Williams, un joven adolescente, descubrió su orientación sexual con su amigo más cercano. Al revelarlo a su familia, se encontró con una oposición feroz y fue expulsado de su hogar sin ayuda. Desesperado, buscó a su amado solo para descubrir que también lo había abandonado. Destrozado, vagó por las calles en busca de un lugar donde vivir. En su camino, se cruzó con Luke, un hombre bondadoso que, junto a su esposa, le ofreció refugio y apoyo. Años después, Williams conoció a Steven, un lobo delta que lo reclamó como su pareja, trayendo consigo una nueva esperanza y un futuro lleno de amor y aceptación.
tercer libro de Génesis la gran luna
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capítulo 20
Cuando el reloj marcó la una, Williams decidió no darle más vueltas al asunto. Tomó su abrigo y la nota, guardándola discretamente en el bolsillo interior, y se dirigió al comedor del edificio. No necesitó buscar mucho; Steven ya estaba allí, sentado junto a una ventana que dejaba entrar la luz del mediodía.
El hombre levantó la vista al verlo y sonrió, una expresión cálida y sincera que hizo que Williams sintiera que el mundo se ralentizaba por un momento. Steven estaba vestido con su habitual estilo impecable, una camisa azul clara con las mangas ligeramente arremangadas, mostrando un reloj que reflejaba la luz del sol.
—Pensé que no vendrías —dijo Steven, levantándose para saludarlo.
—¿Y perderme este almuerzo? —replicó Williams, intentando sonar más seguro de lo que realmente se sentía.
Ambos se sentaron, y la conversación fluyó con sorprendente naturalidad. Hablaron de temas ligeros al principio, el trabajo, el clima. Pero poco a poco, la charla se tornó más personal. Steven compartió historias de su familia, de cómo había aprendido a hornear galletas con su abuela cuando era niño.
—Ella decía que la comida es un lenguaje. Que cuando haces algo para alguien, le estás diciendo cómo te sientes, incluso si no encuentras las palabras —dijo Steven, jugando con el tenedor en su plato.
Williams lo miró, sintiendo que algo en esas palabras le resonaba profundamente.
—Entonces... ¿qué me estabas diciendo con esas galletas? —preguntó, atreviéndose a sostenerle la mirada.
Steven sonrió, esa sonrisa que parecía capaz de derretir el hielo más grueso.
—Creo que ya lo sabes.--- respondió Steven
El almuerzo terminó, pero la conversación continuó. Cuando ambos regresaron al edificio, Steven lo acompañó hasta el ascensor. Antes de que las puertas se cerraran, colocó una mano suavemente sobre el brazo de Williams.
—Me alegra que te gustaran las galletas. Tal vez pueda hacer más... si me das la oportunidad.--- dijo Steven, mirando a los hermosos ojos de Williams.
Williams sintió que su corazón latía con fuerza, pero esta vez no intentó ignorarlo.
—Creo que podría acostumbrarme a eso —respondió, dejando entrever una sonrisa.
Las puertas del ascensor se cerraron, y Williams se quedó mirando su reflejo en el espejo interior. Algo en él había cambiado, como si el simple gesto de unas galletas y una invitación hubiera abierto una puerta que no sabía que necesitaba cruzar.
El resto del día transcurrió con una ligereza inesperada. La caja de galletas seguía en su escritorio, pero ahora no era solo un objeto; era un símbolo de algo nuevo, algo emocionante. Mientras se preparaba para irse, tomó una última galleta, saboreándola con calma.
El sabor era dulce, pero lo que sentía en su interior lo era aún más.
Williams volvió a sentir como su corazón volvía a latir emocionado, hacía muchos años que no latía de esa manera, a su mente volvieron los ojos del lobo qué había soñado, esos ojos café.
Recuerda la mirada de Steven, en lo profundo de su corazón y mente, Williams siente que esos ojos marrones y los negros de Steven son los mismos, que lo miran con tanto amor.
Al llegar a su casa Williams estaciona el auto, al entrar Emilia lo está esperando.
---- mamá, ¿qué haces despierta?,--- pregunta Williams
--- te estaba esperando, ¿Williams que te inquieta?,--- dice Emilia
--- mamá, te conté que mi jefa Génesis está en pareja con un lobo, ahora ella tiene guarda espalda y ese hombre es un lobo, eso estoy seguro, me ha invitado a almorzar, me regala flores y me horneo mis galletas favoritas, sé que está coqueteando, ---- responde Williams
-‐- hijo, cuando tome tus manos la primera vez que te vi, pude ver dolor mucho dolor, pero luego vi felicidad, mucha felicidad junto a un ser amado, los lobos son muy posesivo con su pareja, pero lo aman incondicionalmente, dan su vida por su destinado, si eres el destinado de ese lobo, te amara solo a ti,--- dice Emilia
--- gracias mamá, sabes voy a esperar a que él se confiese, es divertido verlo coquetear, --- respondió Williams, sonriendo
--- hijo eres travieso, vamos a dormir, -‐- dice Emilia
Williams va a su habitación se quita su ropa y se acuesta a dormir solo en bóxer, sus ojos se cierran lentamente.
En la manada Steven, deja salir a su lobo, que mira a la luna y aúlla de felicidad, por encontrar a su pareja destinada, su amor eterno, corre por el bosque, hasta cansarse y regresa a su cabaña.
Steven en su forma humana entra a la cabaña, va directamente al baño abre la ducha y deja caer el agua por su cuerpo, cerrando sus ojos, mientras recuerda la sonrisa de Williams y sus bellos ojos azules que refleja el alma.
"Tienes que decirle de nosotros, ya quiero besarlo, es tan bello nuestro destinado" decía el lobo de Steven
"tienes razón, amigo, pero vamos a enamorarlo primero" , respondió Steven
Sale de la ducha se seca y va a la cama se acuesta y sueña con Williams, sus bellos ojos qué transmiten paz y calma, pero a su vez puede sentir algo de miedo y eso le da curiosidad a Steven.
Al otro día Steven desayuna se viste con su traje color gris y sale a la casa del alfa donde Génesis lo espera, Mirko lo mira con curiosidad.
---- amigo es la segunda vez esta semana que te veo con una caja de galletas recién horneadas,--- dice Mirko
--- amigo, son para mi destinado, sé que le gustan, --- respondió Steven subiendo al auto
Mirko sonríe al fin ese lobo solitario y gruñón encontró a su pareja destinada, --- suerte, amigo,---
Norman conduce el auto a la empresa Morrison al llegar ven a Williams, que está hablando con alguien, los ojos de Steven se posan en ese vampiro que tiene una mano en el hombro de su pareja.
Génesis reconoció a Sam, una idea se formó en su mente, si no da un empujón Steven seguirá lentamente la conquista de su amigo, ---- Steven si no te apuras alguien más te ganará de mano,---
Steven mira a Williams y ese chico, no pudo más con sus celos y sale del auto, llegando donde están los chicos hablando. Toma de la cintura a Williams, que ladea su cabeza con sorpresa y siente los labios de Steven sobre los suyos, se mueven con deseo, furia, pero delicados a la vez.
Williams queda como ido al finalizar ese beso, sus ojos se cruzan con los de Steven.
Cuando una voz los vuelve a la realidad, ---- vaya Will es muy guapo tu novio,---
Steven mira a la joven que tiene el aroma del vampiro y un vientre abultado.
---- Steven, te presento a Sam Romanesco mi mejor amigo y su esposa Yoani, ---- dice Williams
---- ¿amigo, esposa?,--- Steven mira hacia Génesis qué ríe
--- así es somos amigos desde la secundaria, --- respondió Sam con una sonrisa
viene la calma en tu camino de cruzaron personas con un gran corazón