¿Qué harías si el personaje que creaste se materializa en tu habitación? bueno eso mismo le paso a nuestra querida Arianna... quien aun no sé explica como es que eso sucedió.
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capítulo 20
El cielo estaba encapotado, gris y denso, como si el universo mismo hubiera decidido formar parte del guión. Las luces del set parpadeaban levemente mientras los técnicos se aseguraban de que todo funcionara para una de las escenas más intensas del episodio. Una falsa lluvia comenzaba a caer desde los sistemas de riego disimulados entre los edificios de utilería.
Caleb estaba parado en medio de la calle ficticia, con el cabello ya húmedo, su ropa empapada, temblando no solo por el frío del agua sino por los nervios que le recorrían el cuerpo. Frente a él, la actriz principal —una mujer hermosa, experimentada y perfectamente profesional— repasaba mentalmente sus líneas con expresión concentrada.
Arianna, desde detrás de las cámaras, observaba todo en silencio, de brazos cruzados, con el ceño ligeramente fruncido.
No era celos, se dijo a sí misma. Era... preocupación profesional. Ansiedad por cómo Caleb, un completo novato, se desempeñaría en una escena de alto voltaje emocional y físico. Pero la verdad era otra. Cada gota de esa falsa lluvia que golpeaba a Caleb le recordaba el beso de la noche anterior. Ese momento robado entre los dos, sincero y encendido, que no estaba escrito en ningún guión.
Y ahora... él debía besar a otra mujer.
—Cámara uno lista. Cámara dos lista. ¡Silencio en el set! —anunció el director.
Arianna contuvo el aliento.
—¡Acción!
La escena comenzó. Caleb corrió detrás de la actriz, que caminaba bajo la lluvia, molesta, llorando. Le tomó el brazo. Ella se lo quitó. Intercambiaron líneas duras, reproches, recuerdos del pasado, miradas cargadas de historia. Caleb interpretaba a un hombre al borde del colapso emocional, un amante que suplicaba una segunda oportunidad, que no podía dejarla ir.
Y entonces ocurrió.
Justo como en el guión, él la tomó por la cintura, la atrajo hacia sí, y bajo la cortina de lluvia artificial... la besó.
No fue un beso torpe ni forzado. Fue intenso. Doloroso. Real. Caleb cerró los ojos, apretó los labios contra los de la actriz, con desesperación y ternura a la vez. Su cuerpo temblaba, no solo por el agua helada, sino por la emoción que lo recorría de punta a punta. Lo había practicado. Había ensayado con Arianna. Pero esto era diferente.
Esto era actuación... y, sin embargo, parecía tan auténtico como lo que había sentido la noche anterior.
—¡Corte! ¡Perfecto! —gritó el director—. ¡Excelente trabajo, Caleb!
La ovación que vino después fue inesperada. Técnicos, asistentes, incluso la misma actriz lo aplaudieron. Caleb se quedó quieto un momento, empapado y jadeante, sin saber cómo reaccionar.
Arianna, desde lejos, no pudo evitar apretar los labios. No había cometido errores. No se había congelado. No había olvidado sus líneas. Todo lo contrario.
Había brillado.
Y lo había hecho... sin ella.
Horas después
El video de la escena se filtró a redes sociales. No el oficial, por supuesto, sino un pequeño clip grabado desde el celular de algún técnico o miembro del staff. En pocas horas, estaba por todas partes. Twitter, TikTok, Instagram, foros de actores. "¿Quién es este chico?", preguntaban. "¡Vaya beso!", decían otros. "No se puede enseñar ese tipo de química."
Al día siguiente, las plataformas de chismes, entretenimiento y hasta noticieros comenzaban a repetir la misma pregunta: ¿De dónde salió Caleb Femópolis?
Las teorías eran muchas: que era modelo europeo, que venía del teatro independiente, que era un protegido de alguna productora poderosa. Algunos incluso inventaron que era el hijo ilegítimo de una estrella famosa.
Arianna, desde su oficina, miraba las notificaciones explotar una tras otra. La imagen de Caleb bajo la lluvia aparecía por todas partes. En slow motion. Con música dramática de fondo. Incluso en versiones editadas románticamente con frases del guión.
Era viral.
—Esto... se salió de control —murmuró para sí misma mientras cerraba su laptop.
Tocaron la puerta. Era Caleb.
Entró con su habitual sonrisa, aunque algo más tímida que de costumbre. Llevaba el cabello despeinado, aún húmedo por la lluvia de la escena, y una camisa simple de algodón que se aferraba a su cuerpo.
—¿Estás bien? —preguntó ella, con tono neutro, intentando mantener la compostura.
—No lo sé —respondió él, encogiéndose de hombros mientras se sentaba frente a su escritorio—. Me están llamando de todas partes. Agencias, productores, incluso me llegó una invitación para un programa en vivo mañana.
Arianna lo miró. Sus manos estaban cerradas en puños sobre el escritorio. Fingió tranquilidad.
—Eso es bueno. Significa que diste una excelente impresión. Justo como lo planeamos.
—Sí... pero también significa que voy a tener que besar a más mujeres en el futuro, ¿no?
Arianna lo miró fijamente.
—Probablemente sí. Es parte del trabajo. Tienes que estar preparado.
—Pero no quiero hacerlo —replicó él, sin dudar—. Lo de ayer... contigo... fue diferente.
Ella desvió la mirada.
—Eso no fue nada —mintió—. Fue parte del ensayo. Profesionalismo. Ya lo hablamos.
Caleb frunció el ceño.
—No fue profesionalismo. Fue real.
Arianna se levantó, caminó hacia la ventana. Necesitaba espacio. Aire.
—Caleb, esto es un mundo diferente. Los actores deben hacer cosas que no siempre desean. Amar, llorar, besar, morir. Fingir. Tú lo hiciste muy bien.
—No fingí nada —dijo él, poniéndose de pie también—. Ayer... cuando te besé... lo sentí. Y hoy... cuando la besé a ella... lo hice bien, sí. Pero no lo sentí. Ni una sola parte de mí quería hacerlo. Solo pensaba en ti.
El silencio entre ambos se volvió espeso. Arianna cerró los ojos, controlando el temblor en sus labios. No podía permitirse sentir. No ahora. No con él.
—¿Y si quiero sentir? —preguntó él de repente, acercándose lentamente a ella—. ¿Y si no quiero besar a nadie que no seas tú?
Ella giró sobre sus talones, con los ojos brillosos.
—Entonces... no podrás ser actor.
—Entonces no quiero serlo —susurró él—. No si eso significa tener que olvidarte.
Arianna se quedó sin palabras.
Las notificaciones continuaban explotando en su celular. Caleb era el hombre del momento. Su rostro inundaba todas las plataformas. Podía tenerlo todo: fama, fortuna, reconocimiento. Pero ahí estaba él, frente a ella, eligiendo... algo más.
Arianna respiró hondo. Dio un paso hacia él. Lo miró a los ojos.
—Te vi besarla —dijo, en voz apenas audible—. Y te odié por un momento. Me odié a mí misma por haber sentido eso.
—Entonces siente —dijo él—. Por una vez, Arianna, deja de pensar y solo... siente.
Y la besó.
Esta vez no hubo guiones. No hubo ensayo. No hubo lluvia que disfrazara el momento.
Solo ellos. Sus bocas reconociéndose como si hubieran sido hechas para encontrarse una y otra vez. Arianna se aferró a su camisa. Caleb la rodeó con fuerza. Era un beso que gritaba lo que ninguno se atrevía a decir en voz alta.
Que esto era real.
Que ya no se podía fingir más.
Al día siguiente, las noticias seguían explotando con el nombre de Caleb. "El nuevo galán del año", "La revelación de la temporada", La imagen de Arianna comenzaba a aparecer también. Algunos la identificaban como su representante y la hija del magnate petrolero, otros como su supuesta novia secreta. Las especulaciones no paraban.
Pero ninguno de los dos dijo nada. Ni un desmentido. Ni una confirmación.
Porque, por primera vez, no necesitaban palabras.
Gracias por esto...
La Felicito Autora.