Esta es la historia de Cora Smith una joven desdichada que vive su vida como bailarina en Babel, ella quiere huir de allí y tener un nuevo comienzo. Pero su vida está por dar un giro dramático, cuando es raptada por Alejandro Balem el jefe de la Mafia, de este territorio. Él queda totalmente deslumbrado por Cora, desde la primera vez que la vio y la quiere solo para él. ¿Podrá Cora aceptar esta clase de vida? ¿podrá darle Alejandro lo que ella merece, algo como amor?
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Capitulo 20
Cora:
Había estado moviéndome inquieta el último par de minutos mirando el lugar por donde se había ido, esperando a que apareciera Alejandro y es que también estaba incómoda. Muchos hombres no quitaban su mirada de mí y algunos hasta habían venido a saludarme.
Volteé a ver a Valeria que me estaba sonriendo
--- ¡Qué! --- pregunté curiosa
--- Lo extrañas --- dice simplemente y me sonrojé un poco, aun así evadí su comentario
---- A qué te refieres --- dije arreglándome un mechón de cabello que se había desacomodado para huir de su escrutinio
--- No te hagas la tonta, sé qué estás esperando a qué horas regresará tu macho posesivo --- dijo con picardía
Negué y fruncí mi ceño, tomando una copa de champán de uno de los camareros que pasaba, tomé un sorbo y dije --- No es mi macho posesivo---
Valeria rueda los ojos --- Pero lo será pronto, así que deja de evadirlo y toma lo que te pertenece --- dice apartando la mirada de mí y sonríe cuando ve algo a la distancia --- y aquí viene ---
No pude evitar observar y ahí venía... mi macho posesivo, como lo llamó Valeria. Pisaba el suelo con elegancia, viéndose demasiado varonil y salvaje, pero a la vez pude notar que había cierta fuerza en sus movimientos, casi como si estuviera enojado y eso me preocupo un poco
--- hay algo mal --- dije mirando a Valeria
Ella me miró de reojo --- no debe ser nada, tu tranquila --- dice rápidamente, pero esa respuesta no me calmo, quería saber que problema tuvo con sus padres.
Alejandro llegó en tiempo récord y me tomó en sus brazos, como si fuera su salvavidas. Esto hizo que saltara mi corazón y estuve a punto de sonreír, pero en un lugar de eso pregunté ---¿estás bien?---
Él me observa y me da una sonrisa seductora --- ¿te preocupas por mí? --- responde con otra pregunta
Sonreí con suficiencia y negué ---- Es que te veías tan enojado, que no quise que destruyeras todo el lugar --- dije no admitiendo mis verdaderos sentimientos.
--- Hum, claro --- dice él mirando mi boca a punto de...
--- ¡Oigan!, aún sigo aquí --- dice Valeria de repente, esto me hizo enfocarme. Miré hacia ambos lados y algunas mujeres y hombres nos miraban con curiosidad.
Me sonrojé sintiéndome un poco apenada y me acerqué más Alejandro, quién no desaprovechó la oportunidad para tenerme más cerca de él.
--- Yo creo que ya puedes irte, quiero un momento a solas con Cora --- dice Alejandro mirando a su hermana
Valeria hace una mueca con su boca --- Qué grosero eres, a la próxima no me pidas favores --- dice en broma y se aleja
Alejandro niega y vuelve a observarme --- ven quiero estar un rato a solas contigo --- dice y me jala amablemente para que salgamos del salón y estemos a solas.
Caminos un rato en silencio de la mano y él me conduce a "el jardín de la tortura", como yo lo llamo desde aquella noche. --- No iras a asesinarme, ¿o sí? --- dije en broma
Su cuerpo tensó, se relajó un poco y me dio una hermosa sonrisa. Acompañada de una mirada acalorada que observó mi cuerpo de arriba a abajo --- La verdad es que sí, quiero asesinar ese vestido que llevas puesto, me está provocando un aneurisma cada vez que un hombre te ve provocativamente ---
Suspiré complacida, una imagen de él rasgando mi vestido se hizo presente en mi mente y no pude evitar que el hormigueo que había sentido toda la noche en parte baja de mi abdomen, sé intensificar más.
Alejandro nota mi deseo y dice --- tranquila mi princesa, ese vestido por desgracia deberá permanecer un momento más en ti... por ahora --- sentencia con voz seductora. Cielos este hombre me iba a matar de un paro cardiaco, hacia que mi corazón y todo mi ser palpitara de deseo.
Aparté ni mirada de la suya y me obligue a respirar profundo y calmarme, no podía caer en esto ahora.
Una vez llegamos a un determinado lugar, donde había una fuente que no había visto, él me guió hacia uno de los tantos bancos de piedra que rodean dicha fuente.
Nos sentamos y él se acerca a mí --- por el contrario, no me voy a privar de estos --- dice pasando sus dedos por mis labios
Inhale con anticipación, abriéndolos un poco y Alejandro tomó la oportunidad para besarme apasionadamente.
Rápidamente, le seguí el ritmo. Su boca era dura contra la mía, no pude evitar gemir y el gruño en respuesta. Con sus brazos me acerco más levantándome hasta qué quedé sobre sus piernas.
Una voz en mi cabeza decía: ¿no era que ibas a esperar?, ¿no era que no te gustaba?.
Cállense dije con irritación a las voces de la razón y tomé lo que me correspondía como dijo Valeria.
Cediendo al deseo y besándolo con la misma fuerza, porque este hombre era completamente irresistible, sus labios lo eran. Además de que había estado excitada toda la noche por su toque, así que era su culpa no la mía.
Estuvimos así un rato hasta que nos apartamos para poder respirar, en su mirada vi que quería muchos más que esto, pero juntos tomamos un poco de distancia para no acelerar las cosas ---eso fue increíble princesa--- dice Alejandro acariciando mi rostro
Lo miré a los ojos un tanto apenada por mi arrebato impulsivo, aún así dije --- estoy de acuerdo ---
Alejandro me miró con sorpresa, pero no dijo nada, solo sonrió con arrogancia, por escucharme admitirlo. Después de un momento dijo --- A pesar de que quería un rato a solas contigo, para poder besarte --- dice dejando un pequeño beso en mis labios, que me dejo igual de perturbada. Él continúa --- no te traje aquí solo por esto --- dice más serio
Asentí dispuesta a escuchar, sabía que la conversión que vendría tenía que ver con la reunion que tuvo antes con sus padres y así fue él me contó todo lo sucedido.
Cuando hubo terminado. Lo miré preocupada e intente levantarme de su regazo, pero Alejandro me lo impidió y su mandíbula estaba tensa.
No sabía en que momento sucedió o cuando acepte esta vida, pero no quería cambiar nada de lo que había sucedió estos tres días --- no quiero volver --- dije sintiéndome pequeña
Alejandro respira profundo y se ve aliviado. Eso me hizo pensar que tal vez el creyó que quería volver a Babel y dejarlo, pero eso no era una opción. Él me acaricia con ternura --- descuida princesa esa mujer no volverá a acercarse a ti, ni a darte problemas --- dice besando mi frente ---¿ok?, no tengas miedo---
Asentí y respiré más tranquila, era cierto que con Alejandro me sentía segura como con nadie en la vida, ni siquiera con mi propia familia.
--- Quieres... --- dice dudoso --- ¿Quieres contarme de tu tiempo en Babel? --- pregunta
Lo observé y porque no, después de todo sería mi esposo y para que una relación funcionara, debía haber confianza. Así que lo hice y le conté toda mi vida, desde la parte del abandono de mis padres, hasta que me vi obligada a bailar con prendas denigrantes, solo porque Martina decía que tenía una deuda con ella.
Terminé el relato y Alejandro escucha pacientemente, solo que no estaba tan tranquilo. Su mandíbula estaba tensa y sus ojos eran amenazantes, prometían muerte y todo esto solo iba dirigido a una persona. Martina Huertas.
Acaricie su rostro --- promete que no le harás nada --- dije después de todo, ella me había cuidado y a pesar de lo que me había hecho, no pensaba en matarla
Alejandro aparta la mirada --- por qué debería --- dice con voz fría
Hice que me mirara --- ya estoy aquí --- dije
--- estoy contigo y como dices ella no volverá a molestarme ---
Alejandro suspira --- Sí esa mujer intenta algo contra ti, lo siento Cora, pero no lo pensaré dos veces y la desapareceré del mapa ---- dice con una mirada implacable, que me dio un poco de miedo.
Asentí y lo acepté después de todo no podía cambiar su naturaleza.
Después de eso permanecimos allí un rato hasta que Valeria nos encontró y nos dijo que sus padres estaban presenten en la fiesta listos para oficializar nuestro compromiso.