Luana Martínez es una joven de 23 años que ha dedicado su vida a la repostería, siguiendo los pasos de su madre en la pastelería familiar. A pesar de ser sociable y tener un fuerte vínculo con su hermano Mike, Luana es reservada y prefiere la tranquilidad de su hogar a las fiestas. Su vida da un giro inesperado cuando recibe una invitación a la fiesta de Logan Harris, un atractivo empresario de 27 años conocido por su vida social agitada y su carisma.
A medida que Luana se adentra en el mundo glamuroso de Logan, comienza a cuestionar sus propias limitaciones. Él, con su espíritu aventurero y despreocupado, es todo lo contrario a ella. A través de encuentros inesperados y conversaciones profundas, Luana se encuentra cada vez más atraída por su manera de ver la vida. Luana debe enfrentar sus miedos y abrirse a nuevas experiencias, mientras descubre que el amor puede florecer en los lugares más inesperados.
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Capítulo 19: La Espera
Logan
La tarde se deslizaba lentamente, casi como si el tiempo se estuviera burlando de mí. Sentado en mi oficina, miraba por la ventana, observando cómo la luz del sol comenzaba a declinar en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. La ciudad, con su bullicio habitual, parecía distante. Mi mente estaba atrapada en pensamientos de Luana y la cena que tendríamos más tarde.
Desde que me desperté esa mañana, una mezcla de emoción y nervios me había acompañado. Había pasado toda la mañana revisando la lista de tareas para el hotel, pero cada vez que miraba el reloj, me encontraba pensando en la cita. La idea de finalmente tenerla a solas me hacía sentir como un adolescente emocionado, y no podía evitar sonreír al pensar en ella.
El teléfono sonó, interrumpiendo mis pensamientos. Era Talia, mi amiga de toda la vida.
— ¡Hey, Logan! — dijo, su voz llena de energía. — ¿Qué tal va tu día?
— Hola, Talia. Todo bien. Solo un poco ansioso — admití, sintiendo que era el momento perfecto para desahogarme.
— ¿Ansioso? ¿Por qué? — preguntó, su tono cambio de inmediato,ahora parecía lleno de curiosidad.
— Esta noche tengo una cena con Luana. — La mención de su nombre hizo que una sonrisa se dibujara en mi rostro. — Estoy emocionado, pero también un poco nervioso.
— Eso suena genial. ¿Es otra cita oficial? — Talia parecía realmente interesada, y su entusiasmo era contagioso.
— Sí, lo es. Después de lo que pasó en la fiesta,el café,la tarde en la pastelería y en la cita en el parque, pensé que sería bueno tener mas momentos a solas para conocernos mejor. Pero, sinceramente, estoy un poco asustado. No quiero que se sienta incómoda.
— ¿Incomoda? Por favor, Logan. Si a Luana le gusta estar contigo, no hay forma de que se sienta incómoda. — Su tono era firme, casi como si intentara convencerme de algo que ya sabía en el fondo.
— Lo sé, pero siempre hay esa parte de mí que se pregunta si estoy haciendo lo correcto. ¿Y si no es tan divertida como creo? ¿Y si no tengo nada interesante que decir? — El torrente de inseguridades comenzaba a inundar mis pensamientos.
— Vamos, Logan. Eres un chico increíble, y Luana es afortunada de tener una cena contigo. Además, creo que ambos tienen una conexión especial. Recuerda la forma en que te miraba en la fiesta. — Talia tenía razón. Cuando pensaba en Luana, no podía evitar recordar lo bien que habíamos conectado, cómo nuestras risas se entrelazaban en medio de la música y el ruido de la fiesta.
— Tienes razón, pero siempre hay ese miedo de que algo salga mal. Mi última relación fue un desastre total, y todavía me aferro a ese miedo. No quiero que Luana termine sintiéndose decepcionada.
— Logan, cada relación es un riesgo. No puedes dejar que tu pasado te impida disfrutar del presente. Si sigues pensando en lo que podría salir mal, te perderás de lo que podría salir bien. — Sus palabras resonaron en mí, y me di cuenta de que tenía razón. Debía dejar aquel miedo de lado de una vez por todas,luego de la conversación con Gael y sobre estar seguro de hablar con honestidad con ella está noche,el miedo se había apoderado de mi otra vez,pero ya me encontraba mejor.
— Supongo que lo que necesito es un poco de confianza — dije, sintiendo que mis nervios comenzaban a calmarse. — La verdad es que quiero que esto funcione.
— Y funcionará. Solo tienes que ser tú mismo. Luana ya le gusta el Logan que eres. Solo mantén la conversación ligera y divertida. Pregúntale sobre sus intereses, escucha lo que tiene que decir. — Talia tenía una habilidad única para darme consejos en momentos como este.
— Gracias, Talia. Necesitaba escuchar eso. Me estoy esforzando por dejar de lado mis miedos y concentrarme en la cita. — Me sentía un poco más ligero, como si una carga se hubiera levantado de mis hombros.
— ¡Eso es! Recuerda que también es una cena para ella. Si a Luana le gusta estar contigo, no se preocupará por si eres gracioso o no. Solo relájate y disfruta. — Su tono optimista me animó aún más.
— ¿Tienes algún consejo sobre cómo romper el hielo? — pregunté, sintiendo que la ansiedad comenzaba a desaparecer.
— Habla sobre algo que ambos disfruten. La comida siempre es un buen tema. ¿Sabes si a ella le gusta la comida italiana? — preguntó, y me di cuenta de que no había pensado en eso.
— Sí, creo que sí. Le mencionaron que el restaurante tiene un buen tiramisú. — Sonreí al recordar cómo Luana había mencionado su amor por los postres.
— ¡Perfecto! Comienza por la comida, y a partir de ahí, deja que la conversación fluya. Pregúntale qué le gusta hacer en su tiempo libre. Eso siempre funciona. — Talia parecía estar en su elemento, dándome consejos como si fuera una experta en citas.
— Haré eso. Gracias por ser mi voz de la razón. A veces, me siento como si estuviera atrapado en mi propia cabeza.
— Eso es normal, pero no dejes que eso te detenga. Confía en ti mismo, y todo saldrá bien. Además, si las cosas no van como esperabas, siempre puedes hacer una broma sobre lo mal que te va en las citas. Eso siempre es un buen recurso. — Su risa era contagiosa, y no pude evitar reírme también.
— Tal vez. No sé si tengo tantas bromas en mi repertorio. Pero, si todo falla, siempre puedo hablar de la comida. — La idea de la comida como tema de conversación sonaba bien.
— Exacto. Y recuerda, la cena es solo una parte de conocerse. Lo importante es que ambos se sientan cómodos. Si hay química, la conversación fluirá naturalmente. — Talia tenía un talento especial para hacerme sentir mejor.
— Tienes razón. A veces, me preocupa demasiado. Solo necesito disfrutar del momento. — Me sentía más tranquilo, como si las palabras de Talia me hubieran dado un nuevo enfoque.
— Eso es lo que quiero escuchar. Ahora, ¿qué más tienes planeado para la tarde antes de la cena?
Miré el reloj en la pared y me di cuenta de que, en realidad, tenía un par de horas libres antes de la cena. — Creo que podría dar una vuelta por el centro, tal vez comprar algunas flores para Luana.
— ¡Eso suena perfecto! Las flores siempre son un buen gesto. — Talia sonó entusiasmada. — ¿Tienes alguna idea de qué tipo de flores le gustan?
— No estoy seguro, pero creo que algo simple y elegante funcionaría. Tal vez algunas rosas o lirios. — Empecé a imaginar cómo se vería Luana con un ramo de flores en sus manos, y una sonrisa apareció en mi rostro.
— Definitivamente rosas. Son clásicas y siempre hacen una buena impresión. Ve a buscarlas, y así tendrás algo bonito que ofrecerle al final de la cena. — La idea de las flores me animó aún más.
— ¡Haré eso! Gracias, Talia. Me has ayudado mucho más de lo que imaginas.
— Siempre estoy aquí para ti, Logan. Ahora, ve a comprar esas flores y prepárate para esa cita.Estare esperando todos los detalles.
— Lo haré y luego te contaré cómo fue la cita— respondí, sintiendo que la energía y la emoción comenzaban a apoderarse de mí.
Colgué el teléfono y me quedé sentado un momento, sintiendo cómo la anticipación crecía dentro de mí. Era una mezcla de nervios y entusiasmo, y en ese instante, supe que estaba listo para la cena de esta noche.
Me levanté de la silla y, con una sonrisa en el rostro, decidí que era hora de salir. Salí de mi oficina y me dirigí al centro de la ciudad, el viento soplando suavemente en mi rostro. Cada paso que daba me acercaba a la cena y a la oportunidad de conocer a Luana de una manera más profunda.
Mientras caminaba por las calles, admirando las luces y el bullicio de la ciudad, me sentí más confiado. Las palabras de Talia resonaban en mi mente, y me recordé que debía disfrutar del momento, sin pensar demasiado en lo que podría salir mal.
Entré en una floristería, el aroma de las flores frescas envolviéndome. Miré a mi alrededor, buscando el ramo perfecto. Finalmente, decidí por un hermoso ramo de rosas rojas y blancas, una combinación clásica que simbolizaba tanto la pasión como la pureza.
Con el ramo en la mano, salí de la tienda sintiéndome satisfecho. Miré el reloj y vi que el tiempo se acercaba a la hora de la cena. A medida que me dirigía al restaurante, mi corazón latía con fuerza, lleno de expectativa.
Al llegar, vi el lugar iluminado, con una atmósfera romántica que parecía perfecta para una cita. Entré, sintiendo la calidez del ambiente y el suave murmullo de las conversaciones a mi alrededor.
Me senté en la mesa que había reservado, y al hacerlo, una ola de nervios me invadió de nuevo. Pero esta vez, decidí que no dejaría que el miedo me controlara. Luana iba a llegar, y estaba decidido a disfrutar de cada momento con ella.
Mientras esperaba, imaginé cómo sería la noche. La conversación, las risas, y tal vez, si todo salía bien, el primer destello de algo especial entre nosotros. Con el ramo de flores a un lado, sonreí para mis adentros, listo para dar ese paso y abrir mi corazón.
La cena estaba a punto de comenzar, y en ese instante, supe que estaba preparado para cualquier cosa que viniera. Era el momento de dejar atrás mis miedos y abrazar la posibilidad de algo nuevo y hermoso.