Anya es una joven modesta, inocente y alegre que fue criada por su tía después de que su vida se viera sacudida por la trágica perdida de sus padres, sin embargo, eso no era lo único, ya que el destino le tendría otra mala pasada.
Se suponía que buscaba tener un futuro feliz, tranquilo; sin embargo, nunca creyó que su vida terminaría atada de la forma menos pensada.
¿Podrá ser feliz?
¿Podrá conocer lo que es el amor?
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capítulo 3
Bastian Dimitrova es un empresario de origen búlgaro, exitoso, dueño de un físico excepcional y de carácter fuerte, es empresario, pero también es un apasionado de la fotografía, por lo que cursó también la carrera de artes visuales, desde temprana edad sabía lo que quería hacer con su vida, y si lo consiguió, al combinar la universidad a los veintiuno, su padre y su abuelo le pidieron que trabajara en la empresa familiar junto a su primo, aceptó con la finalidad de poder levantar su empresa ganando su propio dinero, 3 años después por fin obtuvo su editorial pero, al momento de irse su padre y su abuelo no quisieron que se fuera porque también era miembro de la empresa, siguió con su familia porque respetaba las decisiones de sus mayores.
Con la empresa y la presión de su familia Bastian se sentía saturado y la fotografía era el único medio que tenía para sentirse completo, y digámoslo así, alegre y no agotado, su abuelo era un hombre de carácter duro y se regia por reglas antiguas y disciplina, que aplicaba con su familia y sobre todo con sus nietos, como Bastian era el mayor su abuelo quería que este se casara y tuviera hijos para que su legado se mantuviera y por supuesto, lo que más deseaba era tener bisnietos, pero en esto si no podía complacerlo Bastian porque él siempre le recordaba a su abuelo que no estaba hecho para el matrimonio y en su vida privada si no les permitía opinar.
Su familia se ha dedicado a la fábrica de vinos, siendo unos de los fabricantes más influyentes y sus viñedos son los mejores, por esta razón Bastian tuvo que viajar con su abuelo a Londres, con la finalidad de gestionar acuerdos para la compra de una destilería cerca de la ciudad, que se encuentra en la quiebra y aprovecharán la oportunidad.
Al llegar al pueblo donde se encontraba la distraería Bastian quiso dar un paseo por el hermoso bosque, tomó su cámara y salió a recorrer el pueblo, para luego adentrarse en el bosque.
Sacó su cámara y captaba fotografías de animales y el paisaje, era lo que más le gustaba fotografiar, pocas veces lo hacía con personas, no pasaron más de cinco minutos cuando por el lente de la cámara pudo apreciar lo que para él era, la joven más hermosa que jamás había visto, la joven se encontraba recolectando bayas silvestres, la miró por unos minutos y siguió su camino, pero algo lo detuvo, y aún sabiendo que no debía hacerlo, procedió a sacarle una instantánea sin que la chica le diera cuenta, pues él no se dejó ver con ella, y finalmente siguió su camino.
Después de estar en el bosque, de vuelta al hotel entró a una cafetería para tomar un café, era la única del lugar debido a que era un pueblo pequeño.
Mientras miraba las fotografías sacadas, Bastian no se percató de que le estaban hablando.
—¡ buenas tardes!, ¿qué desea ordenar?.
Sin mirar a la persona Bastian responde.
—un café doble sin azúcar, por favor.
—bien, ¿desea algo más? ¿si me permite, le recomiendo un postre para acompañar el café?.
—no, gracias, solo el café. Dijo Bastian mirando a la persona, para de inmediato notar que era la misma joven del bosque que habían visto horas antes, su mirada se detuvo en ella por unos segundos para luego recuperarse y decir de nuevo.
—solo el café.
—en seguida le traigo su café, Responde la joven, la amiga y compañera de trabajo de la joven pregunta.
— ¿qué pidió?.
— un café doble sin azúcar.
— es muy guapo. Dice, a lo que responde.
—si, lo es, pero también es muy extraño, porque pidió un café doble sin azúcar y ni siquiera pidió postre, es que acaso no mira lo bien que saben los pasteles, por ejemplo, ese de vainilla está delicioso, y él solo pide café sin azúcar ¿Quién hace eso?, si la vida es dulce, ¿cómo un ser humano puede tomarse un café sin azúcar?.
Dice la joven pero, sin percatarse de que el hombre misterioso estaba detrás de ella escuchando lo que decía de él, su amiga le hizo un gesto, pero ella todavia no entendía, y siguió.
—Apresúrate, tengo que llevarle su café, me imagino que debe de tener su mente y su alma negra y simple como el café que se toma. Dijo la joven.
—Está detrás de ti, susurró a su amiga, ella sin voltear a ver quién estaba detrás, se llevó sus pequeñas manos a la cara, apenada volteo, y dijo
— discúlpame, ahora mismo le llevó su café, en ese momento deseaba que, no fuera un principe azul, quien la rescatara de la incómoda escena, sino que fuera la tierra misma, quien se la tragara
—no, de hecho quiero ordenar de nuevo, dijo el hombre.
—por supuesto, señor si quiere alguien más puede atenderlo dice la joven.
—yo puedo atender al señor, insinuó la otra chica.
—no, quiero que la señorita sea la que me atienda, Replicó el hombre.
—la joven aún más apenada y sonrojada por la vergüenza que acaba de pasar le responde a aquel hombre.
—claro, diga, ¿ qué quiere ordenar señor?..
— quiero un café late, y también quiero una rebanada de ese pastel de vainilla que se ve delicioso, Dijo el hombre.
la chica todavia aún más avergonzada, le regalo una sonrisa y le respondió
—por supuesto, enseguida le llevo su orden, le llevó lo que pidió al hombre, y a medida que se avecinaba la bandeja temblaba entre sus manos.
El hombre con su mirada penetrante la miraba directamente y contemplaba detalladamente, sus manos, su cuello, sus cabellos, sus labios, sus cejas, y sobre todo sus ojos. En esos pocos minutos que estuvo cerca, ella no lo miraba a la cara, pero cuando de pronto lo miró, él sintió un ligero pálpito en su corazón y en la segunda mirada ya lo había dejado completamente hipnotizado, ella aprovechó para de nuevo pedir disculpas.
—¡señor discúlpame nuevamente por el comentario que dije!.
—no se preocupe, usted tenía razón. Dijo el hombre a la chica.
Después de terminar su café el hombre fue a pagar y se despidió diciendo.
— ¡gracias! ¡ por cierto, estaba muy bueno el pastel de vainilla!
Después de que el hombre se fuera las dos chicas se miraron a la cara y rieron a carcajadas.
— Anya, estás loca, le dice su amiga.
—no más que tú, le responde Anya a su amiga Alice.
Bastian Dimitrova