Enamorada En Las Venturas Del Magnate

Al ver a César, las facciones de su rostro se relajaron.

— Lobo solitario, prefiero ser llamado así.

— Estás perdiendo el talento de ser precavido, hermano.

El cuñado guardó el arma, chocando las palmas de las manos y los hombros con CJ.

— Me han apuntado con un arma dos veces en menos de veinticuatro horas.

Rieron, ocultándose en los arbustos de los guardias que se aproximaban.

— ¿La chica del bar?

— Debería volver a conseguir algo de respeto. —comentó, distraído y la sonrisa se le agrió al filtrar lo último— ¿Cómo sabes de ella?

— Tu hermana me lo contó.

Carl negó con la cabeza, echando un vistazo a los enemigos.

— Siempre está en todo, ¿no?

— Sabes cómo es.

— De todos modos, ¿qué haces aquí?

César miró a Loera, pasando su pulgar por su barbilla.

— Me dijeron que son sus socios inversores. Te llamé, pero me dio apagado.

— Hay que averiguar quiénes son. Ganárnoslo.

El de tez blanca y tatuajes por todo su brazo derecho se acercó e inclinó la cabeza, señalando el auto de Carl.

— El de espejuelos es el jefe mayoritario, viene de otro país.

Mientras el mulato se encargó de manejar, el de tatuajes escaneó el rostro en redes y lo encontró.

— No necesitamos a Zero para todo.

Carl lo miró de soslayo, atento; se le notaba el enojo. César lo notó.

— No me mires así. Debiste hacerme caso cuando te dije de crear un ejército de hombres.

— Eso es de pandilleros. Estamos en la ciudad.

— No olvides tus raíces, Carl. —apoyó su codo en la ventanilla, colocándose unas gafas de sol rosadas— Debemos retomar el poder de las Venturas. Piensa en todo el dinero que ganaríamos.

— Loera se ha apoderado de gran parte. Pasé de un setenta a un cuarenta por ciento en dos días.

— Por eso mismo. Nos descuidamos y te hicimos caso. Dejamos pasar el tiempo, pero no funcionó porque no se irá. Y ahora tenemos que volver más fuertes. Sabemos como funciona el juego.

El mulato lo miró, pensándolo bien. Cruzaron la avenida que corta en dos la ciudad.

— ¿O es que no lo quieres recuperar?

— Son muchos y nosotros tres. No tenemos oportunidad.

Se aparcó frente al hotel The Clawn's Pocket, le faltaban cosas por recoger de su suite.

— Sí piensas así, nada se nos dará.

— Soy realista. —apagó el auto— Nos aniquilan en el intento. Hay que conseguir algo fuerte para sacarlo, hacerlo que se quede solo y ahí aprovechamos. —se bajó, esquivando la mirada acosadora de una mujer curvulenta que le pasó por al lado—. Te lo regalo en bandeja para que lo mates, si quieres.

Al entrar, Carl divisó a unos hombres con trajes de policías en la recepción. Detuvo a César por el torso y se ocultaron tras unas plantas. Escucharon que buscaban a un tal "Lewis". La mujer de chaleco rojo y camisa blanca les dejó claro que la reservación de su suite había terminado hacía dos horas y que se marchó.

Los de traje se fueron, mirando a todos lados y Carl los siguió.

— No son policías —dijo, subiendo al auto. César corrió al lado de copiloto— El aire de perros lo reconozco a kilómetros.

— ¿Y para qué los seguimos?

El auto salió despistonado del aparcamiento y los farsantes se dieron cuenta.

— ¡Estoy seguro que tiene relación con Loera!

Carl dio un timonazo, esquivando varias motos y alcanzó el auto tapizado de gris claro. Un disparo alarmó a las personas y el revuelo le entorpeció para cruzar el paso peatonal. Los farsantes se dieron la fuga.

— ¿Por qué disparas? —miró a César, quemando goma.

— ¡No fui yo!

Concluyó en que fueron ellos.

— ¡Maldita sea! —bramó.

Sus venas en el cuello se marcaron, los gritos de las personas lo aturdieron a tal punto que la ira lo gobernó y le pegó un puñetazo al volante.

— ¡Cabrones! —dijo César.

— Debemos encontrar a Lewis primero que ellos. —fijó su mirar al frente y Cesar lo miró en incredulidad.

— ¿Y cómo? No sabemos si es una trampa.

Carl se pasó una mano por la barbilla, impaciente.

— ¿En serio dices eso, idiota? La fuerza más grande aquí es Loera. Ellos buscan algo y Lewis está relacionado.

— ¿Qué querría Loera de él?

— Eso es lo que tenemos que descubrir.

— Tus teorías son de maniáticos Carl.

César se bajó del auto, decidido a no seguirle la cuerda a sus locuras.

— ¿A dónde vas?

— De regreso a San fierro. —encendió un cigarrillo y sacó la mano a un taxi— Tengo lo necesario para investigar tranquilo.

Carl lo dejó irse, apretando los dientes. Tenía todavía algo de qué deshacerse y se pasó por una tienda de pinturas.

Mientras subía las latas al maletero, marcó a Zero.

— ¿Terminaste tu viaje?

— Sí... —su voz se escuchó desfigurada del otro lado de la línea—. Esa hierba estaba fuerte.

— Te advertí y te cagaste en mis palabras.

— Lo siento, CJ.

— ¿Estás en San Fierro?

— Sí, en mi tienda de videojuegos. Sabes que no puedo abandonarla.

Carl cerró el maletero.

— Necesito que me busques la mejor inmobiliaria aquí en Las Venturas. El mejor agente. Ya sabes que enviarme.

— Puedo hacerlo, sí.

Y colgó sin decir más nada.

Al llegar a la casa de Millie, entró por detrás. Sabía bien que ella no se llevaba com sus vecinos, así que decir que se fue del barrio no iba a levantar sospechas.

Se quitó la camisa y se puso mascarilla, dejando solo la puerta de atrás abierta. Derribó las paredes de paneles y los partió en varios trozos, dejándolos a un costado de la sala.

No tenía ni muebles, la diabla.

Era una casa pequeña, pintar más de la mitad en un día le fue fácil.

...FIN DEL CAPÍTULO...

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...Aclaración: He visto que me dicen que no entienden cuando digo las ubicaciones, que no es así en el mapa real. Lectoras... Medusillas mías... todo es ficticio. Obvio el mapa no coincide, menos basado en un juego. Tiene muchas coincidencias, la mayoría de los lugares son los mismos, pero con nombres diferentes. Igual, las costumbres y el resto son las mismas de la vida real....

Aquí les dejo el mapa de Las Venturas y un poquito de Leyenda, para que tengan más claridad.

Leyenda:

• Donde está la flecha roja es donde se encuentra Carl al inicio de la novela. Y la parte de arena (todo color marrón claro) que hay al lado de la línea (carretera) que sigue hasta la ciudad, son las montañas de arena desértica.

• El triángulo rojo es donde queda el casino Los Cuatro Dragones.

• El corazón es donde vive Abby. (Era obvio, no me juzguen)

• El círculo rojo es donde está el hotel, la suite de Carl.

• El círculo rojo en la parte superior de la foto es donde vive Millie.

• Donde están las nubes rojas (tipo charla) es la gasolinera donde Carl se encontró a Abby comprando cosas.

• El recorrido de flechas es lo que ella recorre en desesperación y, no sé si lo notan, pero donde está el cuadradito azul es donde queda el puente que ella se detiene y lo confronta. El círculo celeste, al final de las flechas, es donde Abby se detiene después de correr tanto, convencida por Carl y cuando huye de él de nuevo.

Está de más decirles que esas dos líneas negras que rodean lo que viene siendo la ciudad y que la atraviesan dos veces, es la gran autopista peligrosa.

< Ustedes son libres de imaginar el escenario que quieran, según la descripción y no tiene que ajustarse precisamente al mapa. Después de todo, de eso trata la lectura. Esta aclaración es solo para las medusillas especiales que les encanta que les dejen todos esos detalles extras con claridad. Besitos >