Kari Hunt.
Recuperar el poder que alguna vez tuvo su familia que cayo en desgracia, pero cuando se dio cuenta, ya estaba envuelta entre tres príncipes.
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Conflicto existencial
Al otro día salí con Grace para revisar el condado.
El capitán y los caballeros me mostraron el condado.
Abarcaba dos pueblos juntos solo una colina que los separaba, haciendo que el lugar fuera un poco más grande de lo que esperaba.
Habían partes que podrían mejorarse.
Tambien note que había gente que luchaba para llevar al final del día.
Terminamos de revisar el condado y regresamos a la mansión.
Con un mapa del condado marque un lugar en medio del pueblo más cercano.
"Aquí podemos hacer la sede de Camelia".
Señale.
"Y una tienda en el otro pueblo".
Es el que estaba más cerca de la capital.
El mayordomo se quedó confundido.
"¿Los artefactos de la cocina?".
Asentí.
"Es mío".
Dije.
El mayordomo y el capitán se sorprendieron un poco.
"Haré mi propia riqueza, así que espero contar con ustedes".
El mayordomo y el capital se inclinaron al mismo tiempo.
Se inclinaron de una forma que solo había visto en libros.
Hicieron una reverencia de lealtad.
Algo que solo le puedes hacer a su propio maestro.
"Seguiremos sus órdenes".
Me sorprendi por un momento.
Asentí con satisfacción.
Dos luces salieron de ellos y los recibí.
Los votos de lealtad.
'Lo había olvidado '.
Sinceramente lo había olvidado, pero creo que es lo que hizo que lo hicieran sin presiones.
Grace tenía una sonrisa escondida pensando en lo mismo que yo.
Asentí tomando sus palabras.
"Gracias".
Dije, era la primera vez que alguien me daban su voto de lealtad asi que se sentía raro.
Al final solo pude dar un paso adelante.
"Trabajemos".
Comente con una mirada decidida, los dos se levantaron para asentir con la cabeza.
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Tres días después.
En estos días habían sido algo extraños.
Después de que el mayordomo y el capitan me hubieran dado el voto de lealtad, varias sirvientas y caballeros hicieron lo mismo.
Ahora el 70% de la mansión ya me había aceptado como su maestra.
Cuando estaba en la habitación mire por la ventana a los caballeros cuidando de la mansión.
"Apesar de que la familia cayo en la ruina, tener como jefa a un demonio de primer nivel es como un logro".
"Asi que por favor, cuidelos porque ellos la cuidaran".
La mayoría de los demonios de primer nivel suelen tener ejercitos grandes, la mayoría siendo de un nivel abajo.
Lo malo es cuando tienes un maestro horrible.
Mire por la ventana y vi a los caballeros entrenando.
"Si".
Respondí a las palabras de Grace.
"Mañana regresamos a la capital, la fiesta de los principes es en dos días".
De repente recordé los regalos.
No sabia que pensar sobre eso.
No podía negar que me gusto ese beso del príncipe Draven, pero el beso del príncipe Ozul me dejo desconcertada.
Grace me miro confundida, pero no pregunto.
El mayordomo toco la puerta de la habitación y dijo.
"Mi señorita, tiene una visita"
"¿Visita?".
Pregunte con confusion.
El mayordomo asintió.
"Es su alteza el príncipe Dusk".
Me sorprendi al escuchar el nombre.
"¿El príncipe Dusk?".
El mayordomo tenia un rostro extraño, preocupación y pánico.
Comunmente las visitas de un miembro de la familia imperial es por algo malo.
Salí para recibirlo.
"¿Alteza?".
Pregunte confundida al verlo en la planta baja.
Venia solo.
"Kari, debo decir que no eres justa".
El príncipe Dusk dijo con un puchero en su rostro.
Luego sonrió.
"Felicidades por su título, Kari".
Dijo con un ramo de flores en sus manos y las extendió para darmelas.
Baje las escaleras para presentarme frente a él.
"Solo quise pasar rápido para saludarla".
Dijo.
Tome las flores.
Un ramo de lirios del valle.
'Parece que le gusta esa flor'.
En el regalo y aquí.
"¿Gusta de una taza de té?".
Pregunte.
El asintio.
"Si, me gustaría tomar su té".
El príncipe dijo.
Asenti con la cabeza, mirando a Grace para que me apoyará.
Grace se movió para traer lo necesario para que lo preparara.
"¿A que se refiere el príncipe?".
Pregunte con curiosidad, el de no ser justa.
El solo sonrió y entramos a una sala de estar.
"Quise verte mañana, pero no se cuando regresaras a la capital".
El príncipe comento molesto.
"Por eso vine".
"Por que quería verte".
No entendía.
En la sala prepare el té.
"Los bocadillos son del cocinero, espero que te agraden".
El asintió y tomo la taza de té.
"¿Que te parece el condado?".
Pregunto interesado.
"Me gusta".
Respondí, el lugar es agradable.
El príncipe Dusk asintió tomando otra taza de té.
Sus ojos se tornaron en medias lunas.
"¿Que es lo que haras ahora?".
Pregunto con curiosidad.
"Hay muchas cosas que hacer".
"Si".
Ahora que lo pienso.
"Muchas cosas han pasado en muy poco tiempo".
Dije.
"Lo se".
El príncipe Dusk dijo entendiendo y después volvió a servir otra taza de té.
"Me gusta".
Señalo el té.
Cuando termino el té, el príncipe se levanto.
"Es hora de irme".
Asentí estando de acuerdo.
Lo compañe a la entrada.
"Gracias por las flores y el chocolate".
Dije, el asintió con una sonrisa contenida.
Estiro su mano para despedirse.
Tomo mi mano y la llevo a sus labios.
Su lengua paso sobre mi mano.
"Alteza, ¿Puedo preguntar algo?".
El asintió.
"¿Siempre se despide de esa forma?".
"Asi con todo y ...".
Dije en voz baja.
El príncipe Dusk sonrió de forma traviesa acercándose a mi oido.
"Solo lo hago con la persona que me gusta".
Susurro.
Me quede quieta y confundida.
"Te veo después Kari".
Dijo y cuando menos me di cuenta me dio un beso en la mejilla.
Sonrió con picardía y se retiro.
Al cerrar la puerta solo pude llevarme las manos a la cabeza.
"Esto es tan confuso".
Murmuré.
El mayordomo estaba sonriendo discretamente.
"Mi maestra tiene un futuro interesante".
Lo mire con ojos entrecerrados.
"No tanto".
Camine de forma cansada para ir al sillón mas cercano y relajarme.
"Maestra, puedo apoyarla en cualquier momento".
El mayordomo me dijo.
"Dime, ¿Que hago cuando tres hombres me mandan presentes de amor?".
El mayordomo se quedo pensando un momento.
"¿Puedo saber quienes?".
Asentí.
Señale las flores.
"Los tres príncipes".
deben de contarle, porque ella fue feliz pero ellos siempre la esperaron, y es justo que a pesar de todo logré ser felices con ellos también
y que bueno, ella lo prometió también