Tío: Un Amor de Otra Vida

Lucas llegó a casa, exhausto y de mal humor. Pronto pensó que echaba de menos el masaje que le daba Sofía.

En la otra vida, cuando estaba cansado y estresado, Sofía siempre aparecía corriendo con un té de jengibre y le daba masajes en los hombros.

Recuerda que al principio lo odiaba, odiaba lo pegajosa que era siempre, intentando complacerlo todo el tiempo.

Pero con el tiempo dejó de irritarse.

Ahora, estaba en el pasado, pero con recuerdos de años de otra vida. Pensó que cuando se volviera a casar con Sofía, ya no se irritaría cuando ella intentara complacerlo.

Pensando en ello, decidió llamar a Gerard Moreira, padre de Sofía, para confirmar si realmente se había escapado de casa.

Después de escuchar quejas sobre Sofía, se despidió. Y al colgar se dio cuenta de algo diferente a la otra vida, en esta vida acababa de dudar de Verónica.

Todo en esta vida parecía ser diferente de la otra vida, de repente pensó que Verónica no tenía una postura tan excelente como la Verónica que veía en la vida pasada.

"¿Estaré en una realidad diferente?", se preguntó.

Verónica, su arquitecta genial, acababa de hacer que se sintiera avergonzado frente a los inversores. Incluso logró presentar el proyecto, pero olvidó lo más importante, prever los costos.

Ahora recordaba haber oído a Sofía discutir sobre los costos de algún proyecto con sus colegas.

"Sofía no lo olvidaría..."

Verónica confiaba en no dejar ir a Sofía con ellos, pues había encontrado una forma de presentar el proyecto. Le pidió a una inteligencia artificial que hiciera una presentación para ella.

La presentación era buena, pero tenía muchas lagunas que los inversores percibieron.

Y los inversores no quieren saber de detalles técnicos, quieren saber si el proyecto es rentable.

Lucas incluso intentó interferir, mostrando que había una planificación de costos y retorno, pero como Verónica no sabía responder cuánto duraría la construcción, los recursos que necesitaría e incluso, sobre las condiciones ambientales donde se realizaría la construcción. Que ella no supiera algo tan básico, hizo que los inversores desistieran de invertir.

Y ahora, un proyecto tan bueno, tendría que ser cancelado y Lucas tendría que enfrentarse a los accionistas, diciendo que tendrían que hacer un nuevo proyecto.

Por eso se sentía tan estresado y tan cansado. Y en ese momento todo lo que quería era tener el apoyo incondicional de la Sofía de la otra vida.

— Hijo, cuando veas a tu tío Rafael, pídele que vuelva a casa este fin de semana.

Magda apareció de repente, interrumpiendo los pensamientos de Lucas.

Él miró un poco confuso a su madre.

— ¿Oíste? Pídele que vuelva a casa. Voy a invitar a algunas señoras a un té por la tarde y ya sabes cómo son de chismosas. Si no ven a tu tío por aquí pronto van a andar diciendo que no lo tratamos como miembro de la familia.

Magda sabía que la gente ya decía que Rafael no era tratado igualmente que sus hermanos mayores, algo que era verdad, pero ella no daría motivos para ser cuestionada directamente.

— ¿Mi tío no ha vuelto a casa? — preguntó, ya que para él que Rafael estuviera presente o no, no hacía diferencia. Él no prestaba atención.

Recordaba que cuando era niño, respetaba mucho a su tío e incluso, hacía todo lo que él pedía solo para ganarse su atención.

Pero con el tiempo, después de escuchar los rumores y ver cómo sus otros tíos y su madre trataban a Rafael, se fue alejando y hoy, existe una distancia tan grande entre ellos que ya no parecen parientes.

Sus recuerdos de otra vida, empeoraron las cosas. Él sabía que Rafael se rebelaría contra los Fontes, dentro de algunos años.

Eso lo hacía odiar aún más el hecho de que el proyecto fue cancelado. Recordaba que en la vida pasada, todo salió bien y ese proyecto fue un éxito. Los beneficios del emprendimiento hicieron que Fontes Asociados se mantuviera en la cima por mucho tiempo, incluso con Castro Ingeniería ganando más mercado que ellos.

Y ahora, estaba todo perdido.

"¿Qué pasó diferente a la otra vida?"

Resulta que en la otra vida, Sofía hizo toda la presentación del proyecto para los inversores. Ella colocó todos los detalles necesarios para agradar a los inversores. Verónica solo necesitó leer la presentación para ser ovacionada.

— ¿Hijo? ¿Me estás escuchando? ¡La gobernanta me dijo que tu tío no aparece en casa desde hace varias semanas! Hasta intenté llamar al asistente de él, pero nunca puede atender. Dile que no me deje avergonzada y que vuelva a casa este fin de semana. ¡Y ah! Llama a Sofía para que venga, voy a presentarla a mis amigas.

Magda salió sin darle chances a Lucas de cuestionar.

"¿Sofía? ¿Por qué ella quiere presentar a Sofía a sus amigas?"

"Hum, tal vez sea bueno. Si le doy el recado Sofía me va a escuchar y si ella viene, en algún momento podremos estar a solas."

De repente Lucas se sintió extrañamente animado.

…

Sofía, se puso su ropa nueva. Cuando llegó al apartamento fue sorprendida con bolsas de tiendas de ropa. Tenían algunas piezas básicas para ella y todas eran de su talla.

Pensó que era la primera vez que alguien le compraba ropa que le quedaba.

Algunas veces, su madre compraba varias piezas de diseño para Verónica y aprovechaba para comprar una pieza u otra para ella, solo para mostrar que trataba a las dos hijas igualmente.

Pero esas piezas de ropa nunca eran de su talla, o eran demasiado pequeñas o grandes.

Sofía nunca reclamó, siempre agradeció con felicidad e incluso intentó usar las piezas de ropa, aunque causara incomodidad.

Recordando ahora, pensó que aceptaba muy poco.

Para agradecer, Sofía fue a la cocina a hacer algo especial.

Pensó que ese era el mínimo. En el tiempo en que estuvo hospedada en el apartamento de Rafael, percibió una cosa, él no tenía empleados, la cocina estaba casi intacta. Cuando ella usó, parecía que era la primera vez, que los electrodomésticos eran usados.

Rafael debería tener personas para ayudarlo, pero no fue eso lo que encontró. Él solo tenía a alguien que hacía la limpieza del lugar, pero esa persona solo aparecía cuando él no estaba presente.

El único funcionario que se quedaba siempre con él, era Alexander. Pero Alexander siempre se quedaba en la oficina, no frecuentaba mucho la habitación del jefe.

Ella pensaba que eso era muy raro, Rafael parecía ser totalmente autosuficiente, incluso siendo deficiente.

Sofía terminó de cocinar un macarrón a la carbonara, sintió el olor delicioso, satisfecha.

No tener a nadie que cocinara platos especiales para ella, hizo que ella se interesara por la culinaria y con el tiempo había mejorado mucho sus habilidades.

Sofía fue hasta la oficina, para avisar que la cena estaba lista. Iba a tocar la puerta, cuando escuchó un poco de la conversación.

— Sr. Castro, usted debería contarle la verdad a Sofía. ¿Usted no confía en ella?

Sofía paralizó, sintió que no debería estar escuchando, pero no consiguió alejarse de la puerta.

— No es una cuestión de confianza, Alexander. Ella ya tiene sus propios problemas.

— Una hora ella va a percibir. La señorita Sofía es más inteligente de lo que yo pensaba. Cuando ella ate cabos y descubra, eso puede generar malos entendidos entre ustedes.

— ¿Será que lo mejor para ella no es realmente quedarse lejos? ¿Tal vez encontrar a alguien de la edad de ella?

— Pare de hablar así, lo que importa es el amor. ¿Usted no percibió que la señorita Sofía está enamorada de usted?

Sofía se puso roja de repente y corrió para el cuarto, trancándose allá.

"¡Ah, demonios! ¡El Alexander está entendiendo errado! ¡Qué vergüenza!"

"Lo que yo siento por Rafael es solo gratitud... y él es muy bonito."

Recordó de cuando él estaba con el rostro tan cerca de ella, sus labios casi se tocaron y ella hasta cerró los ojos pensando que él iba a besarla.

"Cualquier chica iba a querer ser besada por un hombre bonito, ¿no es?"

Ella intentó convencerse.