llamé pero me ignoró. — Melisa por favor. — Tomé su brazo. — Tú sabías que ésto podía pasar. — Ella me observo y negó con la cabeza. Luego jalo su brazo.
— ¿Qué sabía? ¿Qué sólo me veías cómo la opción de repuesto? ¿eso debo saber?
— Eres mi amiga, mi socia.
— Yo quería más. Y tú, me has cambiado por una colegiala. — Dijo con rabia.
— No te cambie, entré tu y yo nunca ha habido nada.
— ¡Por qué tú no has querido! — Gritó con desesperación. — Pero siempre has sabido de mis sentimientos por ti. — Sus ojos se pusieron llorosos. — Te has comprometido con una niña de 21 años, la pregunta es por qué. ¿La amas? ¿o es que te casas con ella para que te dé su virginidad?
— No sé de qué hablas.
— Te escuché hablando con Ramiro. Dijiste que es la primera vez que conoces a alguien virgen con esa edad y belleza.
— No es lo que piensas. ¿Creés que me casaría con ella por una razón tan tonta?
— No lo creó. Si esa fuera la razón te habrías casado conmigo hace mucho tiempo. — No entendí lo que quiso decir. — Supongo que tienes una idea equivocada de mi.
— Tu has tenido novios Melisa.
— Nadie más que tú ha besado mis labios. Nunca en mis 25 años deje que ningún hombre me tocará. ¿Sabes por qué? — Me era difícil creer que eso era verdad. — Es cierto. Salí con chicos, pero era para darte celos. Yo quería entregarme a ti el día de nuestra boda. Quería que ese día te dieras cuenta de lo mucho que te amo, de que nunca ningún hombre más que tú me importa. Y que jamás anhele dormir en brazos de nadie que no fueras tú.
— Melissa yo lo siento mucho.
— No le digas que lo sientes. — Me habló Emily. — Ella me ofreció dinero para dejarte.
— ¿Hiciste eso Melisa? — La miré con desconfianza.
— Yo no hice nada. — Se negó ella.
— Mentirosa. — Le dijo Emily y prosiguió a mostrarme un vídeo dónde ambas hablan.
— ¿Cómo te atreviste? — La observé molesto.
— Yo lo hice por tu bien... — Siempre tiene que justificar sus maldades.
— ¿Por mi bien? — Me reí sarcásticamente. — ¿Por mi bien me quieres separar de la mujer que amo? — Melisa guardó silencio por unos minutos. Luego limpió sus ojos.
— Admito mi culpa. Lo hice por qué te amo.
— Ésto no es amor Melisa. No lastimas a la persona que amas. No haces maldades para separarlo de su persona importante.
— ¿Maldad? ¿Qué maldad? ¿A quién mate? Sólo ofrecí dinero. ¿Tiene eso algo de malo? — De nuevo tomé su brazo con fuerza.
— No quiero gente cómo tú en mi vida. Desaparece.
— No pensaba quedarme aunque lo pidieras. — Ella se soltó de mi agarré. — Voy a vender mis acciones en la empresa. Te dejaré el camino libre para que puedas ser feliz. — No creí lo que estaba escuchando ella nunca se rinde. Su actitud me tenía desconcertado.— Diego, todo termina aquí. Hoy dejó libre el amor que una vez te tuve. Nuestra amistad, nuestra sociedad, nuestros buenos y malos recuerdos terminan aquí. Tampoco te quiero ver de nuevo. Incluso cuándo te estés muriendo. No iré a verte.
tan linda asustada parece una niña.
afortunadamente su Rodrigo estará ahí siempre.
ya se están destapando las ollas podridas falta que Roberto el hombre perfecto pele el cobre y demuestre lo que es.
pero está enamorándose de Rodrigo.
Y que bien que el la proteja cuide y respete.