Yo antes era una espía y asesina respetada por todos, temida por todos, la más importante y reconocida por todos aquellos que oían mi nombre temblaban del terror y la desesperación que sentían al oír de mí. Creía que lo tenía todo, incluso creía que tenía a mi lado a un hombre que me amaba y respetaba como mujer y compañera de equipo. Desgraciadamente estaba muy equivocada y terminé por ser traicionada por él y por la gente que creía que me era leal, pero ni siquiera eso.
Ese día perdí todo y terminé por ser arrestada, humillada, maltratada, casi violada por uno de los custodios que me llevaba a ser finalmente encarcelada, sin juicio alguno en cual pudiera defenderme; era frustrante dado que yo fui una de las personas que propuso que todo criminal, sin importar su rango no tendría un juicio sino que en cambio iría directamente a "Azgaard" la más cruel y sanguinaria cárcel clandestina que el mismo maldito Hitler autorizó sin haber consultado a sus generales y consejeros.
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Capítulo 19.
SOFÍA
Era fácil esconder mis miedos y preocupaciones de todos pero no de Maxwell, él sabía que yo tenía preocupaciones que sólo él era capaz de ver en mí. Sólo él era capaz de ver a través de mí así como yo también veía a través de él. Ambos nos entendíamos con una sola mirada, sin palabras para decir, sólo una mirada era más que suficiente para saber qué era lo que ambos pensábamos.
Era como él, ya que nos comunicábamos todo, incluso hasta nuestros deseos de ser uno del otro, hasta caer literalmente rendidos por el placer. Y eso fue lo que pasó cuando estaba ordenando los documentos de las nuevas reas que entraron a Azgaard luego del intento de fuga de las mujeres que eran antes amantes de los soldados de alto rango. Al ver dicha información estaba en cuclillas guardando esos archivos bajo llave, odiaba tanto ver dicha situación pero por lo menos esos Soldados de alto rango no las trataban tan mal pero a los ojos de las demás reas era un maldito infierno.
Pero luego me enteré por dichos archivos que Edward era uno de esos Soldados de alto rango que venía a Azgaard a calmar sus deseos sexuales con una mujer que era físicamente parecida a mí, me daba asco y pena; sentía asco por el enfermo deseo que tenía ese miserable por mí a tal grado que incluso buscó una sustituta, y a la vez sentía pena por la pobre mujer que no tenía la culpa de nada, su única culpa era parecerse a mí y nada más. Era realmente una pena.
Sin embargo; eso no quitaba el hecho de que Edward venía seguido a calmar su lujuria que sentía por mí pero al no tenerme tenía que recurrir a otros métodos. Pero eso no era mi problema dado que yo ya tenía a mi lado a un hombre que realmente me amaba y buscaba que yo fuera feliz. Había terminado de ordenar los archivos por fechas cuando sentí que algo me levantó con fuerza del suelo y era Maxwell.
Simplemente me abrazó por detrás y pasó su escurridiza mano por debajo de mi blusa para tocar mis senos, lo cual me hizo suspirar de placer y supe lo que él quería...
Quité su mano de mis senos y me voltee a mirarlo, rodee su cuello con mis brazos y dije:
-¿Acaso... no te bastó con lo que hicimos hoy esta mañana en la ducha?-Pregunté con una sonrisa.
-Sólo cinco minutos de sexo, no son suficientes para mí. Además... vi cómo te miraban esos oficiales de alto rango que estaban saliendo de mi despacho cuando entraste a darme mi uniforme. Supiste esconder muy bien tu embarazo pero no tu sensualidad... y eso amerita un castigo...
Me reí de su respuesta. Además era cierto... esa mañana en la ducha tuve que detener sus intenciones porque tenía una importante reunión y debía estar allí a tiempo, antes de que se le hiciese tarde y a regaña dientes me hizo caso y se fue de la ducha dejándome sola, pero no del todo ya que se quedó allí observando tus mis movimientos mientras se arreglaba y vestía.
Pero luego de un par de horas la reunión se había terminado y ambos estábamos solos, y obviamente mi lascivo y querido amante, no iba a desaprovechar la oportunidad de tenerme entre sus brazos.
Entonces sin esperarlo él empezó a besar mi cuello y a lamerlo, gemí en voz alta ya no me importaba nada, sólo quería estar con mi amante entre sus brazos. Después tomé la iniciativa de meter mi mano a su camisa y empecé a acariciar su amplio y cálido pecho, lo oí suspirar en mi oído y lo sentí suspirar en mi cuello mientras lo lamía y besaba.
Luego de ello desabotoné su camisa y se la quité arrojándola en cualquier parte de la habitación. Él dejó caer su gorra con visera al suelo, y procedió a desatar mis pantalones, estos cayeron al suelo y metió su mano en mi ropa interior blanca y con sus dos dedos masajeó mi clítoris en círculos hasta hacerme gritar de placer, introdujo aún más sus dedos y así caía al suelo por el intenso placer que estaba sintiendo.
Sacó sus dos dedos de mi interior y procedió a quitarme la blusa dejando ver mi panza de embarazada bastante crecido pese a que tenía sólo cuatro meses de embarazo. Me miró y dijo:
-Aún no tengo suficiente de ti...-Habló con voz excitada.
Nos besamos con mucha intensidad, más que otras veces, más que las primeras veces que me hizo suya, era incluso mejor que la primera vez que me acosté con él. Cada encuentro era mejor que el anterior y debía reconocer que era todo un experto en complacer a una mujer y sobretodo a una embarazada. Rompimos el beso y dije:
-No te detengas...-Respondí excitada.-Hazlo...
No hizo falta decirlo nuevamente cuando se quitó el resto de la ropa hasta quedar únicamente en ropa interior, entonces me quité el sostén que era del mismo color que mi ropa interior. Caímos directamente en el sofá, él estaba encima mío, miró mi cuerpo y lo besó con veneración y respeto. Me besó desde el cuello hasta el vientre, el cual tocó con una de sus manos y dijo:
-Estos pequeños son mi más grande bendición y alegría, y todo gracias a ti...-No pude evitar sonreír, pero pronto mi sonrisa fue sustituida por una oleada de placer, me quitó la ropa interior de un tirón e introdujo su paquete en mi interior haciéndome gritar de placer.
Luego de eso cambiamos de posición aún estando dentro de él y entonces salió de mi interior, así que tomé la iniciativa de besar cada parte de su cuerpo, lo cual hizo que gritara de placer hasta caer rendido a mi merced. me dejé caer sobre él, ambos estábamos agitados y sudorosos luego de haber cogido de esa forma, sin embargo ninguno tuvo suficiente del otro dado que antes de continuar pero Maxwell vio algo por la ventana, mientras que yo oí algo que me puso en estado de alerta.
Nos levantamos del sofá y fuimos corriendo haber qué era, nos vestimos con rapidez, al llegar a la ventana vi a Edward afuera en el patio delantero de la cárcel, me hizo una seña quería que viniera y al ver eso vi cómo Maxwell empezó a enfurecer de a poco hasta el punto en que quiso salir del despacho pero se lo impedí.
-Sofía no me detengas, debo ir.
-Eso es lo que él quiere. Está provocándote porque sabe que yo soy tu debilidad pero a la vez tu fortaleza. Edward, busca hacerte desesperar, es un maldito sinvergüenza, es un manipulador. Y de él me encargo yo pero ahora no es el momento de hacerlo, dejemos que él mismo se desespere en su propia provocación, dado que él odia que lo ignoren-.
Hizo lo que le dije y pronto vio que tenía razón, Edward se desesperó y se fue indignado por la acción de Maxwell y mía. Al verlo irse me hizo sentir aliviada había evitado una pelea poco necesaria.
Nos quedamos el resto de la tarde trabajando tratando de ignorar el hecho de que Edward estaba cerca de nosotros.