Nicol una chica que pasó la mayor parte de su vida estudiando y trabajando muere en un accidente, pero lo que no esperaba era renacer como la hermana de la villana de la novela que leyó antes de fallecer, pero en dicha novela Nadia la hermana de la villana fallece, ¿ Nicol podrá cambiar su destino ?.
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Capitulo 20
- Abuelo no pienso casarme.-mencionaba molestó.- Tan siquiera la conozco.
Esto molestó al ministro, su nieto iba a arruinar todo, pero a pesar de sus berrinches lo apreciaba.
- Finnian si quieres ser el próximo rey debes de hacer lo que te digo.- dijo en un tono un tanto molestó.- Ademas después de obtener el reino, puedes tener la concubinas que quieras.
- ¿Es linda?.- pregunto resignado.
- Claro que si, de las dos hijas del duque Nadia es la más linda.- respondió puesto que además de ser hermosa, será facil de manipular lo único que necesita es que su nieto enamore a la muchacha.
Finnian, en cambio, se mostraba contento, sería una desgracia si se casara con una joven de mal aspecto, aunque si llega a ser rey como dijo su abuelo el tendrá concubinas.
- Hoy vendrá a la mansión, quiero que seas cortés con ella y la enamores.
- Claro abuelo eso no será un problema.- respondió confiado pues ninguna joven se salva de sus coqueteos.
En la mansión Goldwyn el duque se mostraba nervioso, no sabía cómo explicarle lo sucedido a su esposa, que su pequeña hija ya estaba en un compromiso al igual que su hija mayor, el duque después de pensarlo mejor decidió no decirle nada a su esposa tampoco a sus hijas, solo las preocuparía, en cambio, debía de ver la forma de salir de ese problema.
Al ver a Nadia y Alida platicando tranquilamente su semblante cambio de uno preocupado a una de tristeza, sus dos hijas estaban comprometidas con jóvenes que probablemente las hagan sufrir, se acercó a donde se encontraban.
- Padre que alegría verlo.- dijo dándole un cálido abrazo a su padre.- imaginé que había salido hacia la capital.
- Eso haré.- menciono mostrando una sonrisa melancólica, algo que Alida y Nadia notaron, esta última sabía el motivo de su tristeza y preocupación.
- Padre te encuentras bien lo veo preocupado.- menciono Alida.
- Me encuentro bien, es solo que mis dos niñas ya crecieron y eso es lo que me genera una gran tristeza.- menciono algo que conmovió a sus hijas, y ambas abrazaron a su padre.
En la entrada de la sala se encontraba la duquesa que con una sonrisa observaba la escena, amaba a su esposo y agradecía tanto que su padre la comprometiera con el duque.
- Al parecer mis dos hijas quieren más a su padre que a su madre.
- Claro que no madre los queremos a ambos por igual.- menciono Alida.
- Mi bella esposa como puede pensar algo así.- menciono dirigiéndose hacia ella para posteriormente darle un tierno beso.- Bueno es hora de ir a la capital, Nadia tú me acompañaras.
- Claro padre.- no pregunto el porqué, pero ya se lo imaginaba.
- Esposo, ¿por qué llevarás a Nadia?.
- Solo quiero que mi hija conozca mejor la capital.
La duquesa se quedó dudosa ante la respuesta de su esposo pero no pregunto más. Ya en la mansión del ministro el duque fue guiado hacia la oficina del ministro, en cambio, Nadia fue llevada hacia los jardines, para Nadia ese lugar era hermoso había una gran cantidad de flores, y claro no olvidaba el por qué estaba ahí.
- Las flores deben sentirse celosas por su belleza.- menciono Finnian acercándose a Nadia era verdad lo que su abuelo le menciono esa chica si era hermosa.
Nadia al escucharlo se sobresaltó pero guardo la compostura y se giró para verlo mejor, sí que era guapo, un joven de cabello castaño oscuro, ojos azules claros, piel clara y aparentaba tener unos 17 años.
- No creo que flores tan hermosas sientan celos.- decidió seguir la conversación.
- Claro que lo hacen.- se acercó más a Nadia y le dio un beso en el dorso de la mano.- Es un placer conocerla me llamo Finnian y usted...
- Nadia.- respondió apartando rápidamente la mano.
- Que bello nombre imagino que es la hija del duque Goldwyn.
- Así es.-respondió en un tono cortante, a pesar de que es de buen ver no debe de ser una buena persona.
Finnian se mostraba un tanto confundido pues Nadia no se mostraba contenta de conocerlo, otras jóvenes ya estarían embobadas por su aspecto, pero al parecer a Nadia eso no le importaba.
- Parece que le molesta mi compañía.- menciono mostrando una expresión de tristeza, al parecer trataba de hacer sentir mal a Nadia, algo que no lograría.
- Claro que no, usted vive en este lugar y puede estar en dónde le plazca.
Finnian quedó fascinado; ninguna doncella había mostrado tal actitud, pero quizá únicamente Nadia se estuviera haciendo la difícil. Decidió acercarse más y tomó su mentón con delicadeza, acercándose a su rostro Nadia se sorprendió por el actuar de Finnian.
A lo lejos eran observados por el duque quien se mostraba molestó por la escena, será que su hija caerá fácilmente ante los coqueteos del nieto del ministro, en cambio, este se mostraba bastante complacido con el accionar de su nieto.
- ¿No cree que hacen una linda pareja?
El duque no respondió y al poco tiempo los dos adultos quedaron sorprendidos pues Nadia había abofeteado a Finnian alejándose de él y marchándose del lugar molesta con un notable sonrojo, Finnian, en cambio, sonrió por la reacción de Nadia, ninguna chica lo había tratado así, y eso le gustaba. En los pasillos Nadia se encontró con su padre quien ya iba de salida.
Hija es hora de marcharnos.- Nadia solo asintió y siguió a su padre.
En el camino de regreso el duque observó a su hija quien dormía, el duque sonrió, su pequeña hija de alguna manera se había dado a respetar y eso lo alegraba, sus dos hijas eran muchachas muy correctas.