Las Tentaciones De La Bruja.

Esa mañana por más insistencia que todos me ponen para tomarme el día libre agarró mi maleta y me voy a la empresa, sé que debería de estar revisando cada tienda de la ciudad eligiendo lo mejor para la boda, pero al final es una farsa y sé que Joseph se encargará de todo además algo me llama así que sigo mi instinto que nunca falla.

El primero en recibirme es Scott con sus ojos suplicantes. - Como es eso de que te vas a casar Thae.

- Así como lo dices en 2 días más.

- No puedes hacerlo.

- No entiendo ese sentido de derecho que crees tener sobre mí, pero yo hago lo que quiero sin importarme la opinión de los demás.

- Si tanto te urge casarte con alguien entonces casarte conmigo.

- ¿Qué?

- Cásate conmigo, te prometo tratarte mil veces mejor que ese hombre.

No puedo evitar comenzar a reír a carcajadas por sus palabras tan serias, que está pasando de repente todos quieren casarse conmigo.

- Perdón no quiero reirme de ti, pero no te das cuenta de lo absurdo que suena esto.

- Lo juraste... Thae juraste que cuando creciéramos nos casaríamos.

- Escúchame Scott las palabras dichas en la niñez no valen nada cuando se es adulto yo ni siquiera recuerdo haber jurado tal cosa. Como sé que esto no es una mentira tuya.

- Siente mi corazón y dime si son mentiras.

Oh maldición parece que en cualquier momento se larga a llorar, no quiero estar aquí ahora. Para mi suerte o desgracia su asistente llega y con esa mirada desafiante se interpone entre nosotros dos.

- Señor tiene una llamada urgente.

- Luego la atiendo.

- Es muy importante por favor.

- Thae ya vuelvo, no tomes ninguna decisión hasta escucharme.

Lo veo irse rápido mientras esa mujer se queda. - Señorita le recomiendo no acercarse a Scott, él ya tiene una prometida y no creo que quiera arruinar una relación.

- ¿Acaso esa prometida eres tú? Porque justo ahora estás actuando como una lunática celosa desquiciada.

- Mi prima es la prometida de Scott y si no quiere tener problemas con ella siga con su vida sin molestar.

- Ya veo tu prima se va a casar con el hombre al que amas y tú te quedas sola defendiendo lo que solo en tus sueños será tuyo. Que patético ja ja ja.

La veo ponerse roja del coraje y es que es tan evidente lo que pasa por su pequeña cabeza que es inevitable no molestarla.

- Eres una...

- Ten cuidado como me hablas, esta es mi empresa y me importa un carajo de quien seas pariente yo te puedo poner en la calle con solo mover los dedos.

- Ja ja no puedes aunque quieras.

- Sabes siquiera quien es mi futuro esposo, primero te saco de aquí y después hago que él no te deje poner un pie en ningún lado.

- Encima de descarada, mentirosa.

- A quien le acabas de llamar mentirosa.

Genial lo que me faltaba, bueno ya que está aquí mejor lo uso a mi favor. - Joseph está mujer me está tratando muy mal.

- Quien se atreve a tratar mal a mi mujer.

- Yo.. Usted..

- Te dije que mi esposo no te perdonaría y aun así me llamaste mentirosa y que más.. Ah si descarada. Amor tú también la escuchaste verdad.

- Por supuesto que la escuche cariño.

- Perdón... Perdón yo no lo sabía.

- ¿Y solo por no saber algo te da el derecho de tratar mal a las otras personas? Quien te crees que eres para sentirte superior a alguien más cuando eres una simple secretaria.

- Yo... Yo...

- Lárgate y no vuelvas a siquiera verme a los ojos otra vez y que te quedé claro que esto se lo voy a dejar saber a mi padre.

Ella sale corriendo al borde de las lágrimas mientras yo me alejo de Joseph. - Que estás haciendo aquí tan temprano.

- Wow que cambio más rápido de actitud. Vine porque quería saber que haces trabajando en vez de estar probándote vestidos de novia.

- Necesitaba despejar mi mente, solo a ti se te ocurre planear todo tan rápido.

- Bueno al final mi presencia si te sirvió de algo. ¿Qué le pasaba a esa mujer?

- Nada, debe de estar en sus días.

- ¿Sus días?

- Si, sus días de locura o estupidez.

- Ja ja ja Sabes me encantas porque nunca sé que va a salir de esa boquita que me está volviendo loco.

- Tranquilo ya quedamos en que nada de besos y mucho menos de sexo.

- Yo puedo cambiar eso sí me das la oportunidad.

- Te la vas a tener que ganar yo no soy como esas mujeres que se mojan con tan solo verte, a mí si me quieres me tienes que ganar con mucho esfuerzo y dedicación y tal vez aun así no lo logres.

- Anotado. ¿Vamos a desayunar?

- Tengo que resolver unas cosas así salgo temprano y voy a ver los vestidos.

- Muy bien te espero entonces.

De verdad no me dejará en paz ni un segundo, lo veo sentarse en el sillón y comenzar a jugar con su móvil. - No tienes trabajo que hacer.

- Nop.

- Que tal ir a supervisar todo.

- Ya tengo a gente haciendo eso.

- Es más significativo si lo haces tú.

- Y dejarte sola con estos buitres que te rodean, no gracias además ya lo dijiste esto es un negocio así que no necesitas que finjas que me interesa.

Maldición usó mis propias palabras en mi contra, realizó todo rápido pidiendo que Scott no entre por esa puerta porque si no aquí mismo se arma una guerra. Después de dos horas ya no doy más.

- A donde vas.

- Por algo de café. ¿Quieres uno?

- ¿Lo vas a hacer tú?

- Vete al carajo.

- Ja ja ja Si me gustó aunque no lo creas.

Me desvió y me voy a la azotea, necesito aire porque siento que voy a morir, al abrir la puerta siento un aroma sutil a cigarrillo y al voltear a una esquina lo veo. No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que es Jaeshin. Este maldito hijo de put* por fin lo encontré.