Aurora Dubois deberá enfrentar el dolor de su diagnóstico, la traición de su esposo y el devastador secreto que sacude los cimientos de su familia. En su búsqueda de respuestas y sanación, Aurora descubrirá la fuerza para perdonar y reconstruir su vida, mientras Aura se debe enfrentar a las consecuencias de sus propias decisiones.
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Capitulo 20: Confesión I
Cada bocado es un festín de sabores, pero Amina es quien realmente lo celebra. Sus ojos se cierran con cada masticada, sus labios se curvan en una sonrisa de puro deleite, y un pequeño suspiro escapa entre bocado y bocado. Facundo, embelesado por su disfrute, no puede evitar sonreír. Observarla comer es un espectáculo visual, un instante de pura autenticidad. Cada gesto, cada bocado, irradia en ella una belleza natural y espontánea que lo cautiva. Es como presenciar un momento único, una pequeña obra de arte cotidiana que lo hechiza por completo.
The Pink Door es un deleite para los sentidos. El ambiente familiar, cálido y acogedor, se mezcla con el aroma tentador de la comida, mientras que la vista panorámica de la bahía seduce la vista. Pero la experiencia no termina ahí. El restaurante también ofrece espectáculos de cabaret en vivo, donde la música y el baile se fusionan con la comida, creando una atmósfera vibrante y memorable.
__Gracias por todo, abogado Lennox y abogado Silvex. Sin su ayuda, el proceso de divorcio habría sido más lento. Gracias también por cubrir los gastos de la comida, aunque la idea de celebrar con comida y espectáculo en vivo fue de Amina__. Una vez concluida la cena y el espectáculo, los caballeros se ofrecieron a acompañarlas hasta su puerta. Amina, con una sonrisa radiante y la emoción aún palpitante en el pecho, aceptó de inmediato, tomando la iniciativa por ambas y dejando a Aurora sin oportunidad de mediar palabra.
Tras llegar a la casa, Aurora se dirigió a los abogados con una sonrisa sincera, agradeciéndoles su profesionalismo y cortesía. Luego, con un ademán amable, se despidió, ansiosa por refugiarse en la paz de la casa. La presencia de Maximus, aunque intrigante, aún la pone nerviosa, y su reciente divorcio la impulsa a evitar cualquier complicación romántica. La mano de Aurora se detuvo en el aire antes de tocar la puerta, atrapada por la calidez de la de Maximus. El aroma a sándalo y especias que proviene de él la envolvió, y el leve roce de su piel le aceleró el pulso. La respiración se le entrecorta, como si el aire se hubiera vuelto denso y pesado en unos segundos.
__Espere un momento, Aurora. Me gustaría que me regalara unos minutos de su tiempo, hay algo importante de lo que me gustaría hablar con usted, y no puede esperar__.
Un ciclón de asombro lo invadió al escuchar sus propias palabras, tan impulsivas, tan necesitado, al irrumpir en el camino de Aurora e impedirle cruzar el umbral de su casa. No había mediado reflexión, solo un acto reflejo, un movimiento instintivo dictado por la imperiosa necesidad de no perder el contacto con ella. Maximus siente, con una certeza punzante, que cada segundo que pasa sin hablar con Aurora es una oportunidad fugaz, un hilo que se escapa entre sus dedos. Si no la detiene, si no la retiene a su lado, ¿cómo podrá descifrar el enigma de esas emociones que ella, con su sola presencia, despierta en lo más profundo de su ser?.
Amina contuvo un grito de emoción, un vórtice de alegría que amenaza con escapar, al ver a Maximus dar el primer paso hacia Aurora, un movimiento que promete mucho más que una simple relación laboral. Con una sonrisa cómplice, cruzó los dedos, anhelando que este fuera el inicio de un futuro brillante para su amiga.
__Vamos, Facundo, démosles privacidad para que hablen. Vamos a preparar un cafecito con pan para merendar__. Amina lo arrastró sin pedir permiso hacia el interior de la casa, directo a la cocina. Allí, con movimientos rápidos y precisos, montó la olla sobre la hornilla, mientras que de un cajón extrajo una jarra de acero inoxidable y el colador de tela. El aroma intenso del café molido impregnó el aire cuando lo vertió dentro del colador, listo para ser filtrado.
Mientras Facundo observa con curiosidad la peculiar manera en que Amina prepara el café, y su asombrosa capacidad para pensar en comida a pesar de haber salido hacía menos de una hora de un restaurante donde todos habían comido hasta saciarse, Aurora se encuentra atrapada en un laberinto de pensamientos. ¿De qué querrá hablar Maximus con ella, si apenas se conocen? La pregunta resuena en su mente como un eco persistente. Aurora abrió la boca para hablar, pero Maximus, con un gesto suave y casi imperceptible, acercó un dedo a sus labios, sin llegar a tocarlos, como si pidiera permiso para tomar la palabra primero.
__No me gusta andarme por las ramas, Aurora. Me gusta ser directo y, aunque esto es nuevo para mí, pienso ser sincero con lo que provocas en mí, y quiero que me permitas estar cerca de ti, conocerte__. Aurora se tambaleó ante las palabras de Maximus, una onda expansiva que la dejó sin aliento. Él, estoico por fuera, es un volcán a punto de erupcionar por dentro; sus latidos, un torbellino desbocado, amenazan con silenciarlo para siempre.
__No te pido que seas mi novia, solo quiero poder estar cerca de ti y así descubrir por qué tengo una necesidad incontrolable de querer estar a tu lado, protegerte y tratarte como la más delicada flor, aunque sé que eres una guerrera capaz de defenderte por ti misma__. El aturdimiento inicial se ha transformado en un shock paralizante, una cascada de interrogantes que la inundan. ¿Por qué ella? Él, un hombre de éxito, adinerado, un profesional que desafia el paso del tiempo con su atractivo, puede elegir a cualquier mujer. La idea de que la elija a ella, precisamente a ella, es un enigma que la deja sin aliento, una paradoja que desafia toda lógica.
La atención de Maximus, un hombre cuya presencia domina cada espacio donde llega, la tiene al borde de un abismo emocional. Aurora está eufórica , una chispa de esperanza que amenaza con consumirla. Sin embargo, la sombra de su pasado, la realidad ineludible del VIH, se alza como un muro indestructible, sofocando cualquier posibilidad de futuro junto a él. Incapaz de concebirse merecedora de su mirada, de la admiración que ve reflejada en sus ojos, Aurora se niega a sí misma la oportunidad de soñar, de permitirse creer que, para Maximus, ella puede ser la maravilla de su mundo.
____Abogado Silvex, es un halago que un hombre como usted haya puesto sus ojos en mí, pero no puedo aceptar su propuesta. Yo no soy la mujer adecuada para usted__. Las palabras de Aurora salen entrecortadas por todo el desastre que hay en su interior.
__No te menosprecies, Aurora. Eres más valiosa que las piedras preciosas. No menosprecies tu valor por estar divorciada o por tener 40 años. Me importas y no quiero conocer a otra mujer ni tenerla cerca que no seas tú__.
La franqueza de Maximus, su seguridad al expresar sus deseos y necesidades, desarmó a Aurora, provocando una oleada de emociones que luchó por contener. Se siente atraída, profundamente atraída, pero una sombra de duda la paraliza. ¿Cómo puede aspirar a una vida feliz junto a un hombre como Maximus, tan seguro de sí mismo, tan completo, cuando ella está tan fragmentada, tan enferma?, de algo que no tiene cura.
__Lo siento. Cuánto hubiera deseado conocerte antes, tal vez la historia sería otra, pero la realidad es que yo no merezco a un hombre como usted__.
Las lágrimas se acumulan en los ojos de Aurora, una marea contenida que está a punto de desbordarse, pero ella lucha con todas sus fuerzas para mantenerlas a raya. Maximus, al observarla, es envuelto por una frustración punzante, una rabia impotente al ver cómo una criatura tan especial y preciosa como Aurora se empeña en menospreciarse, en negar su propio valor. Le duele verla así, tan vulnerable y a la vez tan obstinada en ocultar su fragilidad.
__Eres humana, Aurora, y al igual que todos cometes errores. No puedes condenarte a no volver a soñar con un amor bonito y puro solo porque el primer hombre al que le confiaste tu corazón fue un completo idiota por no valorar el mujerón que tenía a su lado__.
La rendición no es una opción para Maximus. La presencia de Aurora ejerce sobre él una atracción magnética, un llamado irresistible. Quiere explorar, junto a ella, la profundidad de esa sensación novedosa que está terminando en su alma, un sentimiento que promete revelarle facetas inexploradas de sí mismo.
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