Esta es la historia de Cora Smith una joven desdichada que vive su vida como bailarina en Babel, ella quiere huir de allí y tener un nuevo comienzo. Pero su vida está por dar un giro dramático, cuando es raptada por Alejandro Balem el jefe de la Mafia, de este territorio. Él queda totalmente deslumbrado por Cora, desde la primera vez que la vio y la quiere solo para él. ¿Podrá Cora aceptar esta clase de vida? ¿podrá darle Alejandro lo que ella merece, algo como amor?
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Capitulo 5
Alejandro:
Todo iba tan bien, iba a hacer una escapada sin mayor problema, hasta que... --- Alto ahí rufián--- grita una mujer histérica, la misma que presento a Cora antes de salir al escenario. Suponía que era la administradora del lugar.
Sonreí por el apelativo que me había dado, no era lo peor que me habían llamado, además de que era todo un rufián, todo menos bueno. Les dijo a sus hombres --- no se queden ahí idiotas, se llevan a Cora---
---¿Señor disparó?--- pregunta Ricky estúpidamente y asiento molesto, ¿por qué tenía que preguntar?, era obvio que la ocasión lo ameritaba.
Corrimos juntos hacia la parte delantera del bar, Ricky a mi lado disparándoles a nuestros perseguidores. El auto se fue haciendo visible, los otros dos guarda espaldas que traía siempre conmigo, estaban alertas cuando me vieron.
Abrieron las puertas inmediatamente y alcance a entrar con mucho esfuerzo en el auto con Cora en brazos, el sudor brotaba por mis poros y mi corazón latía errático, pero aun así estaba aliviado porque la persecución había terminado.
Ricky entró y grité al conductor --- arranca --- y el auto inmediatamente se puso en movimiento. Escuchamos unos disparos, uno dio en el capo, pero no hizo daños.
Miré por la ventana trasera del auto y aún nos perseguían. Ricky disparó unas cuantas balas más y dio a dos hombres y a la mujer, que cayó herida en el suelo. --- deberían practicar su puntería--- grita y luego de él sale una carcajada. No pude evitar reír también, me gustaba esta adrenalina que venía con la acción de algo indebido.
Observé a mi Cora y estaba durmiendo como una princesa de cuento de hadas. De todas las ocasiones en que había hecho algo ilícito, esta había sido la mejor de todas, ella lo valía y haría lo que sea por mantenerla a mi lado.
Cora:
Desperté en algo cómodo y suave, se sentía tan bien, abrí los ojos despacio y solo vi tinieblas.
Me incorporé inmediatamente y observé mi entorno, solo había una fina rendija de luz, pero eso fue más que suficiente para ver que estaba sobre una cama grande tipo dosel, con sábanas de seda, lo supe porque sentí la suavidad del rico material en mis dedos y era todo de color negro.
Me enfoqué nuevamente y el pensamiento de caer desmayada en mi camerino, me trajo a la realidad. No estaba en Babel, fruncí mi ceño, ¿dónde diablos estaba?.
No había ni una pista tangible de donde me encontraba, solo que estaba obviamente en una habitación lujosa.
Mierda en el peor de los casos, había llegado el día, en que sería el juguete de algún hombre, de eso estaba segura. Rápidamente, palmeé mi cuerpo para saber si había algo diferente en él y fue cuando noté que no tenía mi vestuario de la presentación. Si no un camisón de seda negro. Observé por dentro de este y está totalmente desnuda.
Mi respiración se hizo más rápida, y mi corazón comenzó a golpear en mi pecho, el miedo se clavó como garras en mis entrañas. Esto no podía estar pasando.
Me levanté de la cama dispuesta a buscar una salida, pero caí de repente al suelo, mi pie está enganchado en algo, lo jalé fuerte y no se movía, estaba atada a una de las columnas de la cama.
Empecé a desatarlo cuando --- Que bueno que despiertas princesa--- dice una voz masculina desde la oscuridad. Escuché el chirrido de una silla anunciando que se levantaba de ella.
Miles de escalofríos subieron por mi cuerpo, pero los ignore y no pensé en el hecho de que este hombre había estado observándome dormir y era simplemente espeluznante.
Con pánico me incorporé del piso y me subí en la cama, pegando mi espalda a la cabecera de esta.
--- Quién eres y por qué estoy aquí--- mi voz se escuchó demasiado pequeña. Mierda odiaba ser cobarde y no lo era, lo sabía. Pero aun así tenía miedo. Porque estaba atada y eso anunciaba que era suya, su presa.
Mire a mi alrededor intentando armar un plan y en lo que pude notar, vi una la lámpara en la mesa de noche. Decidí tomarla esto no lo mataría, pero lo golpearía fuerte.
Una risa ronca vino desde la oscuridad --- tan salvaje, como una gatita me encanta--- dice su voz seductora acercándose
Respire pesadamente --- no se me acerque o le juro...---
No pude terminar porque él no me dejó ---descuida, no haré nada que no quieras--- dice el hombre moviéndose en la oscuridad. Estreche mi mirada para ver si podía detallarlo, pero no tuve suerte, solo veía una sombra oscura moverse.
---Para responder a tu pregunta--- él se acercó más. Corrió una de las pesadas cortinas que también eran negras pude notar y la luz de la luna ilumino brevemente el lugar y también su rostro.
Mi boca se entre abrió sorprendida, era alguien que conocía. Su tez pálida me pareció espectral, e imponente, que daba miedo, pero a la vez un sentimiento se coló en mis huesos y eso era el alivio. No sabía porqué, pero él me tranquilizaba. Él continúa --- Alejandro Balem, a tu servicio--- dice con una sonrisa traviesa --- pero eso ya lo sabes, obviamente---
Mi temperamento cambió --- ¿Estás loco infeliz por qué me has secuestrado?--- dije molesta ya no tenía miedo.
Alejandro estrechó su mirada para luego cerrar brevemente sus ojos y suspirar molesto, no le había gustado mi comentario. Él volvió a observarme, casi sonreí, pero en la posición en la que estaba decidí ser prudente.
Además de que me quede sin palabras porque al contemplarlo, solo pude pensar que era tan atractivo este infeliz y no podía negarlo --- estás aquí porque quiero --- dice simplemente
Lo miré indignada --- no puedes mantenerme aquí en contra de mi voluntad--- dije
Alejandro me da una sonrisa burlona --- quiero y lo haré--- dice como sí fuera el amo del mundo. Fruncí mi ceño ¿quién era este hombre, para organizar esta estratagema en mi contra?, ¿podía tener tanta influencia para hacer algo así?.
Muy bien necesitaba ser inteligente y lograr negociar con él o eso esperaba --- para qué te serviría una mujer como yo, que haré aquí ¿bailar?--- dije, mala elección de palabras, lo supe cuando sus ojos brillaron como estrellas.
--- mmm, eso me gustaría, pero... --- su mirada recorrió todo mi cuerpo y a diferencia de los muchos hombres que me habían visto en este tipo de prendas seductoras, de los cuales solo pude sentir repulsión. Con Alejandro no fue así, sus ojos azules eran como una caricia suave y caliente sobre mi cuerpo y mi alma y admití que este era un pensamiento bastante peligroso, dado que no sabía quién era este hombre y de lo que sería capaz por poseer mi cuerpo, porque eso era lo que quería. Justo en ese momento recordé su nota diciendo que me esperaba para comer en su cama... él quería comerme.
Alejandro continúa --- pero quiero que me complazcas primero--- dice acercándose. ¿Quién se creía?, eso no, no tomaría lo que tanto me costó proteger.
--- Jamás me tendrás--- dije aventando la lámpara hacia él, esta golpeo en el lado de su sien, produciendo una herida de la que comenzó a brotar sangre.
Alejandro gruño y me observó, en sus ojos ya no había ese calor candente de hace unos segundos, sino un frío invernal, que me azotó por dentro. El miedo heló mis entrañas y traté de mover mi cuerpo, intentando salir por el otro extremo de la cama, pero la maldita cuerda lo impidió y Alejandro también. Tomó mi pie y me jalo con fuerza hacia abajo dándome la vuelta.
Su cuerpo cubrió el mío apresándome en el colchón. Tomó mis manos y las puso a la altura de mi cabeza.
---No por favor--- dije casi llorando, él acercó su cara a la mía y yo di la vuelta a mi rostro, evitando que me besara. Su nariz quedó pegada a la curva de mi mejilla y él aspiró mi olor, allí. De mí salió un suspiró, a pesar del miedo, no podía controlar mi cuerpo, me sentí atraída por este simple toque y eso me molestaba.
---Ya que has suplicado tan dulcemente, quedarás libre por esta noche--- dice alejando su cuerpo del mío, pero esto no acabo allí, sentí un toque de sus dedos a lo largo de mi pierna desnuda, esto produjo una serie de escalofríos y tragué fuerte.
Sus dedos siguieron un camino elaborado y sensual hasta llegar a mi pie, y comenzó a forcejear con algo. Fue cuando noté que Alejandro me estaba desatando. Cerré mis ojos y no me atreví a verlo.
Luego volví a sentir su respiración en mi mejilla y depósito un dulce beso allí, que me desarmó totalmente --- Que descanses princesa--- dice.
Aún así no abrí mis ojos. Escuche él sonido de pasos alejándose y luego el golpe de la puerta cuando salió.
El aire que estaba conteniendo salió de mis pulmones y mi cuerpo se hizo un ovillo en la cama, no lo pude retener más y comencé a llorar.